Marcelo Ebrard
¬ Augusto Corro viernes 8, Feb 2013Punto por punto
Augusto Corro
Es incierto el destino político de Marcelo Ebrard Causabon, quien, por ahora, se desempeña como presidente de la Red Global de Ciudades Seguras de la ONU, una chamba para mantener los reflectores activos.
Desde el día que dejó el gobierno capitalino, Ebrard, ya como ex funcionario optó por conducirse con un bajo perfil, quizás en espera de mejores tiempos, a pesar de que había anunciado el inicio de su campaña, en busca de la Presidencia de la República, a partir de diciembre pasado.
Sin embargo, hace varios días, asomó la cabeza y concedió una entrevista, en la que asegura que continuará en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Tal vez ya decidió empezar a mostrarse con un aquí estoy, no se olviden de mi.
El tema más importante del que habló el ex gobernador fue su relación con los dirigentes del PRD, los llamados “Chuchos”: Jesús Ortega y Jesús Zambrano, quienes, dicho sea de paso, se desempeñan más como propietarios, como dueños de esa organización política, que como dirigentes políticos. Es con estos líderes, en quien Ebrard tiene cifradas sus esperanzas para realizar su proyecto político.
La tarea de Ebrard será fácil pues tendrá que partir de cero. Él, en lo personal, tendrá que enfrentar a más de un candidato de la izquierda en la compleja lucha para llegar a las presidenciales del 2018. Necesitará el apoyo de un partido sólido, fuerte que, por el momento, no se ve por ningún lado.
El PRD vive una situación difícil afectada por el divisionismo tradicional de la izquierda mexicana. ¿Cómo evitar que las luchas dividan más a esta corriente política? Imposible. Es más factible que el PRD realice coaliciones políticas con partidos de derecha, que con las propias organizaciones de izquierda.
Por ejemplo, uno de los activos principales del perredismo, Manuel López Obrador decidió alejarse del PRD y crear su propia organización política: Movimiento de Regeneración Nacional. Esta acción provocó una desbandada en el partido del sol azteca que lo tiene en una condición política compleja.
La habilidad negociadora de “Los Chuchos” es lo único que ha permitido la sobrevivencia del PRD que no sería exagerado decir que en el presente funciona con el puro cascarón.
Jesús Zambrano, el actual presidente perredista, no tuvo empacho en ceder a sus principios, para realizar alianzas políticas por el único interés de satisfacer sus ambiciones personales. En la misma condición está el otro Chucho, Jesús Ortega, que también apuesta a la política como una forma de hacer negocios.
En los mencionados líderes del PRD se apoya Ebrard para empezar su carrera hacia el 2018. Su tarea principal será la refundación del sol azteca. Convertirlo en una organización política demócrata, sin Chuchos, ni tribus extremistas que ahonden aún más las divisiones internas. ¿Ebrard le pondrá el cascabel al gato?
En términos objetivos, el ex mandatario capitalino no tiene muchas sopas para elegir. Se quedará en el PRD, pero tendrá que empeñar el mayor de sus esfuerzos, porque su proyecto político se encuentra en cero.
Será muy interesante observar la capacidad política de Ebrard de revivir un cadáver, como es el PRD, y luego alcanzar la dirigencia partidista.
La izquierda, repetimos, no pasa por su mejor momento. Esto se verá en las elecciones locales que se efectuarán en este año.
Claro, los perredistas saben cómo enfrentar al mal tiempo. Ante su debilidad política buscarán las aberrantes coaliciones para participar con candidatos de otros signos políticos, lejos de principios e ideologías. En otras ocasiones ya lo hicieron y les fue bien. Volverán a repetirlo. Pensamos, pues, que Ebrard se encuentra en la incertidumbre porque en el PRD las cosas no machan bien. El cacicazgo de Los Chuchos no ha permitido el progreso del partido.
Feliz fin de semana.