Presiones
Francisco Rodríguez jueves 21, Feb 2013Índice político
Francisco Rodríguez
¿Cuáles émbolos se necesitan para presionar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia? ¿Quién o quiénes pueden presionarlos? ¿Qué mecanismo convierte en dóciles corderos a los togados?
Tales preguntas debieran ser naturales tras conocer que, cuando menos en el caso de la señora Florence Cassez, los integrantes de la primera sala de la Corte sufrieron todo tipo de presiones para no liberar, el año pasado y apenas ahora, a la acusada y sentenciada por el gravísimo delito de secuestro, luego de que se demostrara palmariamente que el proceso judicial al que fue sometida violó sus más elementales garantías.
¿Por qué sucumbieron ante las presiones los máximos jueces del país? ¿Los presionó Calderón, quien entonces ocupaba Los Pinos?
¿Acaso su secretario de Seguridad Pública, quien irresponsablemente manipuló no sólo a los medios, sino a las leyes?
¿Alguno de los varios secretarios de Gobernación de la época, cuando no estaban entretenidos dando permisos para la instalación de más y más casinos?
¿Tal vez el fisco que –amnistía de por medio— hoy a todos perdona? ¿Qué debe el presidente de la Primera Sala de la SCJN, Jorge Mario Pardo Rebolledo -amén de que fue propuesto por Felipe Calderón para que se convirtiera en ministro-, que cedió a las presiones? Y el ponente de hace casi un año -demandaba la libertad inmediata de la señora Cassez-, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, ¿qué lo hizo recular?
¿Por qué, ahora, doña Olga María del Carmen Sánchez Cordero de García Villegas dilató tanto -hasta ya bien concluida la fallida administración del repudiado Calderón- en presentar su proyecto de dictamen en torno al caso Cassez?
¿Y los demás señores ministros integrantes de esa Primera Sala? ¿Qué deben? ¿Qué los hizo doblarse? ¿La amenaza del secuestro de un hijo o cualquier otro pariente? ¿Dar a conocer reales o supuestos conflicto de interés? ¿Hacer públicos sus patrimonios?
Todos ellos, gobernantes y ministros, han mandado un mensaje terrible, peligrosísimo, a los gobernados: Que tenemos una SCJN que es susceptible a las presiones… como también puede serlo al halago, a las prebendas, a…
RETROCESO INSTITUCIONAL
Que el Ejecutivo presione al Judicial para obtener fallos “a modo” indica que, durante el calderonato, el país siguió viviendo una “presidencia imperial” -como la califican ciertos autores-, donde los deseos del inquilino y, como fue el caso, el ocupante de Los Pinos, son órdenes. Órdenes que, todo indica, en algunos casos se cumplen hasta transexenalmente.
Nada de división de poderes. Nada de que los tres están constitucionalmente jerarquizados en el mismo nivel. Nada de eso. En México, el Presidente es el rey sexenal, el emperador de dos trienios, el zar de tres bienios, el dueño de vidas y haciendas. Actúa en consecuencia.
Lo peor es el papel cortesano de las señoras y señores ministros.
Corte, al fin y al cabo.
El mensaje es peligroso porque el Ejecutivo agrede a la Justicia. Los “grilla”. Y los jueces no están en la pelea política. No son un diputado o un senador que a veces insultan y vienen otros y contestan.
Los jueces callan. Y, entonces, reciben los insultos callados.
Esto es un acoso enorme.
Pero se sobreponen. Nuevo clima. Ya sin Calderón, sin García Luna sin ningún otro de los funcionarios surgidos del PAN y de la complicidad entre blanquiazules, cesaron las presiones.
Y ayer actuaron en apego a la justicia. No exculparon a la señora Cassez. La liberaron porque no se le respetó el debido proceso al que todos tenemos derecho.
Y ese es un gran paso que empieza a dejar atrás los montajes televisivos, los testigos a modo, las presentaciones ante los medios de “culpables” a quienes ni siquiera han sido consignados ante las autoridades judiciales…
¿Qué hacen los ministros para quitarse las presiones de encima? Esperar. Dejar que pase el tiempo. Que terminen los sexenios, nada más.
Índice Flamígero: Miente Felipe Calderón, para no variar. En su cuenta de Twitter y desde Cambridge, Massachusetts, el michoacano recién se autoelogió por el éxito de “Todos Somos Juárez” que, dice, abatió la violencia y reconstruyó el tejido social de la ciudad fronteriza chihuahuense, tras el envío de policías federales y de elementos del Ejército. La verdad –llega un mensaje a mi buzón—, “los de la PFP sólo vinieron a extorsionar a la gente. Muchos de ellos llegaron con una maletita y al retirarse se iban con cajas y cajas de electrodomésticos y electrónicos”. Todo debido a la extorsión a la ciudadanía. De eso, claro, no twittea Calderón.
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