Larga vida al emperador
¬ Juan Manuel Magaña martes 22, Ene 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Hubo fuegos algo fatuos y Barack Obama rindió ayer protesta en el Capitolio, para un segundo y último mandato de cuatro años.
Lo hizo virtualmente ante más de medio millón de personas reunidas a lo largo del llamado Paseo Nacional, el que va con sus amplios jardines y su largo espejo de agua del monumento a Lincoln al gran Obelisco -frente a la Casa Blanca-, hasta el Congreso.
El presidente número 44 de Estados Unidos es hoy por hoy el último emperador de la civilización. En sus manos han estado y estarán los destinos de buena parte del mundo, incluida en automático nuestra suerte. Pero eso no quiere decir que Obama sea un todopoderoso.
Sólo administra un imperio determinado por otras fuerzas mucho más poderosas. Su primer mandato ha estado lejos de satisfacer sus compromisos de orden social con un pueblo todavía soñador que lo llevó al poder. En cambio, los mejores resultados han sido para las corporaciones y los intereses geopolíticos de la superpotencia. Y aun así la sociedad ha percibido que peor le iría con otro.
Eso es lo que mantiene a Obama en el poder y eso no va a cambiar por más que en su mensaje haya dicho que un país grande como Estados Unidos debe cuidar a los vulnerables y proteger a la gente. Por más que haya asegurado: “Ahora más que nunca debemos hacer estas cosas juntos, como una nación, un pueblo”.
Son muchas las necesidades del pueblo estadounidense que no se han resuelto. Los observadores ven que a lo sumo habrá contención del deterioro social y de la irritación para evitar el estallido. Así vendrán otros cuatro años que casi no son nada para la larga vida a la que aspira un imperio.
Pero aunque sus márgenes de poder son estrechos, Obama tendrá que ver ahora cómo le hace para cumplirles a esos millones de migrantes latinoamericanos a quienes en buena medida les debe ahora su segundo triunfo. Qué curioso: se la debe a los débiles. Y por eso hay, como pocas veces, una excelente oportunidad para la reforma.
El deudor en cuestión pareció así reconocerlo ayer cuando dijo que el viaje que iniciaron los fundadores de este país no concluirá “hasta que encontremos mejor forma de dar la bienvenida a los que luchan, los inmigrantes que aún ven a EU como una tierra de oportunidades” .
Es obvio que no quiere defraudar a una comunidad hispana que le apoyó en las pasadas elecciones, debido a su promesa de reforma migratoria para 11 millones de indocumentados. Pero el reto es difícil, pues el Partido Republicano predomina en la Cámara de Representantes y Obama no podrá nada sin el apoyo de un sector importante de esos “republicanos”.
Obama prometió a los hispanos solucionar su situación para el primer año de su segundo período. Tal vez anuncie su plan en las próximas semanas. A lo mejor el 12 de febrero en su discurso anual sobre el “Estado de la Unión” ante el Congreso. Por largos años los mexicanos han acariciado esa idea. Y por eso hoy, que la oportunidad parece única, no está de más desearle larga vida al emperador.