Urge rescate a estados
Ramón Zurita Sahagún viernes 11, Ene 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Dos estados del sureste del país (Chiapas y Tabasco) viven problemas derivados de administraciones estatales fallidas que derivaron en la alternancia de sus gobiernos.
Los problemas heredados de las gestiones anteriores repercuten sensiblemente en las finanzas estatales y la pesada losa del endeudamiento público afecta las buenas intenciones de los nuevos gobernantes.
Con antelación se supo que las cargas dejadas por los gobiernos de Juan José Sabines Guerrero y Andrés Rafael Granier Melo afectarían a los ganadores de la contienda electoral el pasado primero de julio, sin importar el nombre del triunfador, ni las siglas que portaban. Los dos gobernantes mencionados arribaron a sus cargos públicos, con el respaldo de una abrumadora votación, ya que se trataba de personajes sumamente populares.
Sabines Guerrero, hijo del ex gobernador interino Juan Sabines, desarrolló una meteórica carrera política en que pasó de diputado local a alcalde Tuxtla Gutiérrez y gobernador del estado.
Como su padre, Sabines hijo consolidó su presencia en la entidad por su estilo populachero y afecto a la fiesta, situación que mantuvo siempre durante su gestión gubernamental.
Priista de militancia, canjeó una candidatura al Senado de la República que le ofrecía el partido tricolor por la nominación al gobierno estatal que le propusieron los partidos de izquierda.
Su gobierno fue desastroso, el endeudamiento público fue terrorífico, su impuntualidad fue manifiesta, sin importar quienes la padecían: desde el presidente de la república, embajadores, colegas gobernadores, dirigentes partidistas o simples ciudadanos, todos vivieron de cerca las excentricidades del joven gobernante chiapaneco.
Llevado al gobierno estatal de la mano de su antecesor Pablo Salazar Mendiguchía, se cebó en él y manifestó su agradecimiento mediante la venganza política, misma que llevó a la persecución y encarcelamiento de su antiguo mentor.
Sabines Guerrero repitió la fórmula y allanó el camino para que Manuel Velasco Coello ganara los comicios del primero de julio, aunque el estado de descomposición en que dejó sumido al estado provocó diferencias entre uno y otro.
Tanto fue el aparente distanciamiento que Sabines Guerrero no acudió a la toma de protesta de su sucesor, Manuel Velasco Coello.
Las razones que se argumentaron fueron que su presencia no era necesaria y que de presentarse podría ser víctima de un abucheo generalizado, ya que bajo la premisa de muerto el rey, viva el rey, no faltarían los oportunistas que aprovecharían la ocasión para vituperarlo.
Sin embargo, hay quienes aseguran que tan pronto entregó el mando, Sabines salió del estado, para evitar cualquier tipo de acción en su contra. De igual manera sucedió en Tabasco, donde el gobernador saliente Granier Melo evitó acudir a la ceremonia de toma de protesta del nuevo gobernador, Arturo Núñez Jiménez.
La alternancia ocurrida en Tabasco polarizó la situación política, agravada por las últimas semanas del gobierno granierista, donde se conoció del endeudamiento público y de las pretensiones de último del gobernador de que se le concedieran nuevos empréstitos.
Paros laborales, carencia de alimentos y medicamentos en hospitales públicos, falta de pago en algunas áreas de gobierno y suspensión de pagos a proveedores, fueron algunos de los problemas de finales de la administración priista.
El repudio ciudadano hacia las autoridades salientes era manifiesto, por lo que uno de los puntos del decálogo presentado por el nuevo gobernante fue el más aplaudido, el referente al ejercicio de acción penal en contra de aquellos que se beneficiaron con el erario público o que no cumplieron con su encomienda.
La ausencia de Granier Melo del acto protocolario fue manifiesta y se dijo que el ya ex gobernador voló fuera del país, al tiempo que la mayoría de sus funcionarios de gobierno procedieron a seguir el mismo camino, cuando menos fuera del estado. Estos dos estados son de los que requieren del apoyo de la administración pública federal, ya que las arcas quedaron vacías y cumplir con los compromisos y ofertas de campaña le serán difíciles de realizar.
Curiosamente, tanto Chiapas como Tabasco, se fueron por la alternancia de sus gobiernos, ya que el priismo mantuvo el poder durante 83 años en Tabasco, mientras que en Chiapas, la izquierda se sostuvo durante doce años.
Postulado por los partidos de izquierda Arturo Núñez Jiménez consiguió vencer en las urnas a su antiguo secretario particular, Jesús Alí de la Torre que fue postulado por el partido tricolor, mientras que avalado por la alianza entre el partido Verde y el Revolucionario Institucional, Manuel Velasco Coello, recuperó para los tricolores la entidad sureña.
El problema para ambos gobernantes es lograr el respaldo suficiente para sacar a esos estados del atraso en que se encuentran desde hace décadas, donde no crecieron al ritmo de otras entidades del país.
Víctima de las inundaciones, Tabasco necesita inyección económica, para evitar que estos siniestros continúen presentándose y en Chiapas, la marginación de los grupos étnicos, la segregación de grupos y los abusos cometidos en algunas de sus zonas, son problemas que tendrán que enfrentar los nuevos gobernantes.
CÓRDOVA VILLALOBOS
José Ángel Córdova Villalobos mostró lo veleidosa que fue siempre su militancia como panista.
Mientras fungió como diputado federal, secretario de Salud y de Educación Pública, fue un activo militante, cuando su partido perdió la Presidencia de la República, prefiere renunciar a ese partido y no refrendar su militancia.
Antes de ello ya había coqueteado con la posibilidad de ser candidato del PRI al gobierno de Guanajuato, aunque su lealtad como panista le fue premiada con la titularidad de la SEP: Hoy muchos militantes del PAN muestran que se quiebran a las primeras de cambio y que ese partido tendrá que replantear la forma de granjearse militantes.