La vida pasa desde Crested Butte
¬ José Antonio López Sosa lunes 17, Dic 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Crested Butte, Colorado.- Salir de pronto por la mañana en la base de la montaña, con 9 grados Celsius bajo cero y las colinas repletas de nieve, el cielo nublado, una nevada constante que deja su huella sobre escaleras, sillas, casas, calles y avenidas; miles de coníferas al fondo y las grandes pistas de esquí sobre la montaña. Así amanece este diciembre en Crested Butte.
Ya tendremos los siguientes días para hablar de dónde está, cómo se llega y qué más se puede hacer en este mágico lugar en medio de las montañas Rocallosas de Colorado, por ahora tan sólo describiremos lo que ve, lo que se escucha y lo que los sentidos perciben en este lugar.
Pasando entre las fogatas de la base de la montaña, bajamos al pueblo, al centro de Crested Butte, 20 minutos nos separan. El autobús nos lleva entre senderos nevados y a lo lejos se observa nieve, más nieve, de pronto un par de aves se atraviesa en el camino, como surcando la nevada y volando de un lado al otro.
Llegamos al pueblo, la calle principal “Elk Ave.” (avenida del Alce) está llena de cafés, galerías, restaurantes y sobre todo de vida, de gente y de calor humano. En seis o siete calles podemos ver desde una cafetería hasta un museo, desde un spa hasta una galería de artistas locales, así es este lugar de cosmopolita pese a su diminuto tamaño si lo comparamos con las grandes urbes.
En sus restaurantes podemos deleitarnos con platos exóticos, como alce o con la tradicional y reconocida carne roja de Colorado. El olor a café y a chocolate contrastan con el viento helado que corre de un lado al otro.
A medio camino en la calle principal nos encontramos con una destilería de ron, ¿quién pensaría que a más de 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar en un clima invernal se puede destilar ron?, de forma artesanal se destila con caña de azúcar traída desde Hawai, barriles de roble americano que vienen de Mississippi y botellas de vidrio que importan desde México, el “Montanya” es uno de los más sabrosos destilados de caña que hemos probado.
Es común encontrarse al alcalde por la calle, que los vecinos se conozcan entre ellos y que den un cálido recibimiento al visitante que engalana estas tierras año con año, en el verano y el invierno.
De pronto, después de tanto caminar basta con voltear y mirar hacia los cuatro puntos cardinales para tratar de entender la belleza que la naturaleza le regaló a este lugar. Las montañas nevadas, los paisajes invernales con un dejo de nostalgia, en fin, escenas indescriptibles para unas líneas impresas en papel periódico.
La noche cayó poco después de las 5 de la tarde, el cielo se engalanó con centenares de estrellas, de constelaciones y planetas que se dejan ver entre la oscuridad, con la ráfaga del aire frío y la nieve a nuestros pies. ¿Qué más se le puede pedir a la vida en un lugar como éste?, así es Crested Butte en Colorado.
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