El Niño Verde en “El Torito”
¬ Augusto Corro martes 19, Feb 2013Punto por punto
Augusto Corro
No se trata de nada nuevo, se trata de un escándalo más de un miembro de esa clase privilegiada integrada por los legisladores.
Resulta que el propietario del Partido Verde, el senador Jorge Emilio González, amaneció en “El Torito”, debido su borrachera.
Antes de ser conducido a ese reclusorio, el legislador argumentó el tradicional influyentismo que practica, sin contemplación, nuestra sagrada clase política. Sin embargo, Jorge Emilio González se encontró con funcionarios públicos honestos que cumplieron estrictamente con su obligación: aplicar el alcoholímetro y todo aquél que no supere la prueba debe ser enviado al reclusorio.
“El Niño Verde”, como se le conoce al tal senador, gracias a su “padrinos” ha logrado burlar a la justicia en otros alborotos. No fue el caso del domingo en la minutos después de la media noche cuando, ebrio, conducía su Mercedes Benz, placas 224XSS.
(Como se ve, los Mercedes Benz están de moda en la clase privilegiada del Poder legislativo). Hace varios días, un diputado colocó la charola de la Cámara al portaplacas de su vehículo, también un lujoso Mercedes. Vaya, vaya.)
Ya se podrá usted imaginar, estimado lector, el papelote que hizo el flamante legislador: Cargado de la prepotencia que le da el fuero legislativo que lo convierte en “Superman”, el llamado “Niño Verde” conducía su coche en la noche invernal. Notó que el tránsito vehicular se detenía. ¡Oh sorpresa! En Reforma y Campos Elíseos, Polanco, un punto de revisión de la policía aplicaba la prueba de la alcoholemia.
-Buenas noches, le rogamos su cooperación. Vamos a hacerle la prueba del alcoholímetro. Es por su seguridad, por la seguridad de todos. Por usted mismo -planteó el uniformado al legislador que no podía ocultar su estado de ebriedad.
-No vengo borracho y no voy a hacer ninguna prueba- contestó, envalentonado, el dueño del Partido Verde. La discusión se calentó. Sin embargo, en medio del caos, “El Niño Verde” se identificó como Jorge Rodríguez. Intentó engañar a la autoridad con un nombre falso. -Me llamo Jorge Rodríguez –recalcó.
Los policías lo invitaron a descender del vehículo, pero antes el tal Jorge en el último intento de su influyentismo habló con alguno de sus cuates, que deben ser muchos, para que lo sacara de la bronca. No lo logró. Acto seguido llegaron los guaruras del legislador e intentaron llevarse a su protegido. Fue en vano. Lo único que hicieron fue balconearlo.
-No es Jorge Rodríguez, es el senador Jorge Emilio González –aclararon los guardaespaldas.
Los policías, en una actitud digna de aplauso, contestaron lo que tenían que contestar, que ellos únicamente cumplían órdenes. El influyentismo fue pulverizado como por arte de magia.
Los guaruras se pusieron roñosos y junto con su jefe amenazaron con despedir a los encargados de aplicar el alcoholímetro. Acostumbrados a este tipo de actitudes por parte de medio mundo, los policías continuaron en el cumplimiento de su comisión.
-¡No saben ustedes con quien se están metiendo! El joven es senador. Es “El Niño Verde”, clamaban los guardaespaldas. Por la fuerza intentaron rescatar a su patrón. No lo lograron.
Luego de casi una hora de discusiones, el propietario del Partido Verde fue remitido al Centro de Sanciones Administrativas, “El Torito”, junto con sus escoltas.
La banda de ebrios, es decir Jorge Emilio González y su equipo de guaruras, salieron libres a las 6 de la mañana tras obtener un amparo.
Lo que sigue, de acuerdo del reglamento contra los alcoholizados, es que deben cumplir, inevitablemente, la sanción tras las rejas por la simple y sencilla razón de conducir ebrios. No hay ley que los perdone. Así pues, el senador tendrá que regresar a “El Torito” a cumplir el reglamento, tarde o temprano.
Desde cualquier punto de vista, los policías encargados de aplicar el alcoholímetro deben ser premiados por su actitud responsable y valiente. Actuaron ejemplarmente. No se dejaron intimidar por un sujeto que, cosas de la política, es representante popular porque, sin mayor explicación, así suceden las cosas en México.