La renuncia de Benedicto XVI
¬ Augusto Corro miércoles 13, Feb 2013Punto por punto
Augusto Corro
El papa Benedicto XVl (Joseph Ratzinger) renunció, intempestivamente, eso se dice, a su cargo obligado por su salud deteriorada.
Ese gesto de sinceridad por parte del líder de más de mil millones de fieles fue calificado como un gesto de sinceridad y se recibió con admiración.
Benedicto XVl fue un pontífice sin el carisma de su antecesor Juan Pablo ll, el polaco que le inyectó nueva vida a la iglesia católica.
En términos reales, Juan Pablo II dejó un hueco muy difícil de llenar. Benedicto XVI, afectado por sus enfermedades, no pudo continuar con la labor intensa de apostolado de su antecesor. Sin embargo, sí logró un peregrinar a varios países, aunque no con el carisma del papa polaco.
La edad y las enfermedades de Benedicto XVI apresuraron su renuncia al papado. Esta situación cambió el panorama en el Vaticano.
Desde luego, no fue una sorpresa para quienes se mueven en el lugar donde se deciden los rumbos de la iglesia.
Un liderazgo de esas dimensiones y la renuncia del papa son analizados por los jerarcas católicos antes de tomar cualquier determinación.
Así pues, la renuncia de Benedicto XVI seguirá su trámite oficial y en marzo ya habrá un nuevo papa.
No será fácil la elección del sucesor de San Pedro, porque la iglesia católica vive momentos complejos, oscuros, que necesitan soluciones.
Esto es realmente lo que preocupa a la jerarquía católica y los más de mil millones de fieles en todo el mundo.
El nuevo papa tendrá que analizar profundamente la existencia de los dos mundos católicos: el de los ricos y el de los pobres.
El evangelio de Jesús o simplemente el Decálogo de los Mandamientos solamente se escucha en los actos religiosos. La labor pastoral fue relegada. Ante la pasividad de los católicos el avance de otras formas de religión es notorio, principalmente en nuestro país.
En cuestión de pobreza e injusticia, la iglesia católica no ha cumplido con su papel de defender a los necesitados. Salvo algunas excepciones, el clero es pasivo.
El padre Alejandro Solalinde en el sur y el obispo Raúl Vera, en el norte. Es lógico que otros representantes de la iglesia cumplan con su apostolado, pero poco se sabe de ellos. Solalinde y Vera son ejemplos a seguir en su lucha a favor de los desvalidos.
México vive en carne propia los efectos de las desigualdades. Mientras que por un lado crece el número de millonarios, por otro lado se incrementa el número de pobres que no tienen dinero ni para comprar un pan. Condición conocida ahora, como pobreza alimentaria. Pero no es la pobreza el único tema que deberá enfrentar el nuevo papa. Hay otros asuntos también muy importantes, como es aquél de la pederastia, que tanto daño ha causado al clero.
También existe el reto de la unión de personas del mismo sexo, cuestión que no ha sido tratada a fondo por la iglesia católica. Sus opiniones han sido superficiales, como para salir del paso. Otro de los puntos fundamentales es el avance de los medios de comunicación y sus redes sociales.
¿Qué papel jugarán los medios para efectos de la evangelización? ¿Será elástico el Vaticano para sumarse al progreso de la comunicación? En fin, la renuncia de Benedicto XVl se ve, desde el exterior, como un acto normal, que obedece a la enfermedad del pontífice, aunque queda la duda, natural, de que en el Vaticano se vive una crisis mayúscula. ¿El próximo papa estará del lado de los ricos o de los pobres?