¿Estamos ante super Murillo Karam?
Roberto Vizcaíno viernes 22, Feb 2013Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Debe resolver lo de 28 mil desaparecidos y 70 mil muertos de Calderón, y capturar a corruptos del régimen anterior
- Aguirre Rivero y Beltrones hacen como que no hay conflicto, pero no rinden posiciones encontradas
De los 20 presidentes de México desde 1917 a la fecha, sólo Lázaro Cárdenas y Luis Echeverría han sido tan activos como Enrique Peña Nieto.
No es broma, a casi tres meses de iniciado este sexenio, los 17 funcionarios que integran el Gabinete Legal (16 secretarios y el procurador general), más los del primer círculo del mexiquense, duermen poco, comen cuando pueden y han perdido la convivencia familiar y de amistades de sábados y domingos.
Peña Nieto los llama con frecuencia y hay quienes a las 11 o 12 de la noche aún están en sus despachos. Y la tarea se abulta cada día, a cada nuevo programa y encargo.
“Tiemblo cuando Peña invita al jefe a un acto o a una gira”, me comentó el otro día un amigo mío, colaborador de un secretario.
Y es que el “jefe”, cada que va con Peña, regresa con más tarea.
Pero de entre todos los del gabinete, quizá no haya uno que tenga tanto quehacer, de tanta inmediatez y de tan alto impacto como el Procurador General de la República, el hidalguense Jesús Murillo Karam.
A este funcionario se le acumulan los asuntos cada 24 horas. ¡Y vaya asuntos!
Murillo tiene la tarea de indagar cuántos son los “desaparecidos” en el país –entendidos estos por quienes fueron levantados por el narco y el crimen organizado y que no se sabe dónde han quedado, ni qué fue de ellos–, y además se le ha encargado la responsabilidad de darles a sus familiares y al país una explicación de dónde están y que hicieron con ellos.
Hace apenas un par de días el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y Murillo Karam dieron a conocer que dentro del Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia de la PGR encontraron una lista de 27 mil 523 desaparecidos que no se había hecho pública porque estaba clasificada como un asunto de inteligencia.
Este documento, afirmó Murillo, servirá para iniciar la investigación general de este delicado asunto.
Adicionalmente debe además precisar cuántos muertos dejó la Guerra de Calderón contra el crimen organizado que se supone hasta ahora suma quizá los 70 o 75 mil caídos, y definir cuántos de estos eran civiles que nada tenían que ver con el narco u otro tipo de delitos.
El Procurador tiene además que resolver a fondo lo del estallido del edificio B-2 del Centro Administrativo de Pemex.
Y ahora tiene que iniciarle proceso a quienes han sido acusados por la Auditoría Superior de la Federación por un desvío de casi 400 millones de pesos en la construcción de la Estela de Luz.
Entre ellos hay altos funcionarios del régimen panista de Felipe Calderón y ejecutivos de las empresas constructoras que participaron en ese proyecto.
Murillo debe además definir qué hacer con las figuras del arraigo y los testigos protegidos tan usados por la administración anterior, y con algunos casos evidentes de injusticia como el de los generales y otros militares encabezados por Tomás Ángeles Dauahare y Roberto Dawe González.
Este caso tiene todo el perfil de una venganza de parte del titular de la Defensa anterior, el general Guillermo Galván, dentro de una maniobra para quitar al primero de la posibilidad de ser su sucesor.
Y por si fuese poco, Murillo tiene que lidiar con la reestructuración de la PGR a la que se encontró absolutamente desarticulada, pulverizada.
“Yo le diría que me voy a tardar todavía un mes más de trabajo, por lo menos un mes más para hacer un trabajo serio y volver a rehacer la Procuraduría; por ejemplo, el área de inteligencia está perdida y por eso estaba perdida esta información, perdida o guardada, lo que ustedes quieran llamar, por esa pulverización”, explicó Murillo al dar a conocer la lista de desaparecidos.
Por lo pronto Murillo tiene ante sí la investigación y aprehensión de los responsables del desfalco por lo de la Estela de Luz, entre quienes aseguró habrá algunos funcionarios conocidos del calderonismo.
SIN TREGUA
Luego del llamado del presidente Enrique Peña Nieto para que actúen con prudencia y vayan al diálogo, el gobernador de Guerrero Ángel Aguirre Rivero y el coordinador de los diputados federales del PRI, el sonorense Manlio Fabio Beltrones hicieron como que bajaron las armas, pero persistieron en su desacuerdo por el asunto de los guardias comunitarios.
Aguirre –a quien el legislador calificó de briagadales–, invitó sonriente a Beltrones al diálogo y a visitar Guerrero, pero antes soltó: “podría (en respuesta al señalamiento del sonorense de que es un bebedor) hablar de cuestiones personales del legislador priísta, pero que no lo haré por respeto a su familia”.
¿Qué le sabe Aguirre a Beltrones que tiene que ver con su familia?
A su vez Beltrones se dijo abierto al diálogo con Aguirre, pero insistió en que apoyar a guardias comunitarios es alentar la formación de guardias blancas y a una violación del Estado.
Aseguró que no hay ninguna confrontación con Aguirre sino una exposición de opiniones distintas.
En fin…