La perpetuidad de Romero Deschamps
¬ José Antonio López Sosa miércoles 24, Oct 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Una vez más se demostró que un ala del viejo PRI está más vigente que nunca en el nuevo régimen.
Frente a todas las críticas en torno a la candidatura plurinominal del hoy senador Carlos Romero Deschamps, este conservó su lugar cobijado por la dirigencia priísta.
No importó que Romero Deschamps haya sido señalado como culpable de desvío de fondos en el caso del “Pemexgate”, no importó que en aquellos lejanos años en la década del 2000, el PRI se aglutinara para evitar su desafuero logrando con ello, que evitara la acción judicial, no importó tampoco el reciente escándalo por los millonarios excesos de sus familiares, en fin, nada importó cuando de preservar las viejas formas a la vieja usanza se trata.
Además de lograr el escaño en el Senado, este fin de semana Carlos Romero Deschamps se reeligió una vez más como líder supremo del sindicato petrolero, aquel que representa a los trabajadores de una de las empresas petroleras más poderosas del mundo: Pemex, empresa pública que es propiedad de todos los mexicanos, pero que en la práctica está para servir precisamente, al sindicato y sus líderes.
Las dos caras del PRI se asoman, de pronto uno nuevo que promete no regresar al pasado, después una actitud que no deja lugar a la evolución, el caso claro de esta reelección sindical.
No entiendo cómo justifican los promotores del PRI hechos como el de Carlos Romero Deschamps, ¿qué clase de pretexto pueden poner para tener a un personaje de esta naturaleza en las filas de su partido y del senado?, entiendo que por razones putrefactas de poder y dinero puede ser, pero ¿y el nuevo discurso?, ¿y la nueva cara del PRI?
Ignoro el acuerdo bajo el que Romero Deschamps haya sido cobijado en las filas del nuevo PRI, ignoro cuál es su objetivo –más allá del poder político y económico personal—al formar parte de la fracción parlamentaria del PRI en el Senado, ¿a quién representa en realidad Carlos Romero Deschamps en el Senado?, ¿a qué intereses responde y responderá?
En fin, son muchas las preguntas y muy escasas las respuestas.
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