¿Y la “suavización” salarial?
Francisco Rodríguez lunes 7, Ene 2013Índice político
Francisco Rodríguez
Disculpe usted, cosas de las vacaciones pero, hoy no estoy muy seguro de cuál modelo haya empleado el subsecretario Miguel Mess-maker para justificar, hace tres días, el enésimo aumento a los combustibles.
¿Habrá sido el Método Aditivo de Holt-Winters? ¿Quizá el Multiplicativo? Yo más bien creo que, al utilizar la —para muchos— incomprensible frase “suavización de precios”, este joven tecnócrata que ahora cobra por arrancarnos dinero a los contribuyentes se inclinó por el Método de la Tendencia Amortiguada para, según él, hacernos sentir “suavecito” el ramalazo.
Egresado del ITAM y con doctorados y entorchados en universidades estadounidenses, Mess-maker se sabe al dedillo, estoy cierto, la técnica financiera de la suavización exponencial que –vea usted qué jalada— usa el movimiento de promedios para quitar picos y valles en un conjunto de datos financieros, y del cual los señores Holt y Winters parecen ser los papás de los pollitos. Suavecita, pues, nos “la suavizó” Mess-maker.
Doctorado en Harvard, de donde vienen —y ahora hacia donde van— todos aquellos que a los mexicanos nos causan todo tipo de males, el joven Mess-maker hizo honor a su heráldica y provocó todo un des… madejamiento de ideas.
Subir el precio de los combustibles mensualmente ¿suaviza los incrementos en los demás precios de productos y tarifas?
Vea usted cómo fue que lo dijo el viernes, cuando muchos aún traíamos en la mano las serpentinas y los globos con los que celebramos el inicio del nuevo año, que no por nuevo resultó ser distinto a los anteriores: “El día de hoy reiteramos la política de suavización de precios y anunciamos que el sábado 5 de enero los precios por litro de los dos tipos de gasolinas y del diesel aumentarán en 11 centavos”, y no nueve céntimos como venía aumentando, también cada 30 días, en los tiempos del detestable calderonato.
Dos centavitos más, por litro, nos quita ahora el nuevo gobierno.
Sea como fuere, no es desdeñable la opinión de muchos: estas suavizaciones, esta liberalización y esta óptica de la normalización no son más que una hipocresía y un subterfugio para ocultar la realidad de una opresión hacia los contribuyentes cautivos que no cesa, sino que por el contrario es peor cada día.
EU, EL PRETEXTO
Cada ocasión que este tipo de impopulares medidas son dictadas desde el Olimpo dizque político de lo que los panistas dejaron del país, se arguye la nivelación con los precios de los combustibles en el vecino país del norte.
Nada qué ver.
Porque, como también se ha dicho en innumerables ocasiones, los ingresos de los estadounidenses y el american way of life en general, distan mucho de los salarios de miseria y la precaria subsistencia que prevalece en nuestro país.
La clase patronal, por ejemplo, recién ha puesto el grito en el cielo por el incremento anual a los mínimos y por la desaparición de una zona de privilegios para los propios empleadores.
Así, con todo y sus pataleos, el salario mínimo diario en 2013 para la zona geográfica A será de 64.76 pesos por día y para la zona B de 61.38 pesos diarios. Y ya no hay área geográfica C, donde los salarios eran toda vía más pin… torescos.
Así, en México, un salario mínimo alcanza para adquirir 5.93 litros de gasolina Magna (10.92 pesos por litro), que es la de peor calidad.
En California, mientras tanto, donde el salario mínimo es de 8 dólares por hora, y una jornada equivaldría a 64 billetes con la efigie de George Washington en el anverso, tal alcanzaría para adquirir 16.04 galones (a razón de 3.99 el galón), esto es, 60.7 litros.
Una diferencia enorme, casi diez veces más, a la cual el joven subsecretario Mess-maker difícilmente le podría aplicar ninguna de las técnicas financieras de Holt-Winters, pues los valles son profundos y los picos altísimos.
Hablemos entonces, mejor, de renivelación salarial con los Estados Unidos.
Eso primero.
Y ya después, si el joven Mess-maker así lo desea, “suavicemos los precios” de los combustibles.
Índice Flamígero: Es una constante en el discurso del Presidente Peña Nieto. Lo ha repetido incontables ocasiones desde su campaña electoral: “Mejorar la calidad de vida de los mexicanos”. Pero, ¿y así cómo?