Que mejor no salga Calderón
¬ José Antonio López Sosa lunes 26, Abr 2010Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Eran veinte minutos antes de las siete de la mañana del domingo 25 de abril, este periodista circulaba por la avenida Mariano Escobedo con destino a la incorporación del circuito interior para llegar a avenida Revolución, cuál fue mi sorpresa al ver que desde esa hora se encontraba no sólo cerrado el Paseo de la Reforma como todos los domingos ocurre, sino ¡con jaulas!
¿Qué pasó aquí? –me pregunté-, resulta que tras investigar un poco desde mi teléfono celular me enteré que el presidente Calderón estaría poco más tarde durante el desfile “niños por el bicentenario” que precisamente se llevaría al cabo en el Paseo de la Reforma. Obviamente el congestionamiento vehicular era grande a pesar de la hora y el día.
Por la tarde tuve que regresar a la zona de la colonia Cuauhtémoc, el Paseo de la Reforma permanecía cerrado y aún no quitaban las jaulas con las que el presidente sale a donde quiera que vaya en territorio nacional.
¡Qué tristeza!, vivimos en un país donde el presidente no puede siquiera salir a unas calles de su residencia sin el gran aparato de seguridad que le acompaña: vallas, jaulas y centenares o quizás miles de efectivos del Ejército y la Policía Federal Preventiva. ¿Será normal que un jefe de Estado tenga que cuidarse de todos y cada uno de sus gobernados?
Calderón literalmente gobierna tras las rejas, tras las vallas, tras un equipo de seguridad verdaderamente grosero en número y actitud, ¿eso se habría imaginado cuando en su campaña prometió cercanía con la gente durante su mandato?. Tengo entendido que el presidente dio el “banderazo” de inicio en la esquina de Ghandi y Paseo de la Reforma, sin embargo cerraron y enjaularon varios kilómetros a la redonda.
La conclusión a la que llego es que el presidente no salga de su casa, que disfrute los fines de semana en la residencia oficial de Los Pinos y evite en lo sucesivo participar en eventos públicos de esta naturaleza porque el único resultado es una verdadera complicación para los ciudadanos que tenemos que lidiar con vallas, jaulas y policías como resultado de un presidente rechazado por sus gobernados. Que Calderón no salga a las calles, que siga gobernando desde el helicóptero, desde el 757 presidencial o bien, desde sus cómodos despachos para así, cuando menos en lo que a él le compete, darnos un poco de tranquilidad a los ciudadanos.
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