Los 21 del PRD
Ramón Zurita Sahagún miércoles 5, May 2010De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Llegar a la mayoría de edad antigua no le proporcionó al PRD la madurez que dicen ocurre al arribar a la edad adulta, como tampoco la había alcanzado al llegar a la mayoría de edad actual.
En ninguno de los dos momentos, el partido del sol azteca mostró su plenitud como organismo político, dejando ver que conforma avanzan los años crece con ellos la descomposición interna, su pérdida de identidad y persisten las crisis que amagan con terminar con esta opción política de izquierda.
Fundado el cinco de mayo de 1989, el PRD asomó como una opción viable de una izquierda moderna, alejada del conceptualismo y del radicalismo de los comunistas, troskistas y socialistas que durante décadas no consiguieron posicionamiento alguno dentro de la estructura política mexicana.
Conformado por militantes de distintas tendencias vinculadas a la izquierda, pero dominado por los ex priístas, el Partido de la Revolución Democrática se manejó los primeros años como una izquierda moderada, dejando que su principal rival a vencer no era el partido en el gobierno sino sus propias corrientes internas y los dirigentes de las mismas.
Empezar a ganar elecciones no le fue difícil, ya que se nutrió de políticos inconformes con su partido que no los postulaba a los cargos de elección popular.
De esa forma, los primeros triunfos importantes del perredismo ocurrieron con ex militantes priístas que como Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Ricardo Monreal Ávila, Alfonso Sánchez Anaya y Leonel Cota Montaño, ganaron los comicios para gobernar el Distrito Federal, Zacatecas, Tlaxcala y Baja California Sur.
Siguieron con la misma tónica, pero fueron más allá y concretaron alianzas con el PAN y ganaron los comicios en Nayarit, Antonio Echevarría Domínguez, y Chiapas, Pablo Salazar Mendiguchía.
Su nueva figura emblemática, otro ex priísta, Andrés Manuel López Obrador, ratificó la victoria en el Distrito Federal y por fin, surgieron las primeras figuras verdaderas de militancia de izquierda en ganar elecciones de gobiernos estatales, con los triunfos de Lázaro Cárdenas Batel en Michoacán y ratificando la tendencia de izquierda de Zacatecas, con la victoria de Amalia García Medina.
Zeferino Torreblanca mostró el pragmatismo de la izquierda al postular a un empresario moderado como su candidato al gobierno de Guerrero, el que arrebató al partido tricolor, regresando a los ex militantes priístas para conseguir triunfos estatales en las figuras de Leonel Godoy en Michoacán y Juan José Sabines en Chiapas. Un inodoro Narciso Agúndez Montaño y un brioso Marcelo Ebrard otorgaron nuevas victorias para el perredismo en Baja California Sur y Distrito Federal.
Y aunque la tendencia electoral del perredismo va a la baja, se mostró fortaleza para conservar algunos de los enclaves conquistados en las urnas:
Distrito Federal, Michoacán, Zacatecas, Baja California Sur y Chiapas, dan cuenta de del refrendo perredista en los gobiernos locales, mientras que Tlaxcala fue solamente una quimera de gobierno de seis años, arrebatado por la derecha.
El clímax de la expresión perredista se vivió en la elección del 2006, cuando estuvieron a medio punto porcentual de ganar la Presidencia de la República con un candidato atractivo y carismático para ese momento, Andrés Manuel López Obrador.
Sin embargo, una serie de acciones desafortunadas llevaron al partido del sol azteca a un peligroso declive en el que actualmente se encuentra.
La situación en la que se encuentra el perredismo actual es peor a la de su fundación, ya que continúa recurriendo a la nominación de candidatos provenientes de otros partidos (principalmente ex priístas), algunos de ellos con una militancia en la izquierda y otros ajenos a ella.
Las bajas votaciones obtenidas en los pasados comicios federales y locales, los orillaron a establecer nuevamente lazos de alianzas y coaliciones con la derecha, aunque fueron relegados mayormente en la postulación de candidatos.
Pocas posibilidades de triunfo se le otorgan a esas alianzas, si acaso en uno o dos de los estados darán una pelea real a los candidatos postulados por el PRI, mientras que en los restantes en los que van solos o en alianza con los otros partidos de izquierda, pocas posibilidades de triunfo se le conceden.
Pero sin que resulte novedad, por la frecuencia con que la viven, los perredistas llegan al cumpleaños 21 de su partido envueltos en una lucha intestina donde los resultados electorales servirán para desatar una nueva disputa por el control del partido.
De esa forma, se advierte que el futuro del partido del sol azteca es sumamente confuso y que la permanencia de su dirigente nacional, Jesús Ortega Martínez, se encuentra atada a delgados hilos electorales que mostrarán muy pronto su fragilidad.
La crisis del PRD es tan grave que sus principales activos del pasado se encuentran distantes del partido, unos por decisión propia, otros relegados, los menos inmersos en otras opciones políticas y sin claridad para que unidos retomen el proyecto de un partido ágil y moderno que convoque a la ciudadanía para respaldarlos en las urnas.
*Gerardo Buganza Salmerón, ex panista, ex senador, ex diputado federal y ex candidato al gobierno de Veracruz, denunció una serie de amenazas en su contra por su decisión de abandonar al partido blanquiazul.
Sin señalar a posibles responsables de las amenazas, el político veracruzano anunció que no desistirá en sus propósitos de seguir adelante en ese campo y consideró que se trata de acciones ridículas.
Como se recuerda, Buganza Salmerón era el panista mejor posicionado en las encuestas, muy por arriba de los otros aspirantes del blanquiazul, aunque una decisión cupular del dirigente nacional César Nava Vázquez, postuló al hoy candidato Miguel Ángel Yunes Linares.
El ser descartó de la candidatura llevó a Buganza a renunciar a su partido y buscar otros caminos de la vida política, por lo que se presupone que las amenazas pueden derivar de ello.