Historias de la historia
¬ Claudia Rodríguez martes 27, Abr 2010Acta Pública
Claudia Rodríguez
Fueron varias las expresiones que recibí en la cuenta del correo del Acta Pública respecto a la colaboración anterior, donde se opina sobre como el señor Felipe Calderón, casi con cualquier pretexto recuerda el Bicentenario del movimiento independentista de nuestro país, así como los 100 años de la Revolución Mexicana.
Con el festejo anual del Día del Niño, Calderón no desaprovechó la tan manoseada oportunidad de usar el discurso de la historia nacional para hablar de un presente idílico y de un futuro esperanzador para los mexicanos.
Isacc Asimov -escritor y científico de origen ruso-, afirmaba que el relato de la historia de la humanidad, de un país o de un personaje en particular, es un proceso que no está terminado y que nunca puede estarlo, mientras los seres humanos sigan cuestionando y tratando de obtener mejores respuestas.
En algunas ocasiones se cree que realizar la concatenación de sucesos y eventos es una tarea fácil, lo cual no lo es. Además, quien cuenta y escribe -y actualmente quienes difunden-, tienen una cierta ideología, filiación política o religiosa y de tales, depende el cómo se aborde un evento. Claro que también hay historiadores que se apegan de manera rigurosa al aspecto científico, sin embargo, son los menos.
Pero tal vez, lo más lamentable de la historia de nuestro país es que la que se va labrando en el presente se intenta desvirtuar inmediatamente.
¿Acaso habrá quien una vez que pasen los enfrentamientos violentos con sello de la llamada “guerra contra el narcotráfico” y la delincuencia organizada, escriba que las muertes de inocentes fueran las menos o lo de menos?
Las inteligentes reflexiones de mis lectores nunca tienen desperdicio y al respecto de cómo y quién cuenta la historia, Marcela Becerril apunta lo siguiente:
“Debemos recordarle al señor Calderón, porque seguramente no lo sabe, la importancia de conocer nuestro pasado, pero no el pasado que cuenta La historia de bronce, y de cartón de los libros de texto, a partir de la que se luchó “por la Independencia”, cuando los héroes insurgentes eran los que menos querían la independencia, y que nuestro verdadero libertador (Iturbide), es considerado el peor traidor a la patria; o que grupos como los zapatistas jamás se pronunciaron por Tierra y libertad, lema con el que han trascendido; ni siquiera lo conocieron.
Que nuestra identidad es un legado del nacionalismo revolucionario (doctrina inducida) de los años 20 del siglo XX, y que, en el siglo XIX no había ni esperanzas de que algo así como mexicanidad o identidad, bueno, ni Estado, mucho menos nación existieran”.
Acta Divina… En marzo de 2007, el presidente Felipe Calderón Hinojosa asumió de manera personal la titularidad de la Comisión Organizadora de las Celebraciones del Bicentenario de la Independencia del país y el Centenario de la Revolución Mexicana.