Solidaridad con el inmigrante desde el escritorio (o la curul)
¬ José Antonio López Sosa martes 27, Abr 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
A nuestros políticos que reprueban, hablan, pero lamentablemente no hacen
¿Qué tan cruel es la situación para un mexicano indocumentado en los Estados Unidos?, esa interrogante me la he hecho a lo largo del tiempo con las distintas experiencias que he logrado tener de éste y aquel lado de la frontera, resulta indignante lo que el estado de Arizona promueve, sin embargo, lo es más la irresponsabilidad con la que actúan nuestras autoridades que, por un lado no protestan enérgicamente contra los Estados Unidos y por otro, no promueven actividades económicas justas para evitar que los paisanos sigan saliendo hacia aquel país.
Imaginemos levantarnos como cada día, prepararnos para ir a trabajar y de pronto salir de casa con la angustia de regresar por la noche y no terminar en la línea fronteriza deportado si es que el empleador tuvo la ocurrencia de hacer una revisión migratoria, ahora bien, hay empleadores que alevosamente contratan ilegales pero en muy pocas ocasiones, son penalizados siquiera por este hecho.
La angustia se lleva de la casa al trabajo, en el trayecto un simple accidente de tránsito puede provocar que la policía revise documentos a los que ahí se encuentran, eso significaría también una deportación segura. No se puede pensar en el cine, el paseo o la simple caminata, nuestros paisanos indocumentados viven con miedo, escondidos, trabajando por menos sueldo y sujetos a toda clase de abusos (incluso por parte de mexicanos legalmente establecidos allá).
Además de esta angustia permanente, tienen que mandar dinero a sus familias en México, contribuyendo cada uno a la tercer fuente de ingresos en importancia para el país: las remesas de los inmigrantes.
Pueden estar uno, dos, diez años, el día que “la migra” los detenga sus vidas cambiarán drásticamente, no obstante hayan comprado carro o casa, no importa que dejen esposa e hijos, serán deportados a México donde no encontrarán más que abusos cruzando la frontera y en cuyo territorio no hay más esperanza de desarrollo económico o familiar.
La ley que se promulga en Arizona agrava esta situación, nuestros políticos se manifiestan en contra, pero no hacen absolutamente nada para cambiar la situación, ni de aquel lado ni de éste, para hablar con las autoridades estadounidenses les faltan pantalones y para remediar el problema económico les sobran discursos. Por ello, me parece aberrante la postura de nuestros políticos en este caso particular de Arizona, son oportunistas perversos que todo quieren usar en función de una elección, ¿quién de nuestros mandos políticos ha hecho algo verdaderamente significativo por nuestros migrantes dentro y fuera de México?
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