Herencias pesadas
Ramón Zurita Sahagún martes 13, Nov 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Se está convirtiendo en una insana costumbre que las administraciones públicas salientes dejen sumidas a sus estados en terribles crisis financieras que, en algunos casos, llegan a situaciones extremas, sin dinero para pagar la siguiente quincena.
Ocurre con gran frecuencia y las autoridades entrantes se guardan el secreto, ya que la herencia para el siguiente gobernante será todavía mayor, en muchos de los casos.
Sin embargo, varias de ellas trascienden y es entonces cuando el escándalo se hace público y comienzan los dimes y diretes, sin que fructifique en una investigación exhaustiva o sanciones para los infractores.
Hay casos dramáticos como el de Coahuila en el pasado reciente, donde las explicaciones por parte del ex gobernador Humberto Moreira Valdez se siguen esperando sobre el destino del dinero que endeudó al estado. Coahuila es el más claro ejemplo de ello, ya que, incluso, se alteraron documentos y hay responsables de ello que se encuentran prófugos, mientras que el ex gobernador pospone las explicaciones.
En Chiapas se presume un fenómeno similar, cuando Juan Sabines Guerrero entregue el gobierno estatal a Manuel Velasco Coello, lo que sucederá el próximo 8 de diciembre y será entonces, dicen algunos, cuando se conozca la realidad de la crisis financiera del estado y el endeudamiento del mismo.
Los anteriores parecen ser los casos más recientes más complicados en lo concerniente a endeudamientos gubernamentales, aunque los pasivos se presentan en muchas más entidades del país. Uno que llama la atención por ser el más reciente, es el del ayuntamiento de Acapulco, donde el actual alcalde Luis Walton Aburto, quien reveló que la deuda asciende a más de mil millones de pesos.
El nuevo munícipe no acusó a nadie, pero señaló que la administración anterior que presidió Manuel Añorve Baños dejó esa herencia del endeudamiento, por lo que solicitó ayuda del gobierno federal para el rescate de las finanzas del que es todavía uno de los principales destinos turísticos del país.
Walton Aburto recuperó la plaza para los partidos de izquierda, luego de que hasta en tres ocasiones fue derrotado en sus aspiraciones por presidir dicho ayuntamiento, incluso el propio Añorve Baños lo venció en las urnas.
Y no es un asunto de rivalidad de ideologías o de revanchas políticas, sino de señalar actos irresponsables de la actuación administrativa de las autoridades anteriores. Durante varios trienios, Acapulco fue uno de los bastiones de la izquierda, donde Zeferino Torreblanca, Félix Salgado Macedonio y Adalberto López Rosas, encabezaron trienios consecutivos, hasta que les fue arrebatado por el PRI y su candidato Manuel Añorve Baños.
Empecinado en gobernar el estado como ya lo había hecho con anterioridad su primo, Ángel Aguirre Rivero, Manuel Añorve dedicó tiempo e inversión a construirse una imagen pública para concretar su aspiración.
Su sueño se vio frustrado cuando a raíz de su nominación priísta al gobierno del estado, su primo y antiguo aliado, Aguirre Rivero, se separó del partido tricolor, para enfrentarlo en las urnas, con el resultado de todos conocidos que la coalición de izquierda tundió en los números al priísta.
Añorve negoció con su partido una diputación federal plurinominal, con la que se cobijó con fuero, por aquello de las dudas y dejó la alcaldía en manos de un interino que le entregó al triunfador del primero de julio, Walton Aburto, quien ahora señala las irregularidades. El ex presidente municipal es parte de la diputación federal priísta en San Lázaro, donde es uno de los principales activos de la burbuja del coordinador de su bancada, Manlio Fabio Beltrones.
Es cierto que la denuncia lanzada por el actual alcalde de Acapulco es para que se investigue y se responsabilice a quienes causaron el quebranto del municipio, pero también lo es que la salida fácil de quienes encabezan ayuntamientos y gobiernos estatales siempre es la misma, no estaba enterado de ello.
A propósito, Humberto Moreira, ex gobernador de Coahuila, lanza acusaciones y salpica para todos lados con ellas, aunque cuando se le cuestiona sobre los temas en cuestión y el cómo es que siendo gobernador no supo de ello, su respuesta es simple: tenía responsables de esas áreas y desconocía todo lo que sucedía alrededor. Pero eso tampoco parece importarles a las autoridades federales, principalmente en la cuestión de la seguridad y la infiltración de los grupos delincuenciales en la entidad, señalando que él confió la seguridad al secretario de la Defensa y que los generales encargados de ello no le rendían cuentas de la situación y lo que ahí sucedía, algo insólito en una autoridad. Sin embargo, así se presentan las cosas y a nadie parece importarle y los temas de endeudamiento e inseguridad seguirán siendo de los asuntos prioritarios que la federación tendrá que atender de alguna forma, desde el mismo instante en que asuma la Presidencia de la República —primero de diciembre- el nuevo mandatario Enrique Peña Nieto.
PRIÍSTAS QUE ENSEÑAN EL COBRE
Signo de las debilidades humanas es lo sucedido en Tabasco, en la lectura del VI y último informe de gobierno del priísta Andrés Granier Melo.
Las ausencias se dieron al por mayor, por parte de los priístas que decidieron dejarlo solo en ese trance. Desistieron de acudir al acto los ex gobernadores Roberto Madrazo Pintado y Manuel Andrade Díaz, el candidato derrotado, Jesús Alí de la Torre y otros relevantes, aunque seis gobernadores, algunos de ellos de entidades distantes si asistieron.
Mariano González Zarur, Tlaxcala; César Duarte, Chihuahua; Fernando Ortega, Campeche; Fernando Toranzo, San Luis Potosí; Roberto Borge, Quintana Roo y Rolando Zapata, Yucatán. Curioso, pero los vecinos de Chiapas, Juan Sabines y Veracruz, Javier Duarte no asistieron.