…Y nadie renunció
¬ Augusto Corro miércoles 24, Oct 2012Punto por punto
Augusto Corro
Hace cuatro años, los funcionarios públicos incompetentes fueron invitados a dejar sus cargos. Nadie se sintió aludido y no pasó nada.
A raíz del secuestro y asesinato del menor Fernando Martí, su padre, Alejandro, exhortó a las autoridades a trabajar contra la inseguridad y luchar para abatir la impunidad y la corrupción.
“Si no pueden renuncien, pero no sigamos usando las oficinas de gobierno, no sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada, porque eso también es corrupción”, dijo el atribulado Alejandro.
No hubo respuesta.
Al final del sexenio de Calderón, la espiral de violencia y muerte no cede: la guerra contra la delincuencia organizada ha sido un fracaso.
Sin embargo, los funcionarios encargados de combatirla nunca tuvieron el menor interés de renunciar por incapaces e ineptos.
En aquel año, en una reunión más del Consejo Nacional de Seguridad, Alejandro lamentó que en México se viviera una crisis de seguridad.
Desde esa fecha, el problema de la seguridad se agravó y el presente van más de 60 mil muertos en la guerra contra la delincuencia organizada y no se le ve fin. Ningún funcionario se dio por aludido y nadie renunció.
AUMENTAN LOS DELITOS
En cuatro años, los delitos de alto impacto aumentaron: homicidios 70% y el secuestro repuntó 48%.
Además, existen serios rezagos en proyectos comprometidos, “como la instalación de las unidades contra el plagio y el narcomenudeo”.
Así pues, el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad (ANSJL) firmado en 2008, arroja un saldo negativo.
Lo anterior se desprende del diagnóstico de la organización Causa Común (CC), sobre el comportamiento delictivo entre 2008 y 2011.
María Elena Morera, quien preside CC, al referirse al tema señaló que “hay pocos logros y muchos pendientes”.
¿NOS DAMOS POR VENCIDOS?
Anteayer, miles de personas vivieron horas de angustia y desesperación en la carretera México-Querétaro.
La causante de la zozobra fue la fuga de combustible en un gasoducto de Petróleos Mexicanos (Pemex).
Obviamente, se trataba de una toma clandestina, cerca de la unidad deportiva Tepexic, en Tepeji del Río.
Ante el alto grado de explosividad, autoridades desalojaron a maestros y alumnos de escuelas y centros de trabajo, etcétera y además cerraron la autopista por seis horas.
En 20 días se han descubierto tres tomas clandestinas en el mismo gasoducto. En otra ocasión señalamos que un sinnúmero de acciones delictivas que afectan a Pemex: las tomas clandestinas en oleoductos, gasoductos, así como secuestros de carros-tanque y asaltos a pipas.
¿La meta?, el robo de combustibles.
Ante la impotencia de combatir a los “ordeñadores” de gasolinas y gas “¿nos damos por vencidos?” De plano, ¿es imposible meter en cintura a esa delincuencia cada vez más activa?
No debe repetirse el caos registrado el lunes que provocó pánico en miles de habitantes de Tepeji del Río y en los conductores de vehículos en la autopista México-Querétaro. Las autoridades tienen que esmerarse en brindar seguridad a la población. Están obligados a hacerlo. Eso supongo.
¿ALGUIEN LO ENTIENDE?
Nadie sabe a título de qué un nuevo hospital general llevará el nombre de Juan Ramón de la Fuente, quien fue secretario de Salud en el sexenio de Ernesto Zedillo y posteriormente rector de la UNAM. En su primera chamba era él cuenta-cuentos oficial del zedillismo. No era difícil provocar la risa en el simplón de Ernesto.
Quizás la mayor hazaña de Juan Ramón fue apaciguar las revueltas universitarias. Sin embargo, la UNAM cayó en manos de camarillas que la han mantenido estancada, así hay voces que afirmen lo contrario. En la historia de la medicina en México sobran nombres de personas con mayores méritos que no han sido homenajeados como merecen. ¿Por qué un médico gris como Juan Ramón será homenajeado? ¿Hubo alguna equivocación?
Porque ya nos dimos cuenta que las autoridades sí se equivocan.
Nos remitimos a los hechos: en una sección del Chapultepec fue colocada una escultura del ex presidente de Azerbaiyán, Heydar Aliyev.
¿Quién fue el tal Heydar Alyev? La respuesta: un sujeto que empezó su carrera como agente de la temible policía rusa (KGB) que terminó como presidente-dictador en Azerbaiyán. Su gobierno se caracterizó por frecuentes irregularidades electorales, violaciones de los derechos humanos y una prensa amordazada.