Carta abierta a Felipe Calderón
¬ José Antonio López Sosa viernes 30, Nov 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
No suelo hacer de este espacio un rincón de comunicación personalizada, sin embargo hoy es el último día de su administración y creo que hay algunas cosas que debo expresarle antes que parta del país mañana o en dos o tres días, cuando ya no esté, seguramente no le interesará saber más lo que se dice o deja de decir sobre su persona, por lo menos hoy, esta columna estará entre la síntesis informativa que su equipo de monitoreo hace a diario para darle a conocer lo que informamos y opinamos en los distintos espacios impresos del país.
Sin temor a equivocarme me parece uno de los peores presidentes que hemos tenido, mintió absolutamente en su campaña política cuando se postuló para Presidente de la República en aquel lejano 2005 y durante el primer semestre de 2006.
Prometió bajar impuestos y generar empleos, un gobierno de paz y libertades, nunca nos dejó ver la estrategia contra el crimen organizado que tenía en mente, a menos que hubiese sido una ocurrencia como las muchas que tuvo en estos 6 largos años. Subió los impuestos y no generó ni de cerca el millón de empleos anuales que prometió, el pretexto de la crisis internacional quedó a la medida para explicar el por qué.
Llevó al país a la peor crisis de inseguridad en la historia, nunca aceptó las críticas y a todo aquel que osara contradecirlo la respuesta era que usted no claudicaría frente a los criminales. El problema no son sus buenos deseos –hasta donde percibo—de luchar contra el crimen organizado, más bien la fallida estrategia a la que usted se aferró y que costó miles de muertos inocentes a igual número de familias mexicanas, a esas que usted salió y les pidió el voto en 2006.
Hasta hoy la burla sigue en el comercial donde llama “un sexenio valiente” a la masacre que condujo su fallida estrategia.
Hizo del gabinete presidencial un lugar donde el tráfico de amistades y el pago de favores fue el común denominador.
Le dio durante su mandato un poder inexplicable a Genaro García Luna –quien como usted sabrá, es señalado por un narcotraficante como beneficiario de las mafias—, a los secretarios de estado antes que eficiencia les exigió lealtad y sumisión, les dio empleo por ser sus amigos o cercanos y no por ser los mejores mexicanos.
No pudo usted presentarse una sola vez en el Congreso de la Unión, salir un solo día a la calle sin los guardias y las jaulas que le protegieron, ni ser el presidente que prometió escuchar a su gente, a su pueblo.
La mejor parte de su sexenio llega cuando este concluye. Seguramente no volverá en muchos años —o quizá nunca—, a vivir en México, del sexenio valiente pasaremos al ex presidente cobarde.
Su problema económico está resuelto pues por ley los mexicanos lo mantendremos el resto de su vida. Su discurso triunfalista es cada vez menos creíble.
Sólo espero –para concluir—que cada que llegue la noche pueda usted siquiera platicar a solas con su conciencia, a esa a la que uno no le puede mentir y piense a solas y en silencio en todo el mal que le hizo a un país que gobernó y donde una parte de la población creyó en usted en algún momento. Muy buena suerte el resto de su vida y por favor, ya no le haga más daño a nadie.
lopez.sosa@mexico.com
@joseantonio1977
www.formulaconfidencial.com.mx