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¬ José Antonio López Sosa jueves 28, Feb 2013Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Decía don Benito Juárez “a los amigos la justicia y la gracia, a los enemigos la justicia a secas”.
Esa constante forma parte de la idiosincrasia de la clase política mexicana, donde la justicia lejos ser ciega, tiene ojos que refieren a los enemigos de un régimen, de un partido o de un político.
Evidentemente la detención de Elba Esther Gordillo Morales no requirió -hasta donde entendemos y creemos-, de sembrar delitos como fue el caso de Joaquín Hernández Galicia “La Quina” en los albores del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, donde la fuerza presidencial se impuso al liderazgo caciquil de uno de los sindicatos más fuertes y adinerados del país, el de petroleros.
En este caso parece que bastó investigar a fondo esas irregularidades que el senador Ernesto Cordero -ex secretario de Hacienda- dice que no vieron durante la administración de Felipe Calderón, para concretar el caso.
Ahora bien, no podemos obviar el distanciamiento político entre Elba Esther Gordillo y Enrique Peña (también con el secretario de Educación, Emilio Chuayffet) sobre todo por el tema de la reforma educativa. Así las variables se acomodan para dejarnos ver que la justicia sí actuó, pero que el aderezo político estuvo implicado.
Hay muchos otros liderazgos que merecen ser investigados y en todo caso, sancionados.
El caso más claro es del líder petrolero Carlos Romero Deschamps, actual senador de la República en cuya persona han recaído cuantiosos escándalos por dispendios y excesos cual millonario, lo mismo que en su estirpe.
El problema con Romero Deschamps es que, por un lado es senador -con toda la protección que el cargo le otorga- y por el otro, que es priísta, del mismo partido que el presidente Peña Nieto.
No podemos asegurar la delincuencia de Romero Deschamps, eso lo tendrá que determinar un juez, sin embargo, si el presidente Peña Nieto quiere ganar la credibilidad ciudadana en torno al ataque a los liderazgos corruptos, deberá investigar también a este individuo y comprobar a la ciudadanía, si sus bienes, gastos y nivel de vida, corresponden a lo que lícitamente ha ganado en sus años como trabajador petrolero y en todo caso, con su dieta sindical.
Otros liderazgos menores -y no por ello poco importantes- como el de Víctor Flores, líder del sindicato ferrocarrilero, y Víctor Fuentes, líder del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), ambos también priístas serán otro punto medular para comprobar si esa frase de Juárez tiene vigencia o no en la administración de Enrique Peña Nieto.
Podemos llenar esta columna con más nombres, políticos, líderes sindicales y empresarios, por cierto, otra investigación pendiente es la relativa a Gastón Azcárraga y el caso Mexicana.
Las malas lenguas dicen que están presionando a la juez para que Mexicana de Aviación se declare en quiebra después de septiembre, de este modo habrá prescrito cualquier acción legal contra Gastón Azcárraga y sus asociados.
Comenzó con el pie derecho la administración de Enrique Peña en este sentido, sin embargo, no es suficiente, hay más en la lista que de no investigarse, nos hará pensar que fue tan sólo una venganza política, como la de Calderón contra el SME o, la de Salinas contra “La Quina”.
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