República en peligro
¬ Juan Manuel Magaña miércoles 14, Nov 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Ahí están los resultados. Y en poder del gobierno que los propició. Ha caído gravemente, no nomás unos cuantos puntitos, la confianza ciudadana en el Ejército y en el Presidente de la República.
¿Alguien adivina por qué? Quizá ya no haya nadie que se asombre, con alguien como Calderón sentado donde no le corresponde y con su guerra fracasada en la que terminó abollando en términos materiales y de prestigio a la fuerza armada. También la gente cree menos en la Iglesia, los sindicatos, los partidos políticos, la policía y los diputados y senadores.
Nomás faltó Televisa. Merecido se lo tienen todos por unsirse a tanto interés insano. Su descrédito es la prueba de que la ciudadanía se sabe abandonada, si no es que traicionada, por todos ellos.
Ese es el síntoma del pesimismo, de una gran depresión nacional, que se expresa en un dato más rotundo aun: más de una tercera parte de los mexicanos considera que el país no vive en democracia.
Y en esto, la credibilidad en el IFE sencillamente se derrumbó. Ergo, la República está en peligro.
Todo lo anterior es oficial porque es el resultado de la quinta Encuesta Nacional sobre Cultura, Política y Prácticas Ciudadanas 2012 que se realizó en el país después de los comicios federales de julio pasado por iniciativa de la Secretaría de Gobernación y la organización Friedrich Naumann Stiftung.
Se dice que partir de 94 preguntas aplicadas a 3 mil 750 personas mayores de 18 años para conocer las prácticas, habilidades y hábitos políticos de la ciudadanía, el ejercicio reveló también que 85 por ciento de los entrevistados encuentran la política en México complicada o muy complicada.
Los ciudadanos simplemente contemplan, impotentes, su escasa posibilidad de incidir en las decisiones de los funcionarios, y además suponen que en un futuro la cosa será peor.
La encuesta genera también respuestas bastante desconcertantes. Una fue que cerca de 50 por ciento estuvo de acuerdo en que un funcionario se aproveche de su cargo (tolerar la corrupción), siempre y cuando haga cosas buenas. Lamentable supuesto en el que ni siquiera embona ésta administración, plagada de corrupción y llena de actos deleznables, incluida su semilla podrida del futuro.
Otras son que el 56 por ciento de la población no cree posible un cambio en la política mexicana. La mayoría considera que 90 por ciento de los gobernantes no cumplen o cumplen poco con la aplicación de la ley.
La respuesta más preocupante de todas, porque puede dar malas ideas, es que alrededor de 50 por ciento está dispuesto a sacrificar la democracia como sistema de gobierno a cambio de un mejor desarrollo económico. ¡Gulp!
Este pésimo estado de ánimo de la población es parte del daño que se le ha hecho a este país. Ciertamente, no es de ahora, viene de mucho más atrás, pero con Calderón se rebasó cualquier medida.
Unas cuantas palabras del obispo de Saltillo, Raúl Vera López, definen muy bien la agudización de la causa de esto que hablamos: “Felipe Calderón es el presidente más inmisericorde, cruel y sangriento que ha tenido México con la estela de muerte que supera los 60 mil asesinatos y los abusos en contra de los obreros”.
Nunca mereció ser ni ser llamado presidente, pero tampoco él tuvo toda la culpa.