Nueve clausuras simbólicas en Benito Juárez
¬ José Antonio López Sosa lunes 11, Feb 2013Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
El último bastión panista en la capital del país es la delegación Benito Juárez. Después que Acción Nacional llegara a gobernar en 4 de las 16 delegaciones tras la última elección y como parte del fenómeno Calderón, en la Ciudad de México sólo quedaron gobernando una, Benito Juárez.
En esta delegación relaciones ríspidas entre gobernantes y gobernados, con escenas de amor y odio donde muchos vecinos votan por el PAN y una buena parte al mismo tiempo no está de acuerdo con el desarrollo de las gestiones en los últimos trienios.
Este periodista ha reportado a través de los distintos espacios radiofónicos de denuncia ciudadana de los que formo parte, diversas anomalías desde la administración anterior, muchas de ellas heredadas de años atrás y otras de reciente adquisición.
Ahora mismo recuerdo el edificio de San Francisco 1857 que comenzó a edificarse sin permiso ni uso de suelo, luego de las protestas vecinales y la exposición en medios sorprendentemente regularizó su situación.
También tenemos el caso de un hojalatero en la calle Aniceto Ortega que trabaja en la vía pública gracias a la omisión (y complicidad por lo menos hasta la administración delegacional de Mario Palacios.
Los problemas en el complejo aún en construcción en Rio Churubusco –en la parte sur de la delegación— cuando inclusive casas aledañas tuvieron deterioros estructurales, son hechos que siguen aconteciendo en la delegación.
Tenemos denuncias ciudadanas —mismas que han pedido el anonimato— de tiendas Oxxo donde funcionarios delegacionales hacen uso de la extorsión como medio de subsistencia y condición para que puedan operar. En fin, la situación sigue siendo compleja.
Ayer un grupo de vecinos acompañados por la diputada local Dinorah Pizano, clausuraron simbólicamente 9 construcciones que han señalado recurrentemente como irregulares.
“Estamos Hartos de la Corrupción en la Benito Juárez” decían algunos de los sellos ciudadanos de clausura simbólica.
El común denominador son las grandes obras que tienen afectaciones permanentes a los vecinos y ponen en riesgo la sustentabilidad de esta parte de la ciudad. Será interesante escuchar la reacción del titular en la demarcación, Jorge Romero Herrera, a menos que siga con la misma línea de (in)comunicación que su antecesor Mario Palacios, a quien según sus allegados “no le gustaba salir a medios” y con ese pretexto, nunca dio la cara por los problemas de sus gobernados.
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