El gordillazo le gana simpatías a Peña
Roberto Vizcaíno jueves 28, Feb 2013Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Los delegados y dirigentes estatales del SNTE no hicieron nada; un pronunciamiento no significa nada
- La mayoría de los ciudadanos, políticos, funcionarios y sectores apoyaron al Presidente
- Elba Esther perdió el camino entre su natal Comitán y su liderazgo magisterial
Si estuviera en campaña, hoy Enrique Peña Nieto seguramente ganaría con quizá sobre el 70 u 80 por ciento de los votos, afirman conocedores.
Las simpatías de los mexicanos crecieron exponencialmente en su favor en apenas unas horas luego de que México fuera enterado que su gobierno había detenido a Elba Esther Gordillo.
El apoyo brindado por todas las fuerzas políticas, personajes diversos y organizaciones de todo tipo, se sumaron al encuentro sostenido anoche por los gobernadores del país y el Jefe de Gobierno del DF en Los Pinos, para respaldar el golpe judicial-penal contra “La Maestra”.
Pocos se perdieron de ver la imagen de la presidenta vitalicia del SNTE tras las rejas del Juzgado Sexto Penal, porque ello significó una especie de catarsis popular contra la corrupción y la impudicia.
Sólo la cúpula del SNTE reunida en Guadalajara y encabezada por el secretario general de esta organización, Juan Díaz de la Torre, se atrevió a expresar su apoyo y “cariño” a la dirigente defenestrada penalmente.
Pero eso sólo fue una argucia para no llorar. Los delegados a ese encuentro y los secretarios generales del magisterio de todo el país, saben que en los próximos días, semanas, tendrán que comenzar a decidir quién sustituye a “La Maestra” en el liderazgo del SNTE.
La opción de la liberación de Elba Esther no está en la mesa de diálogo de Peña Nieto. El golpe está dado, y no hay vuelta atrás. El expediente abierto y construido sobre 6 voluminosos tomos por el procurador Jesús Murillo Karam tiene el soporte suficiente para dejarla varios años en la cárcel. Y este expediente crecerá con otros asuntos y pruebas que se siguen investigando y abriendo, según se sabe.
Es decir, esto es apenas el principio de su caída.
CUIDADOSOS
Esta muestra indudable del carácter y profundidad del presidente Enrique Peña Nieto, define además su estilo. En la aprehensión de la dirigente magisterial no hubo excesos. Nada de presentarla a los medios en el hangar o en la PGR como ocurría en el sexenio de Felipe Calderón. Nada de someterla al asedio de los medios.
Nada de fotos ni videos de escarnio. Siempre se le aplicó el llamado “buen proceso”, con un representante de la Comisión Nacional de Derechos Humanos al lado, con atención médica, con trato respetuoso, pero firme.
Nadie la vio hasta que apareció el mediodía de ayer en la ventanilla del Juzgado. Y ahí el secretario de actas cumplió limpiamente con su cometido, dejando testimonio que se le brindaron todas las recomendaciones y garantías.
Ella se mostró serena, ya sin los afeites ni las alhajas que la acompañaban en exceso. Apenas detenido el cabello con una liga, en forma de cola de caballo. La cara tal cual hoy es.
Así llegó y así se fue en su primera comparecencia.
EXHIBICIÓN
Peña Nieto y su equipo cercano acertaron. No tenían que hacer nada más que detenerla, y enjuiciarla, para que lo demás ocurriera.
Fueron los medios y sus enemigos quienes ayer se dieron vuelo exhibiéndola en su opulencia, en su derroche, en su insaciable impudicia.
Poniendo ante los ojos de los mexicanos lo que fue hasta anteayer Elba Esther Gordillo Morales a través de sus casas en México y en el extranjero, las de Isla de Coronado enfrente de San Diego, sus autos, sus joyas, el recuento de sus vestidos de los más reconocidos diseñadores, sus gustos, las listas de sus gastos por millones de dólares, el chorro de millones y millones de pesos succionados de las bolsas del SNTE para ir a dar a cuentas en Suiza y otros lugares, la succión de recursos sin límite alimentada por las cuotas de los maestros y por las prebendas y concesiones otorgados por los gobiernos anteriores, los de los últimos 24 años, desde que ella, por un golpe y la decisión de Carlos Salinas, se convirtió en dirigente del SNTE en sustitución de Carlos Jonguitud Barrios, con quien trabajó unos veinte años.
ORIGEN
Una Elba Esther que nada tiene que ver con la de su origen de maestra rural que surgió de una familia desmembrada de Comitán, Chiapas, y que vivió durante sus primeros años de vida en la estrechez económica más dura, que sufrió de la mano del desprecio y maltrato de un abuelo que, por castigar a la hija por haber huido con un agente viajero, se cebó sobre sus nietas.
Elba Esther estudió para maestra rural porque era el camino más rápido en Comitán para trabajar y ayudar a su mamá a salir delante de aquella situación.
Eso era cuando conoció a su primer marido, un dirigente del Partido Comunista de apellido Montelongo, padre de su primera hija, Mari Cruz, y a quien perdió a pesar de haberle donado un riñón.
Montelongo la sacó de Chiapas y la trajo a Neza, a hacer trabajo ideológico entre el magisterio del oriente del Estado de México. A la muerte del padre de su hija, como suele ocurrir en otros casos, ella asumió el papel del liderazgo que él no llegó a cubrir.
Su activismo atrajo la atención del líder nacional del SNTE, del potosino Carlos Jonguitud Barrios.
Este intentó someterla, no pudo. Luego ordenó combatirla, tampoco tuvo éxito. Fue cuando decidió sumarla.
Desde entonces –a mediados o fines de los sesenta del siglo pasado-, ella vive dentro de la cúpula magisterial.
Ahí se casó de nuevo, con el profesor Francisco Arreola, padre de su segunda hija, de Mónica, hoy senadora.
Los cargos sindicales terminaron por separarlos, pero no divorciarlos. Él operaba en el área de finanzas y ella en otras secretarías. A través de todos estos años han seguido unidos por el sindicalismo, la familia… y el dinero.
El profesor Arreola se ha convertido a través de todos estos años en el principal operador financiero de ella. Si alguien sabe del origen y destino de todos los dineros que han salido del SNTE hacia ella, es justamente él.
LOS ALIADOS
Durante los últimos 24 años Elba Esther no sólo se ha dedicado a derrochar los bienes del magisterio, sino que intentó construir un liderazgo social con base en el apoyo de intelectuales y causas democráticas, y rodeándose de un importante grupo de políticos.
Así hacia finales de los noventa formó parte del llamado grupo San Ángel, en el que convivió y luchó al lado de personajes como Vicente Fox, Sergio Aguayo, Adolfo Aguilar Zinser, Jorge G. Castañeda, Santiago Creel, Carlos Fuentes, Amalia García, Enrique González Pedrero, Miguel Ángel Granados Chapa, David Ibarra, Enrique Krauze, Guadalupe Loaeza, Lorenzo Meyer, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Jesús Reyes Heroles (hijo), Demetrio Sodi de la Tijera y Alfonso Zárate, entre otros.
Tiempo después, hacia fines de 2003, como exdirigente de la CNOP y como secretaria general del PRI al lado de Roberto Madrazo, fue nominada como diputada federal y coordinadora de la fracción tricolor en aquella legislatura.
Perseguida por el conflicto (se ha peleado con prácticamente todos con quienes ha establecido relaciones de amistad, amor, política o dinero), la mayoría de su bancada la desconoció y designó a Emilio Chuayffet como su sustituto.
Ella formó de inmediato el Grupo Fuerza Renovadora integrada con 61 diputados del PRI, con el cual intentó provocar una ruptura interna en el tricolor.
En ese grupo estuvieron personajes que hoy forman parte predominante del gobierno de Peña Nieto: Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Turismo; Francisco Rojas Gutiérrez hoy director de la CFE; Roberto Campa Cifrián y otros.
En ese grupo había diputados priístas de Guerrero, Puebla, Hidalgo, Veracruz, Tamaulipas, Sonora, Coahuila, Jalisco, Nuevo León, Yucatán y Chiapas y entre ellos 9 presidentes de comisiones; 25 secretarios de comisiones; 27 vice o coordinadores estatales.
Luego se enfrascó en una dura pelea con Roberto Madrazo que la hizo aterrizar dentro del llamado Tucom, integrado por el entonces coordinador de los senadores tricolores, el sinaloense Enrique Jackson Ramírez, hoy secretario técnico del Consejo Político Nacional del PRI; Francisco Labastida; los ahora ex gobernadores Arturo Montiel, Manuel Ángel Núñez Soto, Enrique Martínez y Martínez (hoy secretario de Agricultura), Natividad González Parás, Eduardo Bours, Tomás Yarrington y Miguel Alemán.
En los años recientes peleó públicamente contra su ex aliado Miguel Ángel Yunes y le pegó una severa exhibida al presidente Felipe Calderón al señalar públicamente que gracias a ella él era Presidente.
Hoy Elba Esther Gordillo, lejos, muy lejos de Comitán y sin guantes para poder pelear contra nadie, está en la cárcel.