Por reeditar la “renovación moral”
¬ Claudia Rodríguez jueves 21, Feb 2013Acta Pública
Claudia Rodríguez
No sólo los políticos, los eclesiásticos, los empresarios y todos aquellos encumbrados en el poder, son los que requieren una dosis de renovación moral, sino incluso millones de quienes por este México transitamos nuestras vidas.
Las inmorales historias de los encumbrados las conocemos, las repetimos, las comentamos pero si hasta ahí nos quedamos como sociedad, quizá sea porque no podemos “arrojar la primera piedra”.
He escuchado tantas cosas en los últimos días, vivido en carne propia y visto en las mismas calles por las que transito a la impunidad reinante en diversos ámbitos, que la mañana de ayer desperté con aquella idea de la “renovación moral” de Miguel de la Madrid, con la que promocionó su campaña como candidato a la Presidencia que al final ganó para continuar con los gobiernos priístas de 1982 a 1988.
Ese frase de campaña, la de la “renovación moral de la sociedad”, caló hondo en todos los mexicanos, pues era algo así como el que el propio partido hegemónico en el poder, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), reconociera que las corruptelas y el nepotismo sobre todo, estaban llevando al traste a una nación con infinidad de posibilidades de crecer y desarrollarse.
Ya como presidente de México, Miguel de la Madrid dio origen a la Contraloría General de la Federación con carácter de Secretaría de Estado, con la que se intentó cerrar “el arca” a los funcionarios, por aquello de que “en arca abierta hasta el más justo peca”.
Pero lo poco que se logró con De la Madrid bajo esa idea de la moral y el buen comportamiento de quienes manejan el dinero de los mexicanos, se derrumbó con uno de los primeros terribles escándalos del ámbito electoral, cuando en 1988, pese a que las encuestas de opinión daban una amplia ventaja a Cuauhtémoc Cárdenas el candidato de izquierda y al panista Manuel J. Clouthier sobre el priísta Carlos Salinas de Gortari, en las horas posteriores a la jornada electoral de orden federal, el sistema de cómputo de conteo de votos se detuvo y desde la Secretaría de Gobernación su entonces titular y a la vez presidente de la Comisión Federal Electoral, Manuel Bartlett Díaz, se informó:
El sistema “se cayó”. Con lo que se intentó decir de manera muy coloquial que se habían dejado de recibir datos desde los distritos electorales.
La renovación moral —lo poco que se concretó de la promesa de campaña de Miguel de la Madrid—, se interrumpió justo en una de las partes que hoy generan más suspicacia entre la sociedad mexicana, y que fue también el punto de partida para la creación de un Consejo Electoral independiente a los partidos políticos.
Más la paradoja es que el mismo está lleno de militantes de uno u otro instituto político.
La renovación moral es algo que deberíamos reeditar en todos los ámbitos, absolutamente en todos, pues remontar la empinada pared casi vertical que tenemos que recorrer como sociedad, será difícil de escalar si todos queremos pasar unos sobre otros.
Acta Divina… La campaña presidencial del priísta Miguel de la Madrid Hurtado, tuvo como tesis principal y lema la “renovación moral de la sociedad”, para fiscalizar y perseguir a los administradores públicos corruptos, junto con otras seis tesis más que fueron: “nacionalismo revolucionario”; “democratización integral”; “sociedad igualitaria”; “descentralización de la vida nacional”; “desarrollo, empleo y combate a la inflación”; y “planeación democrática”.