Otro periodista asesinado
¬ Augusto Corro martes 5, Mar 2013Punto por punto
Augusto Corro
Mientras crece la lista de periodistas asesinados, las autoridades se hacen las sordas, mudas y ciegas.
En los últimos días hemos tratado el tema de las agresiones a “El Siglo” de Torreón, un diario sometido al acoso de los ataques de la delincuencia.
Las agresiones contra periodistas e instalaciones de medios se incrementaron a raíz de la fallida guerra contra el crimen organizado.
En las ciudades del interior de México, las bandas de hampones y caciques eliminan a todo aquél representante de los medios que se cruza en su camino. En estos días hemos comentado que en nuestro país es peligroso ejercer el periodismo.
La delincuencia que controla ciudades bajo el terror y la muerte no tienen obstáculos para eliminar a quién o quiénes le estorban.
La corrupción, lo hemos citado hasta el cansancio, dejó que la impunidad se convirtiera en un gigantesco monstruo activado por los sicarios.
Esta vez, la víctima fue Jaime Guadalupe González Domínguez, de 38 años, reportero de Ojinaganoticias.com.mx, un periódico digital en Ojinaga, Chihuahua.
El comunicador fue acribillado a balazos, “aparentemente para despojarlo de su cámara fotográfica”. Esto es lo que se supo de las primeras investigaciones, que suponemos continuarán hasta encontrar al asesino. Sin embargo, no debemos hacernos muchas ilusiones de que esto ocurra, porque cuando de asesinatos de comunicadores se trata, nunca se captura a los homicidas. Se trata pues de la impunidad total para los sicarios.
Según las noticias, González Domínguez fue atacado de la siguiente manera: “En el cruce de la calle Treceava con Trasviña y Retes, varios hombres armados le cerraron el paso, le dispararon a quemarropa y se llevaron la cámara. Testigos aseguraron que ningún otro objeto fue robado, por lo que se presume que el objetivo era exclusivamente obtener el dispositivo y su contenido”.
No hay que darle muchas vueltas al asunto. Los delincuentes iban por la cámara fotográfica, el elemento fundamental que, seguramente, guardaba las imágenes de los hampones y sus testimonios delincuenciales.
No les importó la vida del periodista, quien recibió 18 tiros. Fue una hazaña exagerada para compararla con un simple asalto. Como señalamos arriba, lo que sigue todos los sabemos. Cayó otro comunicador abatido por hampones y se agrega una raya más al tigre de la impunidad. El asesinato del periodista lesiona aún más a la sociedad mexicana que ve como mueren aquellos hombres dedicados a la comunicación.
Por lo visto, no hay manera de frenar las agresiones contra los periodistas.
Ya señalamos que las autoridades y las denominadas organizaciones no gubernamentales no actúan seriamente en defensa de los comunicadores. Hasta los senadores utilizan las tragedias de los comunicadores para adornar sus discursos demagógicos. ¿Qué pasó con la ley de protección a periodistas?
Es muy larga la lista de periodistas victimados en el sexenio de Calderón. ¿Y qué sucedió? Nada. En el sitio electrónico Ojinaganoticias.com.mx se lamentó el asesinato de González Domínguez en los siguientes términos:
“Ejecutan al reportero-director de este medio. Muy probablemente ésta sea nuestra última nota”. Pensamos que el cierre de ese medio de comunicación por las presiones de los narcos es un daño grave para una sociedad, cualquiera que esta sea. ¿Con qué derecho se coarta la libertad de expresión?
En fin, los expedientes de decenas de comunicadores asesinados se encuentran archivados. Así seguirán. El caso de González Domínguez será uno más en la gaveta de la impunidad. Ojinaga se ubica al este de Chihuahua, y es una zona disputada por bandas del crimen organizado que buscan el trasiego de drogas a los Estados Unidos.