Peña Nieto acaba con la “sana distancia”
Roberto Vizcaíno lunes 4, Mar 2013Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Como en el politburó soviético, hoy es jefe de gobierno, de Estado y de partido
- El aviso lanzado ayer por el Presidente indica que pronto caerán otros corruptos importantes
- Lo de Elba no es venganza: Madrazo; es una gran dirigente social: Fidel Herrera
El presidente Enrique Peña Nieto dio ayer un paso decisivo en la recuperación del control absoluto del Sistema Político Mexicano: aceptó ser formal y legalmente, el líder máximo del PRI.
Desde ayer Peña Nieto es quien encabeza al Consejo Político Nacional del PRI, el órgano de decisión y de deliberación más importante luego de la Asamblea Nacional, y cuyo seno se deciden desde remociones de la dirigencia nacional -o las estatales y locales-, hasta el lanzamiento y aprobación de candidaturas a todos los cargos de elección popular.
Con este paso Enrique Peña Nieto es desde hoy, Jefe de Estado, Jefe de las Fuerzas Armadas, Primer Mandatario y Jefe de su partido.
Dentro de los antecedentes de la política y del poder en el mundo, solo los dirigentes del Politburó de la URSS concentraban esos cargos.
Y es que dentro de las muchas reformas a los documentos básicos del tricolor realizadas por los más de 120 mil priístas durante 50 días de trabajo en la 21 Asamblea Nacional, se aprobó que el Presidente de la República, el priísta Enrique Peña Nieto formara parte del Consejo Político Nacional.
Esta es la primera vez que se aprueba el ingreso del Presidente de la República dentro un órgano de este partido.
Durante el largo período de la presidencia priísta, el liderazgo del mandatario en turno sobre su partido era extralegal, “de hecho”.
La obviedad nos dice que, como el militante con mayor jerarquía, Peña Nieto será hoy quien encabece a este órgano partidario. No sería lógico pensar que fuese un miembro con los mismos derechos y responsabilidades que los otros 1,400 que integran ese órgano partidario.
Ni qué decir que con la presencia del presidente Peña Nieto en la clausura de la 21 Asamblea Nacional y con el anuncio de su inclusión dentro de las estructuras formales de su partido, el mexiquense termina con la “sana distancia” decretada a fines de los noventa por el anterior presidente priísta, Ernesto Zedillo.
ELBA, APENAS LA PRIMERA
Y por si alguien se había perdido en el camino de lo que significa que Peña Nieto afirme que él “ejerce una presidencia democrática apegada a Derecho y que dé resultados concretos a los mexicanos”, él se encargó de recordárselo al señalar:
“Mi responsabilidad es lograr que México despliegue todo su potencial, no hay intereses intocables, el único interés que protegeré es el interés nacional… tomaré las decisiones que exige la transformación de México”.
En el mejor español, y para enterados, el aviso está dado: la cárcel no sólo es para Elba Esther, sino que hay otros en la mira.
¿Quiénes?
Su decisión nos lo dirá.
Esto se suma a lo que él mismo comentó también ayer, ante los casi 17 mil priístas y sus cúpulas reunidas en el Centro de Convenciones de Banamex, respecto a la creación de la Unidad de Transparencia y Acceso a la Información, que actuará dentro del Comité Ejecutivo Nacional del PRI.
Con esta unidad, dijo, “nos colocamos como partido a la vanguardia… hoy el PRI cuenta con un instrumento para marcar distancia y reprobar a aquellos militantes que en el ejercicio de su responsabilidad pública no estén a la altura ética que exige nuestro partido”.
Otra vez, lo obvio, indica que ya no será fácil llegar a candidaturas avaladas por el PRI, si se tiene cola que les pisen o pasado oscuro, y que los gobernantes y funcionarios emanados del PRI no podrán ampararse en sus posiciones para eludir una sanción o de plano una descalificación y desconocimiento si es que caen en corrupción, soberbia o prepotencia.
Esta unidad tendrá además su apoyo en la Comisión Nacional Anticorrupción que, dicen, pronto saldrá aprobada por el Congreso y con la que Peña Nieto pretende abatir sensiblemente los malos manejos y viejas prácticas de los gobernantes surgidos de todos los partidos y que operan hoy impunemente en todo el país, así como los funcionarios de todos los organismos públicos, ya sea en el Ejecutivo, en el Legislativo o en el Judicial.
Todo eso conjuntamente con las nuevas facultades y autonomía constitucional con que contará el IFAI, cerrará el cinturón contra la corrupción en todos los niveles de la vida del país.
Los otros cambios a estatutos y demás documentos básicos ya están demasiado manoseados: retirar candados para que se discuta y se apruebe una modificación al IVA y otro más para permitir la inversión privada e Pemex.
Todo eso se aprobó ayer por los asambleístas del PRI.
REVIVE EL TRICOLOR
Por lo demás lo importante fue ver cómo revivió el PRI. Cómo se colocó en el espacio de un partido “moderno” al realizar su clausura de la 21 Asamblea Nacional en el enorme salón del Centro de Convenciones de Banamex, un recinto con escaleras eléctricas y gigantescos ventanales que dan hacia el hipódromo de las Américas.
Ahí llegaron –afirman los organizadores; lo comprobaron los ojos de todos quienes asistimos-, unos 17 mil priístas, bien vestidos con sus camisas blancas y chalecos rojos con sus nombres y los emblemas partidarios en la espalda, o de plano camisas rojas y sombreros de palma.
Vinieron de todos los estados del país, con su música y sus porras, algunos vestidos autóctonos, pero todos con sus gafetes digitalizados que eran pasados por scaners en los arcos de vigilancia.
Todos en orden, y ubicados en sus lugares previamente definidos, sin nada de empujones o agandalles.
Al frente, a unos pasos del enorme estrado, estuvieron los notables: ex presidentes del PRI como Roberto Madrazo, Gustavo Carvajal, Adolfo Lugo Verduzco; ex gobernadores como Ulises Ruiz, Rubén Figueróa o Eliseo Mendoza Berrueto, hoy líder del Congreso de su natal Coahuila; y diputados y senadores, líderes obreros como Joaquín Gambóa Pascoe, dirigente de la CTM.
Un poco atrás fotógrafos y camarógrafos y reporteros.
Pero la gran masa era de fuera, de los estados.
SIN BIGOTE
Bien peinado, sin bigote, muy delgado debido a ser un corredor de fondo, Roberto Madrazo fue alcanzado por los reporteros a quienes dijo que su peor enemiga, “La Maestra” Elba Esther Gordillo no está en la cárcel debido a venganzas priístas, sino por su deshonestidad.
“No hay revancha… el PRI no busca revancha. El Presidente de México (Enrique Peña Nieto, su amigo) sólo aplica la ley, y como militantes nos corresponde fortalecer el estado de Derecho para que se siga aplicando la ley”, responde con ganas de salir pronto del encuentro con periodistas.
Madrazo no refleja ninguna animosidad al hablar del caso de “La Maestra”, quien fue quizá su peor pesadilla durante su campaña presidencial en 2006.
El tabasqueño, quien en los hechos se retiró de la vida partidaria desde su derrota en el proceso presidencial de hace 6 años, considera que Elba Esther no tiene secretos incómodos que contar desde la cárcel que pudieran hacer daño al PRI.
“Lo más importante es ver a un Presidente que aplica la ley y que se ajusta a ella, y me da gusto que el partido haya probado que tiene la facultad para poder señalar a quienes no están cumpliendo con la función pública, con los liderazgos de carácter social…
“En la aplicación de la ley no debe haber colores, la aplicación de la ley debe ser para todos, no selectiva, donde el que rige es el estado de Derecho, que tanta falta le hacía poner en vigencia en México. No hay miedo… hay una gran militancia en nuestro partido”.
Más cercano y afín a “La Maestra”, el ex gobernador veracruzano Fidel Herrera se conduele del trance carcelario que vive hoy su amiga.
“Lo de “La Maestra” es un tema muy delicado y, desde el punto de vista humano, muy sentido, porque se trata de una gran dirigente social que fue compañera de partido y en la Cámara, para quien tengo el más grande aprecio personal… a mí me hubiera gustado que la maestra hubiera cerrado el ciclo de su vida social de una manera diferente, pero es una realidad y ante la ley todos somos iguales”, dijo.
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