Un gran reto
Ramón Zurita Sahagún lunes 4, Feb 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los primeros 60 días del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto parecían pintar un panorama halagüeño, donde los buenos propósitos, los amarres entre fuerzas políticas, los anuncios de programa y proyectos convertían al regreso del PRI en promisorio y ofrecían a la población un buen augurio.
El Pacto por México, el lanzamiento de programas en beneficio de la población y las propuestas de iniciativas de reformas fueron bien recibidas. Reconocer errores en algunos rubros, también benefició al gobierno entrante, especialmente por la decisión de remediar esas fallas. La tragedia ocurrida en las instalaciones de Pemex es la primera prueba que enfrentará el naciente gobierno y transparentar lo ahí ocurrido permitirá evaluar al gobierno federal.
Vivimos tiempos en que debe informarse de las causas reales de la tragedia y que la población conozca la verdad.
Sin especulaciones de ninguna clase y a la espera de conocer las razones de lo ocurrido el jueves en la sede de Petróleos Mexicanos. El reto está presente y corresponde a las autoridades investigar, dilucidar y prevenir este tipo de eventos.
Más de una treintena de muertos, un centenar de heridos y pérdidas materiales son una razón de peso para que la información fluya en tiempo y en forma.
Por lo que respecta a la actuación del gobierno federal en este asunto, su capacidad de respuesta fue oportuna, tomando el caso en sus manos, organizando el rescate, trasladando a los heridos, atendiendo a las víctimas y a sus deudos.
El trabajo de Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación, fue satisfactorio y la coordinación entre mandos adecuada al tamaño de la tragedia.
La llegada del presidente Peña Nieto; del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera; del procurador de la República, Jesús Murillo Karam y de otros funcionarios, muestra que las autoridades se encuentran bien situadas en esos renglones. Sin embargo, las dudas prevalecen y deben ser despejadas, ya que no es la primera ocasión en que suceden tragedias relacionadas con la empresa petrolera.
Y es que en los años recientes, una serie de tragedias han enlutado cientos de hogares relacionados con trabajadores de la empresa paraestatal.
Un recuento publicado por el diario “Pulso” de San Luis Potosí el pasado viernes expone los casos más graves sucedidos en la dos décadas anteriores.
-18 de septiembre de 2012: Un poderoso estallido mata a 30 trabajadores en una instalación de ductos en Reynosa, ciudad fronteriza con Estados Unidos. Los ejecutivos de Pemex informan que una válvula falló aparentemente cuando los trabajadores realizaban pruebas de rutina en un lugar en que convergen ductos de combustible en la Cuenca de Burgos, cerca de los límites con Texas. La planta distribuía gas a una instalación procesadora adyacente, que produce combustible para consumo doméstico. -19 de diciembre de 2010: Una enorme llamarada en un ducto de gasolina, perforado ilegalmente en el estado de Puebla, mata a 28 civiles, incluidos 13 niños.
-Octubre de 2007: Una tormenta repentina azota una plataforma petrolera en el mar y mata a 22 trabajadores. Tres cuartas partes de las víctimas eran empleados de contratistas externos. Se atribuye el desastre principalmente a un mal entrenamiento para manejar emergencias.
-22 de abril de 1993: Una serie de explosiones en el sistema de drenaje arrasa con un área de 50 cuadras en la ciudad de Guadalajara. Al menos 220 personas mueren y 300 resultan lesionadas. Luego, los investigadores determinaron que el estallido fue ocasionado por gasolina que se había filtrado desde un ducto subterráneo hacia el sistema de aguas negras.
-19 de noviembre de 1984: Una serie de explosiones en la madrugada estremece el valle de San Juan Ixhuatepec, al norte de la ciudad de México. Los estallidos arrasan con una tercera parte de esa comunidad, conocida como San Juanico y habitada por un cuarto de millón de residentes. Mueren 452 personas y quedan heridas más de 4 mil 200.
EBRARD SE MANTIENE EN EL PRD
Uno de los puntales del PRD es Marcelo Ebrard Casaubon, quien mantiene vivas sus aspiraciones presidenciales para el 2018.
Ex secretario general del PRI en el Distrito Federal, ex diputado federal del Partido Verde y ex jefe de gobierno del Distrito Federal, postulado por el PRD, Marcelo mantendrá su militancia en el PRD. Es cierto que Marcelo encabeza una corriente que no es la mayoritaria dentro del partido del sol azteca y que sus diferencias con “Los Chuchos” están vigentes, pero de ninguna forma emigrará a las filas del Movimiento de Regeneración Nacional, cuya cabeza visible es Andrés Manuel López Obrador.
Marcelo sabe que de sumarse a ese grupo que pretende convertirse en partido político, quedarían canceladas sus aspiraciones presidenciales, ya que continuaría bajo la sombra del tabasqueño.
En cambio, manteniendo su militancia en el PRD, puede disputar en igualdad de condiciones la nominación presidencial, con quien él mismo impulsó al gobierno capitalino y los otros aspirantes que se vayan sumando en el transcurrir de los años venideros. Ebrard Casaubon ya no tiene la vitrina del gobierno capitalino, ni los reflectores obre su persona, pero su tan anunciado recorrido por el país podría ubicarlo nuevamente como figura política preponderante.