Contar historias a través del jazz
¬ José Antonio López Sosa lunes 26, Nov 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Playa del Carmen, Quintana Roo.- Lo virtuoso del Festival de Jazz de la Riviera Maya radica también en la capacidad de trasladar a los artistas a su clímax en la ejecución, en un dejo de irrealidad representada por el paradisíaco caribe mexicano.
Estos elementos logran sacar notas y pensamientos profundos de estos músicos –sensibles por naturaleza—mucho más allá de lo cotidiano.
Wayne Shorter fue uno de los músicos centrales en este festival, su ejecución al saxofón resulta una suerte de improvisación cuya imperfección –como él lo llama—, lo hace distinto y le da matices que van de la alegría a la nostalgia.
Durante la conferencia de prensa que concedió, Shorter comentó una serie de frases que tienen que ver en el cómo un músico ve la vida desde su trinchera.
“El jazz obliga al músico a hablar en el momento” –aseguró Wayne Shorter—, su teoría radica en que los guiones imperan sobre la vida, desde la primera cita de amor, hasta las campañas electorales o las relaciones entre países, todo lleva algo pre escrito, quizá una pregunta esperando ya la respuesta, por el contrario argumenta que el jazz resulta un espacio de libertad donde el músico puede (y debe) contar historias a través de sus notas, donde el artista debe presentarse tal como es y decirnos quién es y qué hace en el instante a través de su instrumento, sin más que decir.
Wayne Shorter considera que el jazz resulta el único género de libertad, toda la música escrita –asegura—está ensayada y busca la perfección, en el caso del jazz lo más perfecto es lo imperfecto y se interpreta a través de este género musical.
Durante el concierto donde se presentó los miles de asistentes quedamos impávidos ante sus notas, sus gestos y su música en general, resulta muy difícil de explicar en unas líneas a qué suena o cómo se escucha un artista de esta talla, simplemente indescriptible, un éxtasis a los sentidos aderezado con la belleza de Playa del Carmen y la inmensidad del mar caribe.
El cartel en este décimo Riviera Maya Jazz Festival fue de lo mejor, del funk a la música electrónica los ritmos se enlazaron con lo mejor del jazz, pasando por ritmos latinos e incluso sones mexicanos en extrañas fusiones que permiten precisamente lo que señaló Shorter: la libertad.
La música no tiene límites creativos, año con año este festival nos da muestra de ello al mismo tiempo que se consolida como uno de los más importantes en el mundo, no sólo por la capacidad o el número de asistentes sino por la calidad que presenta y supera año tras año.
Esperamos ya con gusto el año que resta para presenciar el décimo primer Riviera Maya Jazz Festival que, seguramente serán muchas historias por contarse a través del jazz.
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