Adiós Calderón
Francisco Rodríguez viernes 30, Nov 2012Índice político
Francisco Rodríguez
Hay de adioses a adioses. Los que son tristes y desgarradores. Los que están empapados de lágrimas. Los que nos desconsuelan. Los que requieren de tiempo, mucho tiempo, para la conformidad.
Pero también están aquellos que son exactamente lo contrario. Los que dan gusto. Los que causan alivio. Los que nos hacen exclamar un relajado “¡por fin!”… aunque de momento no se sepa qué es lo que vendrá después…
El adiós a Felipe Calderón es de estos últimos.
Un adiós que debe obligarnos a reflexionar para no repetir la triste experiencia de sus terribles seis años como ocupante de Los Pinos.
Una ocupación político-policiaca-militar de la residencia presidencial que nos ha costado, dicen los últimos recuentos, más de 100 mil muertos, muchos millones más de pobres y un desencanto de la política y de los políticos –por su falta de resultados— que tampoco tiene parangón.
Un adiós a la ineficacia y a la ineficiencia. A la doble moral. A la arrogancia. A la corrupción. Al cuatachismo infantiloide. Al redivivo “ni los veo ni los oigo” y por eso hago mi santa voluntad.
Un adiós como el que escribió el poeta chileno Aristóteles España al dictador Augusto Pinochet:
Gran desafío para un poeta decirle adiós a un dictador. No a través de un poema como los de Ernesto Cardenal a Somoza, en la década del 70, cuando lo despedía del universo a punta de fusil, sino en forma de crónica al sátrapa local que ronda en la memoria desde hace más de 30 años y nadie se atrevió a encarcelarlo por sus crímenes. Digo nadie, porque así fue. Por mi parte le digo Adiós chacal, adiós pequeño.
Que te vayas directamente, sin escala, al país de los dictadores donde te encontrarás con Hitler, Mussolini, Stalin y todos los de tu especie, de ambos lados de la metafísica mundial. Adiós macaco, socio del Banco Riggs y de todos los tesoros que te iremos descubriendo cuando ya no estés endFantasilandia. Descubriste en tu paso por la tierra que la traición es un bien para alcanzar la altura, y que dos más dos pueden ser ocho dependiendo para quien se trabaje como en los poemas de Vicente Huidobro.
Alguna vez desde el Palacio de la Moneda, una noche de invierno, viste pasar los ojos de los caídos de ambos bandos de la guerra que inventaste para justificar tus crímenes.
¿Escuchaste algún silabario de halcones el día que intentaron ajusticiarte en el Cajón del Maipo? O el paisaje mental de los prisioneros y torturados en la Isla Dawson como en Dachau, Treblinka , Auswitch, Isla Quiriquina, Ritoque, Tejas Verdes, Chacabuco, Estadio Nacional, Pisagua, Villa Grimaldi, Tres Alamos, mientras tus generales sobrevolaban en helicóptero el lugar del crimen?
Adiós miserable roedor, héroe de alcantarilla; a la hora del crepúsculo y desde cualquier lugar mientras llegas al país de los muertos, que te reciban con orquestas e himnos militares el Guatón Romo, El enano maldito, el profesor lucifer, y tu corte de breves diputados y diminutos senadores del país de nunca jamás, donde la poesía sí existe para condenar el odio, la matanza vil, el asesinato a campo descubierto.
Un lugar abstracto, como tú, Capitán del Miedo, donde el aire es aire y la muerte también. Allí llegarás como quien regresa a su vieja habitación con muñecas y sonidos de viejos circos de tu infancia, porque como todo niño bueno alguna vez fuiste a uno, con payasos y trapecistas.
Adiós Gusano, con perdón de los gusanos, porque te arrastraste toda la vida para llegar a ser un tipo sin culpa, pero sólo deseabas llegar a ser uno de Ellos, los mismos que hoy te abandonaron en las puertas del templo, cuando querías caminar por la tierra sin condecoraciones, repleto de regalos, y los Dueños de Todo te envían ahora de vuelta al mundo real, con gallinas y serpientes.
Adiós ex Comandante en Jefe de la Derecha, de los Mercachifles, del Soldado Desconocido, del Teniente Bello, del Mayor Agua Bendita, del Mariscal de Campo, de la Estrella Solitaria, y de todos los que alguna vez soñaron ser felices en un país llamado Cárcel. Que quienes descansen el sueño eterno, en el cielo, mar, tierra o cualquier lugar, como dice la Biblia; en especial los que ultimaste, se apiaden de ti. Así sea.
Índice Flamígero: El cuento de la democracia nos dice que cualquiera puede llegar a ser presidente. Dejando atrás las fantasías, la realidad nos dice que un ex presidente puede ser un cualquiera. + + + Y si alguien aplica de manera perfecta aquel viejo refrán de que “en el año de Hidalgo, chin… el que deje algo” este es ni más ni menos que Sergio Hidalgo, director del ISSSTE, quien ha utilizado a Jorge Padilla como negociador y cobrador externo tanto para la asignación de contratos como para el “moche” con los proveedores. Uno de los más recientes casos fue el de la asignación directa de ropa hospitalaria por 260 millones de pesos, con comisión del 10%: 26 milloncitos pa’ la buchaca. Lo malo para Hidalgo es que en el equipo de transición se dieron cuenta a tiempo de este tipo de “negocios”, en los que también participa su operador interno, el director de Administración Antero Inman Campos. + + + Anote: Felipe Solís Acero, secretario particular de la Presidencia de la República; Beatriz Paredes, otra vez Reforma Agraria; Manuel Mondragón y Rafael Macedo, al alimón en la subsecretaría de Seguridad Pública; Rosario Robles, Sedesol; Pedro Joaquín Coldwell, Energía; Ildefonso Guajardo, Economía, y claro, Miguel Osorio, Gobernación; Luis Videgaray, Hacienda, y Jesús Murillo en PGR. + + + Se acabó la cuenta regresiva de Felipe Calderón. Hoy se va. + + + Al sexenio que inicia mañana le quedan 2 mil 191 días.