Peligro: democracia
Francisco Rodríguez martes 23, Oct 2012Índice político
Francisco Rodríguez
¡Cuidado! Deben fijarse muy bien los señores senadores en lo que están a punto de hacer. Insistir en que haya democracia sindical es un paso que podría llevar al cataclismo al sistema político entero. ¡Cuidado!
Porque, ¿a qué darles alas a las cucarachas?, ¡por favor! Ya empezaron a exigir que los gremios tengan elecciones libres, transparentes, sin chanchullos ni compra de votos…
¡Al rato, esos mismos van a querer que los partidos políticos hagan lo mismo! Y eso, no’más no. ¿O sí?
¿Para qué quiere “el círculo rojo” saber cuánto numerario hay en las arcas de los sindicatos? ¿En qué los beneficia? ¿Creerán que chance y a ellos les toca algo?
¡Ya nada más faltaría que luego demandaran conocer las partidas secretas, los “gastos políticos” que en la Presidencia, las secretarías de despacho, las cámaras del Congreso, las gubernaturas y los ayuntamientos tienen a la mano pa’ lo que se ofrezca!
Y sí, ¡cuidado! Esta democratización es un peligro para nuestra peculiar democracia.
Porque, a ver, a ver, qué proceso democrático es el que, por ejemplo, emplea el PAN para seleccionar a sus candidatos a puestos de elección popular, por ejemplo. ¿Cómo está eso de que son escogidos por un comité de notables?
Y los coordinadores de sus bancadas en las cámaras, ¿quién los elige? Esta vez, Felipe Calderón escogió -nada democráticamente, por cierto- al Cordero de los 6 mil pesos suficientes y los esfínteres apretados, para que pastoreara a los blanquiazules de la Cámara alta; en tanto el dirigente formal Gustavo Madero, “dedeó” a Villarreal.
¿Qué tal, entonces, si luego los panistas también quieren su democracia? ¿Participar todos ellos en el juego?
¡Cuidado! ¡Mucho cuidado!
Y es que si sus señorías los senadores y senadoras siguen alentando eso de la dizque transparencia, más adelante habrá quien pida que también se legisle para que sean públicos los convenios que entablan patronos y trabajadores ante las juntas de conciliación laboral. Si eso sucediera, ¡válganos la virgen santa!, muchos patronazgos y liderazgos se iban a derrumbar. No discutan más la democracia, ¡por favor!
En una de esas, cualquiera va a querer que todo sea democrático y esto se les va a acabar.
Porque, ¿a poco no están a gusto así como están las cosas?
Hacemos como que somos democráticos… sin llegar a serlo jamás.
Democratizar es contrario a nuestra democracia, ¿a poco no?
ENORME DISTRACCIÓN
Ni modo. Habrá que reconocer a los panistas, el señor Felipe Calderón hasta adelante, su enorme habilidad para distraer a prácticamente todos de lo que en efecto sí es trascendental.
El “círculo rojo”, como llaman a los más informados, ahora sí perdió la brújula y apunta a un falso norte.
Lo que se debería discutir son los retrocesos que la reforma laboral calderonista implica en cuanto al retroceso de las conquistas y derechos de los trabajadores. Pero no. Todos se desgañitan que sí, porque el dirigente ya se reeligió “a mano alzada”, que si porque también la lideresa lo hizo y sin urnas transparentes.
El salario por hora, mientras tanto, nadie sabe cómo va a quedar. Los muchos despidos que se ven a futuro para que los trabajadores no hagan huesos viejos -ni creen derechos-, nadie los está previniendo. Esta la van ganando Calderón y su “guarura” laboral Javier Lozano. Me quito el sombrero. ¡Chapeau!
Índice Flamígero: Por correo electrónico, y a propósito de la reactivación de los astilleros gallegos, un amigo me hace llegar un pensamiento de Marco Tulio Cicerón que, agrega, tiene ya 2 mil 67 años de vigencia: “El presupuesto debe equilibrarse, el tesoro debe ser reaprovisionado, la deuda pública debe ser disminuida, la arrogancia de los funcionarios públicos debe ser moderada y controlada, y la ayuda a otros países debe eliminarse, para que Roma no vaya a la bancarrota. La gente debe aprender nuevamente a trabajar, en lugar de vivir a costa del Estado”. Más que actual, ¿verdad? + + + Dentro de 38 días, Felipe Calderón deja Los Pinos. De todos modos, pensión vitalicia de por medio, seguirá viviendo a costa del Estado.