Vacuna sindical
Ramón Zurita Sahagún miércoles 24, Oct 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
La pregunta queda en el aire. ¿Se estarán vacunando contra el gobierno entrante de Enrique Peña Nieto los dirigentes sindicales reelectos el pasado fin de semana?
¿Habrán sido informados de una posible acción en su contra si no procedían antes de la toma de posesión del nuevo Presidente de la República?
¿Se esperan acciones de depuración de caciques sindicales?
Todas las dudas sobre el rumbo que seguirá el gobierno de la República en torno a los enraizados dirigentes sindicales y la nula transparencia tendrán que ser despejadas por quien se convertirá en Ejecutivo federal a partir del 1 de diciembre próximo.
Es cierto que los caciques sindicales ven perdido su poder cuando caen de la gracia del gobernante en turno y éste decide actuar en su contra.
De otra forma, se eternizan en los cargos, hasta que los sorprende la muerte.
Las cuotas del sindicalismo a la mexicana las estrenaron los dirigentes obreros, desde la vieja CROM de Luis N. Morones, pasando por la CTM de Vicente Lombardo Toledano.
El desprendimiento de los grupos sindicalistas obreros dio paso a la creación de otras centrales en las que los dirigentes siguieron el mismo camino.
Poco más de cuatro duró en el cargo Lombardo Toledano, para dar paso a la primera gestión de Fidel Velázquez Sánchez, quien de un primer período de seis años pasó a un segundo de 47 años, dejando un lapso de tres años que Fernando Amilpa se situara al frente de la más poderosa central obrera.
En sus 76 años de existencia, la CTM solamente ha tenido cinco dirigentes nacionales:
Vicente Lombardo Toledano (1936-41), Fidel Velázquez (1941-47 y 1950-97), Fernando Amilpa (1947-50), Leonardo Rodríguez Alcaine (1997-2005) y Joaquín Gamboa (2005-).
Pero el ejemplo de Velázquez Sánchez fue seguido por los dirigentes estatales y Heliodoro Hernández Loza, Blas Chumacero, Jesús Yurén, Filiberto Vigueras Lázaro, Rafael Camacho Guzmán, entre otros se enraizaron en sus enclaves, hasta que caían de la gracia del círculo cercano del poder o morían.
Fue Carlos Salinas de Gortari el que emprendió acción en contra de dos caciques sindicales, Joaquín Hernández Galicia y Carlos Jonguitud Barrios, aunque las razones por las que se actuó en su contra no fueron las de transparentar la vida sindical, sino revanchismo político.
Hernández Galicia ponía y quitaba a su gusto a los dirigentes del Sindicato Petrolero y había convertido su enclave en un arma de presión contra el Ejecutivo en turno.
Se recuerda aquella frase de advertencia de José Sosa (uno de sus consentidos) al Presidente Miguel de la Madrid: si se hunde Pemex, se hunde usted y nos hundimos todos; se hunde el país”. Los petroleros y su dirigente moral buscaron una opción distinta al candidato presidencial priísta en 1988, mientras que su líder moral fue acusado de financiar un libelo contra el abanderado del PRI, Carlos Salinas de Gortari.
Solamente habían pasado 40 días del gobierno de Salinas de Gortari cuando Hernández Galicia fue detenido y acusado de acopio de armas y hasta asesinato.
Tres meses después la factura se le pasaba al cacique sindical del magisterio, Carlos Jonguitud Barrios, como recordatorio por un par de rechiflas contra el candidato priísta en actos de campaña con el magisterio y otras cuentas pendientes.
Esas dos acciones le permitieron el ascenso a las ligas mayores del sindicalismo a Sebastián Guzmán Cabrera en principio y Carlos Romero Deschamps desde 1993.
Los maestros vieron surgir el liderazgo de Elba Esther Gordillo desde 1989 hasta la fecha.
Pero los petroleros, los maestros y las centrales sobreras, no son los únicos con dirigentes eternos, ya que estos se eternizan en todos los rubros.
Los telefonistas mantienen como su dirigente ya vitalicio a Francisco Hernández Juárez, quien como Porfirio Díaz llegó con la bandera del antirreeleccionismo y terminó eternizándose en el poder.
Napoleón Gómez Urrutia heredó de su padre (Napoleón Gómez Sada) el hoy sindicato minero.
Víctor Flores se mantiene como líder vitalicio de los trabajadores ferrocarrileros.
Uno de los pocos sindicatos considerados como democráticos sigue la misma ruta, es el Sindicato Mexicano de Electricistas, con la entronización de Martín Esparza. Y es que en los sindicatos como en los partidos políticos calificados como chiquillada, siguen prevaleciendo los dueños del poder y de la economía de los mismos.
REFORMA APROBADA
Sin grandes problemas y con una abrumadora mayoría calificada de 100 votos a favor, los senadores aprobaron, en lo general, la reforma laboral, aunque ahora se seguirá el trámite en lo particular, donde las reservas son muchas.
La reforma se aprobó en los mismos términos que llegó de la Cámara de Diputados, aunque habrá que esperar para conocer el destino de los artículos reservados para su discusión en lo particular, aunque el PRI defiende a ultranza el dictamen como llegó de la colegisladora.
Por cierto que dos centenares de inconformes aposentados fuera del Senado de la República obligó al cierre de la vialidad de Paseo de la Reforma desde Chapultepec hasta Bucareli.
Pero además provocaron la movilización de medio millar de policías que resguardaban la sede del Legislativo.
Varios senadores del PRI llegaron tarde al debate, entre los que se encontraban el veracruzano Héctor Yunes, los chiapanecos Arely Madrid y Luis Armando Melgar, el guanajuatense Miguel Ángel Chico, el potosino Teófilo Torres Corzo, el aguascalentense Miguel Romo, el duranguense Ismael Hernández y el jalisciense Jesús Casillas, entre otros.
Quien asistió al Senado de la República para reunirse con los legisladores de izquierda fue Andrés Manuel López Obrador, a los que pidió votar en contra de la reforma laboral.
AMLO estuvo flanqueado por el coordinador de los senadores del PRD, Miguel Barbosa y el dirigente de telefonistas Francisco Hernández Juárez.