Los restos de los héroes
¬ Augusto Corro viernes 18, Ene 2013Punto por punto
Augusto Corro
A raíz del Bicentenario de la Independencia de México se programaron actividades para resaltar las figuras de nuestros héroes patrios.
Entre dichas acciones se encontraba aquella de analizar los restos mortales de los próceres que se encuentran en la Columna de la Independencia.
Se trató de un hecho sin sentido, porque todos los mexicanos sabíamos que las osamentas de los principales personajes de nuestra independencia reposaban en el Altar de la Patria.
Sin embargo, a alguien se le ocurrió reconfirmar la autenticidad de los citados restos.
Así pues, se realizó el análisis de las osamentas, me imagino que con las técnicas más avanzadas de investigación científica, y se determinó que a la sombra del Angel de la Independencia no están todos los que son, ni son todos los que están, como se dice coloquialmente.
Doscientos años son más que suficientes para deteriorar objetos materiales. El cuerpo humano, a menos que se trate de una momia, no siempre arroja la información deseada para formarse una idea exacta de quienes fueron nuestros antepasados.
En los casos de Hidalgo, Morelos, Bravo, Matamoros, Vicario, entre otros, no había necesidad de investigar si sus osamentas efectivamente se encontraban en el Altar a la Patria.
Por una parte, no se iba a cambiar el curso de la Historia y tampoco se iba a desdibujar la figura heroica de los hombres y mujeres que participaron en la gesta independentista.
Siempre supimos que los héroes son seres de carne y hueso con las debilidades, errores y aciertos propios de la condición humana.
Los análisis de los restos llevaron a los investigadores a conocer detalles de quienes fueron los próceres y cuales sus padecimientos.
Saber que participaban con limitaciones físicas o enfermos en la lucha por la Independencia de México, su figura heroica crece.
Por ejemplo, se logró saber que Vicente Guerrero tenía inmovilizado su brazo derecho que formaba un ángulo recto. Ahora, ya nos podemos imaginar las limitaciones que padecía el caudillo para guiar el caballo o para defenderse en la batalla. Las heridas de guerra encontradas en sus restos demostraron que se trató de un hombre valiente y arrojado.
De Morelos se supo que el uso permanente del paliacate en la cabeza se debió a una migraña. Conocer ese hecho ¿en que cambia el rumbo de la historia? En nada. Su capacidad de estadista quedó para ejemplo de la humanidad. En los estudios a la osamenta de Leona Vicario, los datos que se consiguieron nos hablan de una mujer aficionada a la comida. Su peso corporal le provocó problemas en las piernas y cojeaba. Sus huesos de los pies reflejaron que prefería caminar a subirse a los caballos para sus largos viajes.
En síntesis, los científicos que analizaron los restos nos enriquecieron con datos de héroes hechos de carne y hueso que sus limitaciones físicas y sus enfermedades no los frenaron en sus inquietudes libertarias.
En lo personal, me disgustó el saber que los restos del padre Mariano Matamoros no se encuentran en el Altar de la Patria. Por esas raras fijaciones, desde siempre Matamoros, uno de los principales colaboradores de Morelos, fue uno de mis héroes preferidos.
En fin, en el Altar de la Patria entre los restos se encontraron huesos de venado y de una mujer que se ignora su origen.
Repito, no había necesidad de remover los restos de los próceres. Ya sabemos quienes fueron y en qué condiciones se desempeñaron en la gesta heroica de nuestra Independencia. Son nuestros héroes y punto.
Y como dijera el gran Jorge Ibarguengoitia en uno de sus libros: “hay que tener en cuenta que la calva del cura Hidalgo , la levita de Juárez y el pañuelo de Morelos son más importantes para identificar a estos personajes que su estructura ósea”.
Feliz fin de semana.