La nueva teoría del complot
¬ José Antonio López Sosa jueves 6, Dic 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Ante los acontecimientos del pasado 1 de diciembre, estamos frente a una nueva teoría del complot.
¿Por qué? Sencillamente por la cantidad de teorías y culpables que salen con respecto a lo que sucedió.
Para poder analizar las teorías y las conjeturas debemos comenzar por echar mano de los elementos informativos que tenemos.
¿Qué sucedió? Un grupo de personas violentaron las jaulas postradas fuera del Palacio Legislativo de San Lázaro y otro grupo destruyeron vidrios de comercios en la avenida Juárez, en el Centro Histórico.
Nadie sabe quiénes fueron, hay sólo imágenes que fluyeron en tiempo real a través de las redes sociales.
Hay también fotografías de civiles junto a elementos de la policía que resguardaban San Lázaro, es decir, del lado en que nadie podía pasar.
El Universal colgó un video reportaje donde se ve claramente cómo la policía detuvo a manifestantes que no estaban ejerciendo algún tipo de violencia, es decir, detuvieron a los que no eran y los que eran, muy posiblemente escaparon.
Ahora bien, con base en estos elementos de la realidad (porque ahí están, al alcance de todos) se han dejado leer y escuchar todo tipo de conjeturas.
Unas señalan a Andrés Manuel López Obrador como responsable (pese a que nunca ha incitado a la violencia, quienes tienen como deporte favorito denostarle insisten en que como quiera que sea, es culpable), otros al movimiento #YoSoy132 (a pesar que su vocero el día de los acontecimientos se deslindó claramente e invitó a los integrantes a dejar la manifestación antes de lo previsto), unos más señalan a la gente de San Salvador Atenco y existe también la teoría de los infiltrados por el propio gobierno para crear un clima de aversión ciudadana a las protestas.
El hecho es que pasan los años y los gobiernos y estamos frente a un hecho recurrente en la historia de México: Un grupo de individuos ejercen actos de violencia, la policía arresta a otras personas (no a los responsables) y en lo que se denomina “quinta columna”, es decir, en versiones de las que nadie se hace responsable se acusa a un ente distinto.
Es todo un reto para los gobiernos entrantes, tanto el federal como el capitalino, hacer justicia, no dejando en la cárcel a quienes ya se ha comprobado no fueron responsables, no señalando (o mandando señalar a través de emisarios gratuitos o pagados) a presuntos culpables que nada tienen que ver.
Este primer reto retratará el oficio que tendrán nuestros gobernantes entrantes por los siguientes 6 años.
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