La cruzada contra el hambre
¬ Augusto Corro martes 4, Dic 2012Punto por punto
Augusto Corro
México se convirtió en un país con una gran variedad de pobres. Quizá los más afectados por la miseria son aquellos que no tienen posibilidades para conseguir su alimento diario para sobrevivir. A esto último se le conoce como pobreza alimentaria.
¿Cuántos millones de mexicanos se encuentran en medio de la pobreza alimentaria? Más de 21 millones de personas, según las últimas estadísticas. Además, se podría hablar de más de 50 millones de mexicanos que son pobres a secas.
En fin, se trata de un problema gravísimo que deberá ser atendido con prontitud y eficacia, para que los resultados sean positivos. En su primer discurso oficial, el presidente Enrique Peña Nieto, anunció la Cruzada Nacional contra el Hambre (CNCH).
“Estamos en pleno siglo XXI. México ha logrado avances en diversos sectores… es inaceptable que millones de mexicanos padezcan aún de hambre”, dijo el primer mandatario.
Se supone que se trata de una de las acciones prioritarias del nuevo gobierno de Peña Nieto que rescatará de la miseria a los menos favorecidos económicamente.
La Cruzada Nacional contra el Hambre se instalará en los próximos sesenta días y para participar en ella fueron invitados empresarios, religiosos y políticos con el fin de que aporten tiempo y dinero.
La sociedad mexicana ha estado sometida a políticas económicas inequitativas. Los pobres se hacen cada vez más pobres y los ricos más ricos. ¿Y la clase media? ¿Cuál? ¿Aún existe? Es tal el desajuste en la repartición de la riqueza en México, que millones de mexicanos no tienen ni para su alimento, mientras que en las clases privilegiadas presumen tener entre sus filas al hombre más rico del mundo. Vaya contraste.
Esa tarea de atender a los pobres la tiene encomendada Rosario Robles, titular de Desarrollo Social, una mujer con suficiente experiencia política para cumplir cabalmente, las órdenes del presidente Peña Nieto.
EL ADIÓS A EBRARD
Los acontecimientos políticos registrados en los últimos días alejaron de los reflectores al jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon. En las encuestas del adiós, los entrevistados aprobaron la gestión del mandatario con un 65 por ciento. Es decir, de panzazo como lo expresábamos en la escuela.
El mayor reconocimiento para la obra de Ebrard se centra en la construcción de la Línea 12 del Metro.
Sin embargo, los encuestados coincidieron en que el aún jefe del gobierno en el DF no logró brindar seguridad a los capitalinos.
La delincuencia actúa impunemente y los habitantes del DF, tal vez no a la altura de la delincuencia de otros estados, son víctimas de asaltantes, en la calle o en sus casas.
El problema del desempleo se agudizó. El comercio informal se multiplicó muchas veces. Los capitalinos sufren la anarquía que existe en la aplicación de la justicia.
Los agentes del ministerio público se encuentran en Jauja, porque nadie los vigila. Están convertidos en dueños de las agencias donde la justicia tiene un precio. El mejor alcalde del mundo, como se calificó a Ebrard, no tuvo tiempo de recorrer las calles de la ciudad, que se encuentran llenas de baches y remiendos. Eso sí, aumentó el número de impuestos. En el DF, Ebrard le dio importancia a las vialidades. Sus proyectos fueron superados por millones de vehículos en una de las ciudades más grandes del planeta. A punto de dejar su cargo, el jefe del gobierno capitalino no alcanzó a resolver el affaire de la estatua del genocida ex presidente de Azerbaiyán, Heydar Aliyev, que luce en uno de los lugares públicos más importantes del DF.
Ebrard tampoco tuvo la fuerza política suficiente para influir en el problema de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
A la hora de escribir estas líneas, ambos problemas estaban vigentes. Se ignora si la estatua del sátrapa será cambiada de lugar y si la UACM seguirá en paro. No olvidar que mañana miércoles, Miguel Angel Mancera rendirá su protesta como nuevo jefe del gobierno capitalino.
La condición política de Ebrard es compleja. Supuestamente empezará su campaña política para participar en las presidenciales del 2018. Hace meses anunció que en este mes arrancaría su campaña. Seguramente buscará el apoyo del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que por el momento se encuentra en vías de desintegración, luego que Andrés Manuel López Obrador dejó a los perredistas para concretarse en la formación de su nuevo partido político Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).