¿Y “los de a pie”?
¬ Augusto Corro martes 6, Nov 2012Punto por punto
Augusto Corro
Con la violencia a todo lo que da, los funcionarios públicos buscan mayor protección para el mejor desempeño de sus funciones.
Como los sicarios ya no se detienen en sus acciones criminales, el temor ya cundió entre aquellos encargados de procurar e impartir justicia.
El propio presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, Juan Silva Meza, declaró que se incrementó la protección de los jueces y magistrados, “porque ya no basta con su ángel de la guarda”.
Preocupan las declaraciones de Silva Meza, pues también dijo que “ante el incremento de la violencia de los cárteles de la droga, en México ya no existen las condiciones para juzgar a los jefes del narcotráfico”.
¿Se deben interpretar esas palabras como el tradicional grito de “sálvese quien pueda”?
En el presente, la guerra fallida de Calderón pasa por uno de los momentos más complejos, porque los cárteles de la droga ya no paran en contemplaciones: sus luchas entre ellos mismos y contra la fuerza pública cada día son más sanguinarias. De ahí surge el temor de los jueces y magistrados.
Sin embargo, aún cuentan con “ángeles de la guarda” (guaruras) y vehículos blindados que los ayudan en la sobrevivencia personal. Por eso, ve usted que hasta el más gris de los funcionarios lleva su bola de rufianes como escolta.
¿Y a los de a pie, qué santo nos protege? Ninguno. Quién nos manda vivir fuera del presupuesto. No contamos ni con un querubín cachetón que nos “eche aguas” desde su nubecilla. Ni hablar.
ELECCIONES EN EU
Se llegó el día de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Día de fiesta para la democracia estadunidense, con tal de que no se hagan bolas como ocurrió con Bush y Al Gore. El triunfo del primero se opacó por las chicanadas.
Hoy, Barack Obama (demócrata) y Mitt Romney (republicano) llegan a la cita con un empate técnico.
Las diferencias en votos son mínimas. Como quien dice, que gane el mejor. A nosotros, como mexicanos, ¿cuánto nos interesa el triunfo de uno o de otro? Pues la verdad, nada. Por una simple y sencilla razón, a los mandatarios estadunidenses no les interesamos.
Los arreglos políticos entre Estados Unidos y México, cuando no son imposición, se dan en los altos niveles de gobierno.
A los de abajo nos llegan las órdenes de cúmplase y hágase. Así ocurrió con el Tratado de Libre Comercio (TLC) aplicado en el gobierno del inefable Carlos Salinas de Gortari.
Las consecuencias de ese tratado todos las hemos resentido en carne propia.
Las famosas reformas a la leyes migratorias estadunidenses se quedaron en veremos. Millones de mexicanos indocumentados en EU ya se cansaron de las promesas de campaña.
En la lucha contra los cárteles de la droga, las autoridades de EU saben que con México no tienen problemas. Lo que se dicta desde Washington, eso se debe obedecer, sin problema alguno.
Los miles de muertos en nuestro país, debido a la guerra de Calderón, no le preocupan a los vecinos. Quizá con el pretexto de vigilar la frontera, las patrullas yanquis buscan a posibles terroristas que pretendan llegar a su país por el lado mexicano.
Por lo demás, todo hace suponer que Obama repetirá en el cargo otros cuatro años. Si este periodo gubernamental es igual al que transcurre, ya podemos pensar en que México no obtendrá beneficios con el triunfo de Obama.
Romney no varía mucho en la forma de pensar de Obama. Así es que, amable lector, no guarde esperanzas en que las cosas cambien. Por algo nos calificaron como el “patio trasero” de EU.
SOÑAR NO CUESTA
Uno de los problemas que llevó al PAN a esa derrota mayúscula en las elecciones pasadas, fue porque sus dirigentes no viven en la realidad.
¿Quién en su sano juicio iba a votar por el PAN, luego del pésimo gobierno de Calderón?
La derrota fue dolorosa. Los panistas cayeron al tercer lugar como fuerza política en México. Fue rebasado por el conglomerado partido de políticos de izquierda. ¿A quién culpar de la derrota, si los mismos dirigentes fueron los responsables?
Bueno, pues al presidente del PAN, Gustavo Madero, ya se le olvidaron los errores de su fracaso y con renovados bríos empieza a informar de sus sueños. Entre otras cosas, dice que el PAN regresará a Los Pinos, porque tiene las mejores propuestas y es el mejor instituto político. Da pena ajena escuchar al líder panista que no sólo tiene dulces sueños, sino que también se acompaña de pesadillas, como fueron los 12 años de gobierno panista, que dejaron al país con un pie en el caos.