Vigilancia
¬ Augusto Corro jueves 7, Feb 2013Punto por punto
Augusto Corro
Se inició una nueva campaña a favor de la seguridad capitalina. La Policía Preventiva revisará las unidades del transporte público con el objeto de combatir la delincuencia.
La inspección policiaca incluirá autobuses, microbuses, combis y taxis. Los pasajeros serán cateados.
La revisión se llevará a cabo en varios puntos del Distrito Federal. La medida optada por las autoridades del Distrito Federal es positiva.
Los asaltos, agresiones y muertes a bordo del transporte público se han convertido en acciones cotidianas que padecen los pasajeros.
El titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, Jesús Rodríguez, dijo que el propósito del operativo es “reducir los índices delictivos, no generar impunidad en la ciudad y por supuesto lograr que autoridades y ciudadanos tengan contacto directo”.
La vigilancia en el transporte público se notará con la captura de maleantes. Estos tendrán que ser llevados ante el Ministerio Público. ¿Qué pasará en esta instancia? Aquí es donde surge la duda. ¿Cuál será la actitud de los representantes del MP, cuya honestidad está en entredicho? ¿Las autoridades habrán contemplado este negrito en el arroz? Porque de nada serviría el esfuerzo de los uniformados en detener delincuentes si en las oficinas del MP son dejados en libertad.
Independientemente del operativo de la Policía del Transporte, es importante una mayor coordinación de las policías, una reorganización por zonas y mayor criterio en la colaboración. Por ejemplo, hacer a un lado esa inflexible idea de que “no es mi territorio y no puedo hacerme cargo del asunto”. Si hay disposición de proteger a la ciudadanía, lo mejor es implementar un programa integral que incluya medidas preventivas en la sociedad.
Por cierto, será interesante saber con cuántas patrullas cuenta la policía capitalina para brindar seguridad a la población de una de las ciudades más grandes del mundo. Porque no se trata de tapar y destapar agujeros.
A todo esto, los elementos policiacos que participan en la revisión y cateos a vehículos y ciudadanos, deben manifestar educación y cortesía, para que su imagen negativa no se repita, como ocurrió en la implantada por la Conago, de triste memoria.
HISTORIA Y TIEMPO
Es tal la vanidad del ser humano, que difícilmente espera que el tiempo se encargue de juzgarlo por sus actos y sus obras. Me refiero a los hombres que realizan tareas públicas, como los presidentes, gobernadores, artistas, líderes, etc.
Una vez que el tiempo se encargue de aprobar o reprobar los actos y las obras de funcionarios, artistas, etc., la sociedad debe actuar, en consecuencia, para honrar o condenar, no antes.
Sin embargo, para calificar a los dictadores, sátrapas o delincuentes, no es necesario el paso del tiempo. Sus hechos los denuncian como enemigos de la humanidad.
Todo esto viene a cuento, por la actitud del ex gobernador de Chiapas, Juan Sabines. Un funcionario que se apoyó en la frivolidad y en la mala administración durante su gobierno. Sin embargo, no tuvo empacho en mandarse a hacer un busto de su imagen y colocarlo en un lugar público. ¿Quién fue Sabines para honrarlo públicamente a través de un busto? Como señalamos, se trató de un mandatario que dejó en quiebra a la entidad y los problemas en el erario chiapaneco son múltiples. Es posible que Sabines sea llamado a rendir cuentas ante la justicia.
Quizá, por esa razón, algunos ciudadanos que conocen el problema que enfrenta la entidad, optaron por derribar de su pedestal la efigie de Sabines. El busto se dio por desaparecido, pero hace unos días apareció en una bodega.
La prudencia aconseja que el busto de Sabines debe continuar donde se encuentra, con el único fin de que no le recuerden a su progenitora cada vez que lo vean, con su cara de palo, montado en el pedestal de la ignominia.