El nuevo PRI
Ramón Zurita Sahagún jueves 13, Dic 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Son reiteradas las ocasiones en que se habla de un nuevo PRI, un partido democrático, cercano a la gente, rejuvenecido, con ideas modernas y que ahora que recuperó la Presidencia de la República no se convertirá en el partido del presidente.
Las prácticas del pasado, quedaron en la añoranza, ya que aprendimos de los errores del pasado, dicen los dirigentes.
Ese nuevo PRI tan dinámico, tan vigoroso y con tantas ansías democráticas, continúa comportándose igual cuando menos en ese rubro.
La elección de sus dirigentes continúa siendo vertical, sin posibilidades de abrir un espacio democrático, alejado de las prácticas simuladas que realiza en ese sentido.
César Camacho e Ivonne Ortega, llegaron como mancuerna a la dirigencia nacional del PRI teledirigidos, ya que con bastante antelación se filtraron sus nombres, para evitar que otros priístas alimentaran ambiciones personales o de grupo.
Los dos nuevos dirigentes del partido son personajes cercanos al círculo preferente del presidente Peña Nieto y de ambos se especulaba sobre posibles cargos dentro del gabinete.
De Camacho, ex gobernador mexiquense, se decía que podría ocupar la Secretaría del Trabajo, luego que Educación Pública, pero se le guardó para presidir el partido que pretende reverdecer lauros, una vez reconquistados Los Pinos.
Con Ivonne, ex gobernadora de Yucatán, se hacían planes para la secretaría de Desarrollo Social, otros la situaban en Turismo y los menos en Reforma Agraria. Nada de eso, fue designada secretaria general del partido tricolor.
Para ello se provocó una elección democrática, donde más de 800 consejeros del partido recibieron línea para que no se presentara competencia, ni siquiera objeción alguna sobre el proceso.
César Camacho se convirtió en el sexto presidente nacional del PRI, en un lapso menor a dos años.
Desde marzo de 2011, el PRI ha visto desfilar a los siguientes presidentes: Beatriz Paredes, Humberto Moreira, Cristina Díaz, Pedro Joaquín Coldwell, Cristina Díaz (las dos veces cubriendo interinatos) y César Camacho.
Eso sí, se cubren las formas, para no repetir errores del pasado, como cuando eligió en dos ocasiones candidato presidencial, mediante elección abierta a simpatizantes o las propias elecciones de dos dirigentes (Roberto Madrazo y Beatriz Paredes, respectivamente), que resultaron tan cuestionadas.
Los rompimientos, las fracturas, las deserciones de militantes, son errores que el partido no quiere repetir, ni en la selección de sus dirigentes, ni mucho menos en las candidaturas que se vienen para el año próximo.
En 2013 se efectuarán 13 elecciones, una de ellas para gobernador y se realizará en una plaza sumamente importante para el priismo de Baja California, el primer estado perdido en la historia del partido tricolor.
Para el priísmo resulta fundamental que, paralelamente, con la recuperación de la Presidencia de la República, ocurriese la reconquista de Baja California, estado perdido desde 1989 y, donde además fue asesinado su candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio.
Baja California duele a los priístas y dolerá más, si llegan a perder su quinta elección sexenal consecutiva.
FUERA LA DUPLICIDAD
Dentro del PRI se había mantenido la costumbre de que los integrantes de las cúpulas, aquellos que ostentaran cargos de dirigencia, pudieran abarcar dos posiciones:
Beatriz Paredes era diputada federal y al mismo tiempo presidenta del partido; Jesús Murillo Karam, senador y secretario general; Pedro Joaquín Coldwell, senador y presidente del partido; Cristina Díaz, secretaria general y presidenta del partido y senadora; Emilio Gamboa Patrón, senador, coordinador de la bancada del partido y secretario general de la CNOP.
Con las reformas a los estatutos, estas dobles cachuchas quedarán eliminadas, sin importar si son presidente, secretario general o solamente integrantes de algunas carteras del Comité Ejecutivo Nacional.
CAOS EN EL DF
Las labores del nuevo secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal comienzan con el pie izquierdo, sin saber qué hacer en casos de conflicto.
La noche del 11 de diciembre fue caótica en el sur de la ciudad, las avenidas Universidad, Insurgentes, Revolución, Copilco, José María Rico, Altavista y otras más se convirtieron en un gigantesco estacionamiento, donde unos y otros automovilistas se enfrascaron en una seria disputa por no dejar pasar al otro, ocasionando el caos por más de tres horas.
¿Y la policía y los agentes de tránsito? Ausentes, tal vez, se encontraban conociendo al nuevo jefe, disfrutando de su cena o visitando el santuario de la Guadalupana.
Ni una sola patrulla, ni un agente de a pie en ese conflicto urbano.
Otros que deberán meter en cintura, las nuevas autoridades del Distrito Federal, son los choferes de Metrobús, los que aprovechan el caos para aventar sus pesadas unidades, salirse de su carril y contribuir al caos.
TARDA EL GÜERO EN SU GABINETE
A cuentagotas está definiendo la composición de su gabinete el nuevo gobernador de Chiapas, Manuel Velasco.
Contrario a la costumbre de anunciarlo un día antes de la toma de posesión de los gobernantes, Velasco va sacando nombres con gran parsimonia como si le diese temor eliminar la herencia de su antecesor Juan Sabines Guerrero.
Chiapas ha sido desde hace 12 años centro de conflicto político, por las fracturas producidas al interior del PRI, que dieron marco a la llegada de dos gobernadores ex priístas, postulados por partidos opositores.
Pablo Salazar llegó por la vía de una gran coalición de nueve partidos, excluido solamente el PRI y al término de su mandato terminó en la cárcel, de la que ya salió. Su sucesor Juan Sabines, también renunció al PRI y fue avalado por fuerzas de la izquierda y se rumora que su futuro será similar al de Salazar.