El difícil regreso de la institucionalidad
Roberto Vizcaíno lunes 5, Nov 2012Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Enrique Peña Nieto designó a 5 de sus colaboradores para organizar el acto de transición de poderes
- A David López y a Óscar Argüelles les corresponde garantizar la transmisión directa vía TV, radio e internet
- Beltrones afirma que sí habrá reforma laboral, pero modificada de nuevo por diputados
Una de las principales características del presidente electo, Enrique Peña Nieto, es la de la previsión.
Y como tal, desde el inicio de la tercera semana del mes pasado, se dieron los primeros encuentros de sus enviados con las diferentes instancias del Congreso, especialmente con los de la Cámara de Diputados, para iniciar los preparativos de la ceremonia de transición.
Se sabe que el equipo organizador de la ceremonia de transición designado por el Presidente electo está integrado por su propio secretario particular, Erwin M. Lino Zárate; el general Roberto Miranda; Andrés Massieu Fernández; David López y Paula Hernández, todos ellos pertenecientes a su “staff” más cercano y directo, el que sólo acuerda y recibe instrucciones de él.
Peña Nieto busca desde entonces garantizar su entrada al Palacio Legislativo de San Lázaro por la puerta principal, para desde ahí hacer el recorrido por el pasillo central hasta la tribuna, donde ya lo deberá esperar el presidente saliente Felipe Calderón con la Banda Presidencial especialmente confeccionada para el mexiquense, misma que él se pondrá en el pecho una vez que la reciba de manos del priísta hidalguense Jesús Murillo Karam quien a su vez la habrá recibido del michoacano.
Esta escena y acto es lo que marcará el difícil regreso de la institucionalidad presidencial. Es lo que prácticamente todos los actores y fuerzas políticas intentarán recuperar luego de que se extravió al punto de provocar una crisis constitucional en diciembre de 2006.
Desde entonces el presidencialismo mexicano, eje del Sistema Político en este país, ha vivido bajo el asedio y la amenaza del rompimiento social.
Es lo que estuvo a punto de repetirse al desconocer nuevamente Andrés Manuel López Obrador los resultados de la elección presidencial.
Hoy sin embargo el escenario y las circunstancias son muy distintas.
Enrique Peña Nieto ganó con una diferencia de más de 3 millones de votos y cuenta con dos bancadas muy experimentadas y numerosas en el Senado y la Cámara de Diputados, coordinadas por dos de los políticos más avezados: Manlio Fabio Beltrones en San Lázaro y Emilio Gamboa en Insurgentes y Reforma.
Cuenta que en las coordinaciones y las bancadas del PRD, hay también dos políticos experimentados, Miguel Barbosa en el Senado y Silvano Aureoles en la de Diputados, ambos como la mayoría de sus grupos, pertenecientes a corrientes ajenas al lopezobradorismo.
Es en las fracciones del PAN donde se vive la novatez ya que en ambas cámaras existen coordinadores primerizos: Ernesto Cordero en el Senado y Luis Alberto Villarreal en la de Diputados.
En las pequeñas bancadas del PT y Movimiento Ciudadano, que junto con algunos del PRD suman unos 30 o 40 legisladores, es donde se encuentra el lopezobradorismo que seguramente provocará el escándalo.
Sin embargo la gran mayoría de los 128 senadores y 500 diputados es la que se encargará de aislar e invalidar a quienes intenten interferir en ese acto.
Y es que la mayoría, sobre todo del PRD, está consciente del descrédito y rechazo popular que significan participar en estos desmanes.
Todo esto y más es lo que están ya evaluando los representantes del Presidente electo ante el Congreso, y que además ya trabajan en el diseño de una estrategia de ubicación de espacios donde serán colocados los invitados especiales, entre ellos quizá unos 10 presidentes y jefes de Estado –muy probablemente Otto Pérez Molina, de Guatemala; Juan Manuel Santos, de Colombia; Dilma Rousseff, de Brasil; Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina; Ollanta Humala, de Perú; Sebastián Piñera, de Chile; el príncipe Felipe de Borbón y representantes personales de los mandatarios de España y Francia-, así como el cuerpo diplomático acreditado en México; los 31 gobernadores y el Jefe de Gobierno del DF; las representaciones de los alcaldes del país; los representantes de los 31 Congresos locales y de la Asamblea del DF; los líderes de los 7 partidos registrados ante el IFE; las cúpulas del Ejército y la Marina; los directivos y propietarios de los principales medios de comunicación (prensa, Ratio y Televisión); los representantes de la Banca, el comercio y la industria y otros personajes que podrían sumar quizá los 1,500 de acuerdo a las previsiones de la oficina de Peña Nieto.
Pero sobre todo recaerá en David López, coordinador de Comunicación Social de Peña Nieto y en Oscar Argüelles, coordinador de Comunicación Social de la Cámara de Diputados, acreditar a cientos de periodistas no sólo de México, sino de gran parte del mundo, que buscarán estar presentes en este acto.
A ellos dos les corresponderá además decidir todo para garantizar una eficiente transmisión por Televisión, Radio e Internet de este acto.
No sólo se trata de la ceremonia que oficializará el regreso del PRI al poder, sino de recuperar un acto republicano y de civilidad democrática que es la culminación de la transmisión del poder por la vía Constitucional, no por medio de la violencia o la imposición manipulada de un mesías.
Esa es la responsabilidad que hoy cargan sobre sus hombros los enviados por Peña Nieto para organizar este acto, junto con los grandes personajes del Congreso.
SÍ HABRÁ REFORMA
Hoy, cuando de nuevo hay decenas de voces que auguran lo contrario, el sonorense Manlio Fabio Beltrones, coordinador de la bancada del PRI en San Lázaro, sale a garantizar que “en breve” se aprobará de nuevo la reforma laboral.
Esto ocurrirá, dijo, porque este lunes la Comisión de Trabajo se concentrará de lleno en el análisis de la minuta que les envió el Senado.
Sin embargo Beltrones insistió en que la reforma que saldrá de San Lázaro, quizá no sea la que quieren grupos y corrientes de interés, sino “la reforma que México necesita para crecer y salir adelante”.
Y agregó:
“Una vez que los ánimos se han serenado y los argumentos han sido expuestos públicamente, continuaremos el proceso legislativo con la agilidad que hemos mantenido, hasta lograr un acuerdo sobre el 5 por ciento del contenido que está pendiente.
“Nunca esperamos la unanimidad en torno a un tema tan complejo y controvertido y, ciertamente, lo avanzado en ambas cámaras en apenas los 60 días anteriores, es de enorme trascendencia y reivindica el compromiso de los grupos parlamentarios, así como la relevancia de la iniciativa preferente como un instrumento legislativo que establece una nueva relación entre el poder ejecutivo y el legislativo y anuncia más acuerdos entre ambos poderes en beneficio de México”, agregó.
Beltrones, quien durante la semana pasada fue el centro de los ataques y descalificaciones de los dirigentes nacionales del PRD y PAN, así como de algunos de sus legisladores, entre ellos la senadora perredista Alejandra Barrales, y la petista Layda Sansores, advirtió que su bancada en San Lázaro será consistente con lo aprobado anteriormente en esta cámara y con lo que sus compañeros senadores votaron en el recinto de Reforma e Insurgentes.
“Habrá consistencia en la postura del grupo parlamentario del PRI: ratificaremos el acuerdo sobre los conceptos de transparencia sindical, ahora con la redacción introducida por el Senado…
“Habremos (además) de reiterar nuestra vocación democrática por el ejercicio libre, secreto y directo del voto sindical, abriendo la opción del voto indirecto (establecido en el Artículo 371); y estaremos en contra de la subasta de los contratos colectivos (como lo quieren imponer con la aplicación del Artículo 388 bis), porque nos interesa mantener la estabilidad laboral.
“Confiamos en que el ejercicio de la política, y de una práctica parlamentaria honesta, ágil y apegada a la legalidad, nos permita aprobar la reforma laboral que México necesita para impulsar la creación de empleo formal y elevar la productividad, en particular ante el escenario de incertidumbre económica y riesgo de inflación que persiste a nivel global”, precisó el sonorense.
Todo ello, en buen español, significa que los diputados del PRI en San Lázaro aceptan de entrada aprobar lo propuesto por la senadora perredista Alejandra Barrales, pero con la posibilidad de que los dirigentes sindicales puedan ser electos en forma indirecta, es decir, a través de delegados.
Con ello anularán la intención de Barrales y su grupo, entre ellos el panista Javier Lozano, de obligar a los dirigentes a ser electos sólo por la vía del voto directo y secreto.
Y adelantaron que no permitirán que pase el controvertido Artículo 388 Bis que a su juicio produciría la subasta de contratos colectivos.
Ambos anuncios seguro que derivarán en otra ola de ataques contra Beltrones.