Merkel, en Atenas
¬ José Antonio López Sosa miércoles 10, Oct 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Atenas, Grecia.- Un día antes de la llegada de la canciller alemana, Angela Merkel, la policía prohibió terminantemente todo tipo de manifestaciones en la capital griega. Se desplegó a un número sin precedentes de oficiales de policía, efectivos del ejército y grupos especiales antiterroristas desde el aeropuerto internacional de esta ciudad y hasta el Parlamento Helénico, así como el hotel Hilton, donde se llevaron al cabo las distintas reuniones de Merkel con el presidente de Grecia y el líder de los conservadores.
Comenzamos nuestro recorrido alrededor de las 9 de la mañana, más de seis estaciones del Metro permanecieron cerradas el día entero. Llegamos caminando hasta el Parlamento, cientos de policías apostados en las calles y unas enormes vallas rodearon el edificio legislativo para impedir cualquier acercamiento al mismo.
Las calles del centro de Atenas lucieron vacías hasta el mediodía, los periodistas para estar en la calle incluso requeríamos una acreditación expedida por el gobierno griego que indicara el evento, es decir, la visita de Merkel a Atenas. Unas credenciales con la bandera griega y alemana identificaban a la prensa local y extranjera por doquier.
Al filo de la una de la tarde, miles de manifestantes se congregaron en una de las plazas públicas más importantes de la ciudad –Sintagma- donde pudimos entrevistar a un par de líderes, una joven del Partido Comunista y al encargado de Relaciones Exteriores de un conglomerado de sindicatos y agrupaciones ciudadanas. En ambos casos el eje de la protesta es la serie de recortes a los que Grecia se verá obligado por la Unión Europea, sumado a la alta tasa de desempleo (más del 20%), así como los recortes que ya han padecido en prestaciones y pensiones.
Los manifestantes decidieron desafiar a sus autoridades y se movilizaron hasta la sede del Parlamento Helénico, donde trataron de romper las barricadas, pero los policías respondieron con gas lacrimógeno y granadas aturdidoras.
No hubo heridos de gravedad, salvo manifestantes golpeados tras agredir a la policía. No se veía una movilización policíaca de esta naturaleza desde 1999, cuando el entonces presidente estadounidense, William Clinton, visitó Atenas.
En las calles se quemaron banderas de la Unión Europea y otras tantas de la Alemania nazi, entre pancartas y consignas que acusan de autoritarias y abusivas las medidas contra Grecia.
Cerca de 80 mil manifestantes y 6 mil efectivos, dicen las cifras oficiales, un saldo de aproximadamente 40 detenidos y una ciudad en caos. Así cayó la tarde en Atenas, y los manifestantes regresaron a sus casas a padecer el desempleo y la pobreza, las autoridades griegas a mitigar los daños -en las calles y en las finanzas-desde la comodidad de sus oficinas en sus lujosos vehículos, y la canciller alemana, Angela Merkel, con un mensaje de disciplina al que Grecia a través de su gobierno, se ha comprometido, con tal que su economía sea rescatada por la Unión Europea.
Nuestra experiencia fue ver una manifestación vigorosa, con gente desesperada por falta de oportunidades y la enorme crisis de este país. Jóvenes y ancianos -por igual- piden justicia, claman porque aquellos cuyas decisiones llevaron a esta crisis no queden en la impunidad, como suele suceder en nuestras modernas democracias.
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