Una renuncia esperada
¬ Augusto Corro martes 20, Nov 2012Punto por punto
Augusto Corro
Martí Batres renunció al Partido de la Revolución Democrática (PRD). Era algo que ya se esperaba. El ahora ex perredista solamente esperaba la oportunidad para alejarse del partido en el que militó 23 años.
La salida de Batres obedece a un ajuste político en la izquierda mexicana que va rumbo a una división que se antoja profunda.
En la izquierda tendrán que definirse las corrientes políticas que participarán en las próximas contiendas electorales.
Singularmente aquellas que tendrán candidatos a la Presidencia de la República en 2018.
Batres militaba en el PRD en una de las muchas tribus que conforman esa organización política. Hacia tiempo que no se encontraba a gusto en las filas perredistas.
Por lo menos, no coincidía con la forma de pensar del jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard Casaubon.
El conflicto entre Ebrard y Batres se agudizó cuando el primero decidió hacer pública su aceptación de Calderón como presidente de la República.
Los seguidores de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) perdedor de las elecciones presidenciales del 2006 optaron por no reconocer a Calderón a quien calificaron de espurio. Así pues, era una especie de acuerdo no escrito entre las izquierdas no reconocer el gobierno del panista.
Pasaron varios años hasta que Ebrard estrechó la mano de Calderón, hecho que fue criticado por considerarlo una traición.
Batres fue el primero en manifestarse contra la actitud convenenciera del jefe de gobierno capitalino. Ebrard se enojó y corrió a Batres de la secretaría de Desarrollo Social, donde fungía como titular.
Entre las aspiraciones de Batres se encontraba la de ser candidato del PRD a la gubernatura del Distrito Federal (DF). El enfrentamiento con Ebrard lo dejó sin posibilidades de competir.
Además, Ebrard ya tenía su propio delfín al que, con mucho tiempo de anticipación, preparó para que le sucediera en el cargo.
Nos referimos a Mario Delgado, quien no alcanzó a posicionarse en el ánimo del electorado.
A pesar de su activismo político, Batres no logró conseguir un puesto de relevancia. En el presente se desempeña como diputado federal.
Sin duda alguna, el multicitado Batres será considerado para los ajustes que se presentarán en la izquierda, principalmente en la formación del nuevo partido que promueve el Movimiento de Renovación Nacional (Morena), que dirige AMLO.
En el ajuste de la izquierda también se tomarán en cuenta las pretensiones de Ebrard de alcanzar la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Esta organización podría funcionar como la plataforma electoral del aún jefe del gobierno capitalino.
Por su parte, AMLO buscará su tercera candidatura a la presidencia de la República con su nueva organización. Un tercer hombre importante en las corrientes políticas de la izquierda es el jefe del gobierno electo del DF, Miguel Angel Mancera, quien en los comicios recientes arrasó en las urnas.
Mancera también es señalado como uno de los posibles aspirantes presidenciales para el 2018. Claro, todo dependerá de los resultados que obtenga como gobernador de una de las ciudades más grandes del mundo.
Aunque se debe tener en cuenta que el Distrito Federal es un baluarte de la izquierda y Mancera tendrá los medios para forjarse una candidatura presidencial. Ya lo demostró al obtener una votación más elevada que el propio AMLO.
El reacomodo en la izquierda servirá para que las diferentes tribus perredistas y los demás grupos del Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC) definan su participación en la política.
Los chuchos del PRD buscarán fortalecer lo que les queda de partido, para recibir a Ebrard con los brazos abiertos.
René Bejarano, el controvertido Señor de las Ligas, tendrá que decidirse: con melón o con sandía: ¿Ebrard o AMLO?
Por el momento, la fortaleza política que ostenta Bejarano se deriva del PRD. ¿Seguirá en la misma línea?
En las recientes manifestaciones de apoyo a Ebrard, Bejarano aparece en la primera fila.
Lo interesante del ajuste de las izquierdas es saber hasta dónde están dispuestas a tener partidos modernos lejos de la demagogia política y de las ambiciones personales.