Los depredadores políticos
¬ Augusto Corro jueves 17, Ene 2013Punto por punto
Augusto Corro
Los saqueos a los erarios municipales y estatales se convirtieron en actividades ilícitas comunes.
Como nadie es llamado a rendir cuentas, los gobernantes se llenan las bolsas de dinero mal habido y no ocurre nada.
Por ejemplo, los gobernadores se encargan de administraciones sexenales en las que practican toda clase de marrullerías para enriquecerse.
Con el pretexto de los préstamos a los gobiernos estatales, éstos terminan sus gestiones gubernamentales con deudas estratosféricas.
Y, claro, quien tiene que pagar esos préstamos es la propia sociedad con mayor carga impositiva.
El delito de peculado lo “disfrutan” los malos gobernantes, quienes saben perfectamente que el brazo de la justicia no los alcanzará. De ocurrir lo contrario, el castigo contra ellos será insignificante.
Sin embargo, en los últimos años 11 ex alcaldes chiapanecos fueron detenidos y enviados a la cárcel bajo los cargos de peculado, ejercicio ilegal del servicio público y asociación delictuosa.
Solamente siete ex munícipes habían sido declarados formalmente presos. Las aguas volverán a su cauce y los ex funcionarios podrán gozar de las riquezas derivadas del dinero público.
Los delitos de los alcaldes por la malversación del erario son mínimos si se comparan con la riqueza amasada por los gobernadores y sus colaboradores.
Sin importar el partido político, los malos funcionarios, sin rubor alguno, se enriquecen y se convierten en prósperos miembros de la iniciativa privada.
La historia de los gobernantes depredadores no es nueva: el delito de peculado es ya una actividad ilícita muy de moda. La lista de este tipo de delincuentes que la practican es larga. Nos referiremos a unos cuantos:
En Zacatecas, Michoacán, Oaxaca, Puebla, Baja California Sur los ex gobernadores dejaron sin recursos las arcas de sus estados. ¿Qué ocurrió?, nada. Amalia García se reincorporó a su partido sin mayor problema. Leonel Godoy es un prominente político de izquierda.
En Puebla y Oaxaca los sátrapas de esas entidades, Ulises Ruiz y Mario Marín, respectivamente, gozan de impunidad total. El primero invirtió en hospitales y el segundo en empresas aéreas.
El actual mandatario estatal de Oaxaca, Gabino Cué no quiso, o no pudo, enjuiciar a Ulises, a pesar de las anomalías en el manejo del dinero del pueblo oaxaqueño. En Puebla, algún funcionario de segunda ha sido llamado a rendir cuentas: el principal depredador es intocable.
Únicamente, el ex gobernador de BCS, Narciso Agúndez Montaño, pisó la cárcel. Los demás depredadores políticos disfrutan de los beneficios de la libertad sin importar el tamaño de su delito.
En Chiapas, el ex mandatario estatal, Juan Sabines, deberá explicar del uso que le dio a los recursos del erario. Para no ir tan lejos, los empresarios chiapanecos solicitan a las nuevas autoridades una investigación minuciosa sobre las anomalías que se dieron en distintas dependencias del gobierno del estado.
En Tabasco, el ex gobernador Andrés Granier Melo, ejemplo de depredador político, es acusado de permitir un desvío de recursos del estado por mil 200 millones de pesos. También lo señalan como benefactor de sus colaboradores más cercanos y amigos, pues les autorizó, sin licitación, contratos millonarios para distintas obras.
El nuevo mandatario estatal, Arturo Núñez Jiménez, seguramente exigirá cuentas a su antecesor. En Jalisco, el gobernador Emilio González Márquez también tendrá que explicar el endeudamiento de su estado. Así pues, alcaldes, gobernadores y toda clase de funcionarios se despacharon o se despachan con la cuchara grande cuando se trata de repartirse el botín que representa el erario.
Como se ven las cosas, los depredadores políticos continuarán con sus prácticas ilegales hasta que alguien se decida a poner orden. Las leyes mexicanas son muy laxas en cuanto se trata de castigar a ex gobernadores. ¿Hasta cuándo continuará la impunidad? ¿Alguien lo sabe?
Por otra parte, la Secretaría de Hacienda informó que no emprenderá el rescate financiero de estados y municipios con problemas de sobreendeudamiento porque no hay recursos para ello.
El problema de los depredadores políticos amenaza en convertirse en una historia sin fin.