Ejército y política
¬ Juan Manuel Magaña lunes 11, Feb 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
En estos días se realizó la Marcha de la Lealtad (a la investidura presidencial) y se celebró un aniversario más de la Fuerza Aérea Mexicana con la presencia de Enrique Peña Nieto. Estos festejos eran antes como de cajón, con sus mensajes rutinarios. Pero de un tiempo acá sirven para hacer política, como extensión de la guerra.
En las ceremonias de estos días el mando militar ensalzó lo mismo el Pacto por México que los programas sociales del actual gobierno, lo cual por cierto ya a nadie sorprende.
Pero el protagonismo verde olivo llegó incluso al Congreso, pues el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda platicó con senadores y diputados.
Y ahí sí se dijo algo interesante por su profundidad y por el contexto.
Según diputados -los diarios citan válidamente cuatro fuentes coincidentes-, Cienfuegos reconoció ante la Comisión de Defensa Nacional que el Ejército Mexicano se ha desgastado en los años recientes por su participación en tareas de combate a la delincuencia organizada.
De acuerdo con versiones recogidas por la prensa, el general consideró también que algunas de las tareas del nuevo gobierno consistirán en levantar la moral de los soldados, en que no habrá espacio para la impunidad, y en que todo aquel que cometa ilícitos al interior de las fuerzas armadas será castigado. El asunto es importante porque se trata de la guerra a que el Ejército fue forzado a dar durante el sexenio pasado.
Y lo primero que claramente puede observarse con estos mensajes es cómo éste viene en reflujo, de salida de esa torpeza y fracaso en que Felipe Calderón lo metió. No es poca cosa reconocer lo del desgaste y la baja moral del ejército.
Lo dicho es importante además por el contexto. En la misma semana llegaron al país presiones en la materia de Estados Unidos a través de un medio tan influyente como lo es el New York Times. En un mismo texto se dijo que desde allá se vetó a un general para secretario de Defensa, se deslizó que el recién llegado al poder estaba siendo evaluado y se insinuó que allá estaban meditando mantener la cooperación en el marco del Plan Mérida. Es un hecho que Estados Unidos no sólo respaldó sino hasta dirigió a Calderón en su guerra.
Ahí está la cuestión de que todos los costos del combate a un mal que perjudica a ambos países se han pagado aquí y no allá. Por eso es claro que la potencia no quiere variaciones a esa guerra que ya continúa por sí misma. Es en este contexto donde tiene mucho significado lo dicho por el general Cienfuegos. Si por algo se votó en México fue botar a Calderón con todo y su guerra. Pero al parecer Washington o un sector muy interesado no quiere comprenderlo.
Es significativo que sea el diputado Ricardo Monreal, uno de los más cercanos a López Obrador, quien admitiera que el secretario de Defensa ‘‘fue sensible al tema de la presencia del Ejército Mexicano en las calles. Reconoció que las fuerzas armadas han sido desgastadas en los años recientes, y consideró que sería necesario que los efectivos regresaran a sus cuarteles, porque están desempeñando labores para las que no están preparados, como brindar seguridad pública, actividades contra la delincuencia organizada e inteligencia dirigida a detectar criminales’’. El general habló a puerta cerrada. Pero al final el mensaje ya llegó a donde tenía que llegar.