Una muerte anunciada
Ramón Zurita Sahagún viernes 19, Oct 2012De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
¡Vaya, todo indica que se decidió modificar la minuta de reforma laboral! Ello significa que el Senado regresará el proyecto a la Cámara de Diputados.
De ser así, está por irse de picada la cohesión del bloque de izquierda: PRD, Movimiento Ciudadano, PT con el PAN, quienes pretendían revivir la transparencia sindical.
Ello significa que a ningún partido político ni a los líderes de los sindicatos afines ni a sus legisladores les importan los obreros ni los empleados ni los asalariados, sino sus intereses de grupo. Pregonan el diálogo, el consenso, el interés de los ciudadanos por encima de cualquier interés mezquino pero ni dialogan y menos consensúan.
La pregunta es: ¿cuál fue, cuál es, la verdadera razón por la que en el Congreso de la Unión, primero en la Cámara de Diputados, se haya recibido, leído, analizado, depurado, debatido y aprobado la reforma laboral de Felipe Calderón si finalmente se cancelan los renglones de la transparencia y la democratización de los sindicatos y que ahora el Senado no modificará esa minuta?
¿Cómo quedará la redacción final? Porque de dejar cojo ese dictamen sólo servirá para depauperar más, si es posible, la miseria de los empleados mexicanos.
Para empujar a la nueva PEA al informalismo. A permitir que las empresas evadan las prestaciones con el famoso outsoursing porque no querrán reconocer ni pagar las prestaciones que corresponden a un salario mínimo a quien apenas trabaje dos o cuatro horas.
La realidad es que sigue siendo un misterio para los legos en política que de pronto, en la agonía de su régimen, Felipe Calderón enviase al Congreso una iniciativa con carácter de preferente, precisamente para la Ley del Trabajo, tema espinoso por sí mismo, pues fue la materia que lo puso mal ante los ojos de los mexicanos.
Sí, es un tema espinoso, pero también prioritario, tanto para los mexicanos como para él en lo particular pues en campaña y al tomar posesión como presidente de la República, Calderón Hinojosa se comprometió con todos los mexicanos autodenominándose “presidente del empleo”, sin que en ningún año se hubiese acercado a la cifra mínima que el país requiere anualmente que es de aproximadamente un millón de empleos.
Luego, la burla involuntaria de los panegiristas del documento que calificaron bondadosamente dicha iniciativa de reforma a la Ley del Trabajo. De ella afirmaban y afirman que ésta se elaboró cuidadosa, correctamente, para proteger, prioritariamente, a los trabajadores mexicanos que son el motor del desarrollo y el bienestar del país (lo cual es ciertísimo pero jamás les ha sido reconocido ni remunerado ni justa ni equitativamente).
Ya en comisiones, del documento original se extrajo cualquier texto que reformase aquellos artículos que desde siempre han solapado, encubierto, protegido “constitucionalmente” a los reyes del corporativismo, para que prosigan impunemente disponiendo y ocultando el destino del dinero que les quitan a sus agremiados vía nómina y sigan en el poder impidiendo que sus agremiados elijan a sus secretarios.
Pero no pasa desapercibido que en las que debieran ser parte de la tribunas soberanas del pueblo mexicano, en las respectivas comisiones del Trabajo de la Cámara de Diputados y de la de Senadores, se haya actuado una farsa emitiéndose declaraciones, denuncias, estridentes de supuestas preocupaciones por las intenciones solapantes, y la exigencia tibia de la elaboración de una ley verdaderamente eficiente para la prosperidad de México y sus pobladores, para que finalmente se le vaya a condenar a la congeladora.
De esta forma, las comisiones unidas de Trabajo y Previsión Social y Estudios Legislativos, Primera, se declararon en sesión permanente; fijaron 48 horas para que los integrantes de estos cuerpos envíen sus reservas y sus propuestas de nueva redacción, a fin de alinear el proyecto entre el lunes y miércoles de la próxima semana. Pese a ello, nadie duda que dicha reforma irá a la congeladora.
Tráfico de influencias
Carlos Ruiz Sacristán, ex secretario de Comunicaciones y Transportes en los últimos años del gobierno de Ernesto Zedillo se encuentra en un grave embrollo, debido a que la empresa que dirige en México, Sempra Energy Inc., podría estar implicada en tráfico de influencias, además de competencia desleal en licitaciones para Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad.
En su ejercicio profesional, no se olvide, fue subsecretario de Normatividad y subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, par, finalmente arribar nuevamente a la iniciativa privada como director de Sempra Energy, empresa proveedora de asesoramiento y colaboración energética en materia de gas.
En reiteradas ocasiones, un número considerable de inversionistas señalan a Sempra de ser la favorita para ganar los concursos para los tramos de Sásabe al puerto de Guaymas, Sonora, y el que va de Guaymas a Topolobampo, Sinaloa.
La compañía ya había sido acusada de lavado de dinero y fraude fiscal, e investigada por la Procuraduría Fiscal de la Federación de la SHCP, a raíz de una demanda interpuesta por Felipe Ruanova Zárate.
La sentencia popular podría cumplirse: “tanto va el cántaro al pozo que acaba quebrándose”.