La unión más perfecta
¬ José Antonio López Sosa viernes 11, Ene 2013Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Así comienza el texto constitucional de nuestros vecinos del norte: “Nosotros, el pueblo de los Estados Unidos, con el fin de formar una unión más perfecta, establecer la justicia, garantizar la tranquilidad nacional, atender a la defensa común, fomentar el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros mismos y para nuestra posteridad, por la presente promulgamos y establecemos esta Constitución para los Estados Unidos de América”.
La unión más perfecta a través de las últimas décadas ha dejado de lado garantizar la tranquilidad de sus nacionales, así como la libertad para sus habitantes. Ayer de nueva cuenta otro tiroteo, fue en el centro escolar Taft Union High School, en el poblado de Taft, California, alrededor de las 9 de la mañana. Dos personas resultaron heridas y el estudiante que portaba el rifle que disparó quedó detenido.
La segunda enmienda de la Constitución estadunidense que a la letra dice “siendo necesaria para la seguridad de un Estado libre una Milicia bien organizada, no se deberá coartar el derecho del pueblo a poseer y portar armas” les sigue trayendo más problemas que soluciones en el tema de la seguridad para un estado libre.
Tan sólo por citar los últimos casos: Hace casi 14 años, en abril de 1999, dos menores de edad Eric Harris y Dylan Klebold dispararon indiscriminadamente en la escuela Columbine con dos escopetas (una de ellas recortada), una carabina Hi-Point 995 semiautomática de calibre 9 mm, una pistola Tec 9 semiautomática de calibre 9 mm, llevaban además varios dispositivos explosivos caseros y una bomba compuesta por un tanque de propano de 9 kilogramos, ello en el estado de Colorado. Luego se suicidaron, 12 alumnos y un profesor murieron, hubo 20 heridos más.
En julio de 1999, Mark Barton, de 44 años, les disparó a su esposa y a dos niños en Atlanta, al día siguiente mató a nueve personas en el centro financiero de la urbe, algunas horas después se suicidó.
En el año 2007 un joven de Corea del Sur, a sus 23 años, disparó a quemarropa sobre 27 alumnos y 5 miembros empleados de Virginia Tech University. Terminó disparándose.
En marzo de 2009 con una lista previamente seleccionada, el joven Michael McLendon, mató a 10 personas -entre las cuáles se estaba su madre- en los poblados de Geneva y Samson, Alabama.
De nueva cuenta el ciudadano criminal -y amparado en la segunda enmienda- se suicidó.
En abril de 2009 un vietnamita-estadounidense de nombre Jiverly Wong, disparó en un centro estatal de migración Binghamton, Nueva York. También se suicidó tras ejecutar a 13 personas.
En noviembre de 2009, Maj Nidal Malik Hasan, psiquiatra y elemento de las fuerzas militares de los Estados Unidos asesinó presuntamente a 13 personas en el estado de Texas dentro de una base militar, hubo además 29 heridos.
En enero de 2011 en Tucson, Arizona, un tiroteo donde se señala a Jared Loughner como autor dejó a seis personas muertas y más de una decena de heridos, la congresista demócrata Gabrielle Giffords resultó gravemente herida y luego de recuperarse decidió renunciar a su cargo.
En julio de 2012 en un suburbio de Denver, Colorado mientras se presentaba la premier de la película “Batman”, un individuo entró y abrió fuego en la sala, murieron 12 personas y hubo 50 heridos más.
En diciembre de 2012 en Newtown, Connecticut, el ciudadano Adam Lanza al amparo de la segunda enmienda portaba un arma e ingresó a una escuela asesinando a 20 niños y 6 adultos.
Ayer, otro tiroteo. Estos crímenes son de civiles, es decir, no se trata de bandas organizadas o criminales que delinquen con frecuencia, ese número de asesinatos también resulta indirectamente de la posesión de armas al amparo de esa segunda enmienda.
Aún así, muchos ciudadanos en los Estados Unidos insisten en defender su derecho a portar armas, su derecho a seguir buscando por este conducto “la unión más perfecta”.
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