Protesta
¬ Augusto Corro martes 26, Feb 2013Punto por punto
Augusto Corro
En la frontera norte los mexicanos se enfrentan a un sinnúmero de agresiones e injusticias. La lista de víctimas incluye a mujeres, hombres y menores de edad.
En ninguno de los casos que van registrados se nota el interés de hacer justicia.
Nos ponemos a pensar cómo actuaría Estados Unidos si esas agresiones las recibieran sus ciudadanos por parte de las autoridades mexicanas. Seguro que ya tendríamos en nuestro territorio a los “marines”.
Porque los estadunidenses son muy celosos por el trato de sus connacionales en otros países, pero poco cuidado tienen para impartir justicia a las personas que son agraviadas en la frontera.
Los hechos son múltiples y todos tienen una fuerte dosis de injusticia, de profundo dolor humano por el ser querido asesinado o lesionado.
Como en los casos mencionados se encuentran gente humilde, los hechos en los que abusaron las autoridades estadunidenses poco se conocen. Las noticias son para consumo local.
Lo anterior viene a colación, porque en la garita de San Ysidro, en Baja California, un grupo de huérfanos y parientes de personas agraviadas se dieron cita para exigir justicia.
Para empezar, entre quienes protestaban se encontraban los cinco hijos menores de Valeria Tachiquín, quien pereció al ser baleada por un patrullero, a menos de un metro de distancia.
También se dieron cita los vástagos de Anastasio Hernández. Este hombre fue esposado, golpeado y torturado con descargas eléctricas. No soportó los golpes y murió.
En esa conmovedora reunión, los asistentes, afectados profundamente por la pérdida de sus seres queridos, solamente se veían los rostros bañados por las lágrimas.
Uno de los deudos, Jesús Carlos Lamadrid, micrófono en mano dijo: “quiero que me digan por qué mataron a mi hermano, si nada más estaba jugando”.
En el presente en los Estados Unidos se discuten reformas a las leyes migratorias. Es posible que este mismo año en el vecino país se cuente con códigos más elásticos para un trato más humano a quien llega a su país en busca de trabajo, sin la documentación correspondiente.
Dirigentes de los derechos humanos de los inmigrantes y de los trabajadores exhortarán a las comunidades de latinos para alzar su voz, durante la semana del 7 de abril próximo.
Los planes de los líderes mencionados incluyen educación cívica, marchas, manifestaciones, reuniones en las comunidades e iglesias.
También se buscarán entrevistas con los legisladores para la aprobación de un proyecto de ley que firme el presidente Obama, en el cual se asegure que los 11 millones de indocumentados que viven y aportan todos los días a este país (Estados Unidos) puedan obtener la ciudadanía.
Así pues, la maquinaria se mueve en diferentes ángulos y el deseo de millones de inmigrantes de convertirse en ciudadanos estadounidenses podría convertirse en una realidad, más acorde con los tiempos que vivimos.
Claro, las nuevas leyes tendrán que contemplar el respeto a los derechos humanos. En este caso concreto, es evitar el maltrato de las autoridades hacia los extranjeros, principalmente a los mexicanos que intentan trabajar en el vecino país.
En el mitin frente la garita de San Ysidro, efectuada el fin de semana, se informó que los padres y abuelos de los menores que participaron en la protesta se entrevistarán hoy martes, en Washington con los legisladores, a quienes les pedirán que en las reformas migratorias se incluya una ley que castigue a los autoridades cuando cometan abusos de poder.
¿Se podrá cambiar el pensamiento de trogloditas de los patrulleros y oficiales fronterizos? ¿Alguien tiene la respuesta?