Renovación y reestructuración de partidos
Roberto Vizcaíno lunes 14, Ene 2013Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- La asamblea nacional de marzo servirá para una reestructuración profunda del PRI, afirman
- El PRD y PAN también efectuarán cambios a sus estatutos y programas en los siguientes meses
- La negociación de los acuerdos se da ahora dentro del Pacto por México y no en el Congreso: Beltrones
En los próximos meses, conforme ellos mismos lo anunciaron, habrá un revuelo de asambleas y congresos para reestructurar, redefinir, renovar y relanzar al menos a los tres partidos políticos mayoritarios: PRI, PAN y PRD.
Al parejo caminarán los registros de 2 nuevos partidos políticos: el de Andrés Manuel López Obrador, Movimiento de Regeneración Nacional popularmente conocido como Morena y el de ese conglomerado multi-ideológico integrado por Manuel Espino, René Arce, Víctor Hugo Círigo y Jorge Carlos Díaz Cuervo así como otros muchos provenientes del troskismo, perreidismo, panismo, yunquismo y quien sabe cuántas corrientes más y que se registrará ante el IFE bajo el nombre de Concertación Mexicana.
Quedan como están el Partido Verde, el Partido del Trabajo, el Movimiento Ciudadano (antes Convergencia, propiedad de Dante Delgado) y el Partido Nueva Alianza, dominio de la familia de Elba Esther Gordillo.
Así, si no hay cambio, quizá en diciembre o inicios del próximo año tendremos en México 9 partidos registrados: PRI, PAN, PRD, PVEM, PT, MC, Panal, Morena y Concertación Mexicana.
Con más experiencia, necesidades y poder, el PRI será de nuevo el pionero en esta etapa de cambios.
De acuerdo a lo acordado y firmado por su presidente el exgobernador mexiquense César Camacho y por su secretaria general, la yucateca Ivonne Ortega Pacheco en presencia de unos 12 gobernadores durante el pasado fin de semana, el tricolor tendrá su 21 Asamblea Nacional en la Ciudad de México los días 1, 2 y 3 de marzo para dar a conocer los cambios a que lleguen en su declaración de principios, programa de acción, estatutos y estrategias y durante la celebración de su 84 aniversario el lunes 4 de ese mes.
De acuerdo a los adelantos que nos han dado sus dirigentes partidarios y el propio presidente de la República Enrique Peña Nieto, el PRI podría tener en esta asamblea su cuarta gran transformación.
Dentro y fuera del PRI se recrimina su inmovilidad. El último cambio trascedente ocurrió en la Asamblea Nacional realizada el 18, 19 y 20 enero de 1946 cuando el Partido de la Revolución Mexicana, el PRM, le da vida al Partido Revolucionario Institucional.
El antecedente de este cambio fue el realizado por el general Lázaro Cárdenas en 1933 cuando transformó el Partido Nacional Revolucionario creado por Plutarco Elías Calles apenas 4 años antes, en el PRM.
Los cambios de ese entonces no fueron sólo de siglas, sino de participación. Esos cambios dejaron fuera de la contienda política a los militares y en el transcurso se incorporó a los campesinos al tricolor con la participación de la CNC como uno de sus sectores y posteriormente a la CNOP para darle espacios a las clases medias y universitarias a la contienda institucional por el ascenso al poder.
La asamblea de marzo próximo podría prever cambios reales en la integración de sectores del PRI y sus programas, se dice.
Los viejos conceptos de lucha establecidos en sus principios de justicia social podrían derivar ahora en otros, que acerquen al PRI a jóvenes, mujeres, y grupos vulnerables al tiempo que respondan a una modernidad marcada por el avance tecnológico y nuevos principios ideológicos más acordes con los de la socialdemocracia europea.
La perspectiva de que las próximas reestructuraciones y reorientaciones del PAN y el PRD, así como el ingreso de Morena a la contienda por los espacios de poder por la vía institucional del voto y la sanción del IFE y el Trife les acorte sus apoyos ciudadanos, llevará al PRI a intentar ser un partido de respuesta amplia que lo mismo tenga programas para reclamos sociales que otros para clases medias más ligados tradicionalmente con los panistas.
El reto es dar respuestas rápidas y profundas tanto como gobierno, desde la Presidencia de la República, como partido, en las elecciones de los siguientes años, muy especialmente en las intermedias de 2015 y la presidencial y federal de 2018.
Los priístas saben que el triunfo de 2012 les quedó corto. No obstante que lograron colocar a Enrique Peña Nieto en la Presidencia de la República con un margen de 3 millones de votos, no evitaron que Andrés Manuel López Obrador se les acercara riesgosamente.
De igual forma a pesar de obtener los grupos mayoritarios en el Senado y la Cámara de Diputados, no pudieron remontar a los parlamentos divididos. En el Senado incluso se da el contrasentido de que los opositores, unidos, los rebasan y se les imponen.
Los priístas bajo el liderazgo de Peña Nieto exigen un verdadero golpe de timón, el cuarto gran cambio partidario desde su formación en 1929, un cambio que derive en un partido moderno, integrador, ganador, un partido que garantice la permanencia del PRI durante al menos 2 o 3 sexenios más.
Ese es el verdadero reto de esta dirigencia partidaria y de este Presidente de la República.
Los de enfrente lo saben y van a intentar evitar dejarle a los priístas renovados de Peña Nieto el campo tranquilo.
En el PRD todo indica que en los próximos meses habrá también una Asamblea de refundación, en la que al parecer Marcelo Ebrard intentará, con grandes posibilidades de lograrlo, quedarse con la dirigencia nacional y con un partido con nuevos documentos básicos, es decir, con una redefinición ideológica y otros estatutos y programas, documentos que terminen con el predominio de las corrientes y tribus.
Ebrard y Los Chuchos saben que sin esos cambios su partido tendrá pocas oportunidades en la contienda intermedia de 2015, donde buscarán colocarse como la segunda y verdadera fuerza-bisagra en el Congreso que operará de 2015 al 2018.
Saben que deberán luchar no sólo contra el PRI renovado de Peña Nieto sino que tendrán que superar a Morena de López Obrador.
Los panistas tendrán que rescatar lo que les quedó de su partido luego del desastre que le dejó la pareja Fox-Sahagún y el michoacano Calderón, y deberán superar los mismos obstáculos que los perredistas.
La morralla partidaria continuará viviendo de sus alianzas con los anteriores mencionados y podrán o no superar su registro. No tienen en verdad la menor importancia porque no representan opción de poder.
¿MANDA EL PACTO?
De repente, en forma por demás abrupta y decisiva, los acuerdos dejaron de tramitarse en el Congreso para surgir de las filas de quienes operan el Pacto por México.
Lo anterior fue ratificado ayer por el propio gran negociador legislativo, el sonorense Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los diputados federales del PRI quien reconoció que es en el ámbito del Pacto por México donde se construyen los acuerdos que luego permiten las votaciones favorables a las reformas en el Congreso.
Así, las mesas del Pacto –donde el ex gobernador de Oaxaca José Murat, el panista Santiago Creel, el perredista Jesús Ortega y los dirigentes del PRI, PAN y PRD actúan en conjunto–, es donde se construyen las votaciones favorables a las reformas.
El Pacto construye los acuerdos que luego son ratificados por senadores y diputados para ir a la transformación del país, indicó Beltrones.
Al sacarse del Congreso la negociación de los acuerdos, y dejarle esa facultad de quienes integran la dirección del Pacto por México, al Congreso –es decir a diputados y senadores–, sólo les queda la tarea de darle curso a las leyes o reformas correspondientes.
Debido a este nuevo mecanismo, las sesiones plenarias de las diversas fracciones parlamentarias ya no debatirán qué reformas impulsarán, sino que sólo servirán para reiterar que ellos estarán para apoyar y aprobar las reformas e iniciativas que les envíen los del Pacto por México.
Beltrones lo confirmó al reiterar:
“Asumiremos la responsabilidad partidista de hacer nuestros los consensos emanados del Pacto por México con el fin de enriquecerlos en el trabajo de las comisiones, elaborar las leyes o reformas respectivas y procurar su aprobación legislativa, ya que no cabe duda de que esta es la función que corresponde a la representación parlamentaria del partido en el gobierno y lo haremos convencidos de su relevancia para dar rumbo al país.
“Debemos enfatizar la expectativa positiva que generan en la población los acuerdos de la pluralidad en el marco del Pacto por México, así como la importancia del Consejo Rector para asegurar su instrumentación y evaluación. “Esto crea un ambiente de colaboración y responsabilidad entre los grupos parlamentarios que, sin duda, también servirá para el tratamiento del conjunto de la agenda legislativa que los diputados priístas acordaremos los días 29 y 30 del presente mes”, concluyó.
¿Así o más claro?