¿Y los trabajadores?
¬ Juan Manuel Magaña martes 9, Oct 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Ya va siendo momento de que los senadores, vayan pensando seriamente en corregir la minuta que aprobó la Cámara de Diputados sobre la reforma laboral.
Entre lo que mandó Felipe Calderón y lo que terminaron por hacer los diputados, fundamentalmente del PRI y del PAN, se crea en realidad más problemas que soluciones.
El sector patronal se ha declarado insatisfecho con los resultado hasta ahora porque sencillamente no ve cómo serán creados los empleos que este país necesita.
Tampoco ve que lo reformado vaya a apoyar el crecimiento del mercado interno ni cómo hará más productiva la economía mexicana.
Los priístas, por su parte, se han dado cuenta de que con aquello de no tocar a los sindicatos se podría causar un serio daño a la imagen de un futuro gobierno que quiere llegar con un aire de modernidad y transparencia.
En suma, lo aprobado en San Lázaro no empuja al país hacia su verdadera transformación: el paso hacia una economía de mercado sin corporativismo, con un mercado formal de trabajo y compatible con el liberalismo político.
Nada de esto sucedería con lo que hicieron los diputados, que más bien cayeron en la simulación. Encima, generaron confrontación. Como que pensaron más en los dividendos políticos del caso y se olvidaron más de los ingredientes principales: los trabajadores y la producción.
Para impulsar la productividad hay que ofrecer mayores y mejores oportunidades de empleo y más seguridad al capital. No plantea la posibilidad de hacer crecer el salario con el aumento de la productividad.
La actual Ley Federal del Trabajo viene de 1970 y no tiene ya nada que ver con el desbarajuste económico ni con la situación política.
Por eso en la pretendida reforma, aprobada ya medias, no se reconoce el grave retroceso que han sufrido los trabajadores en décadas de crisis, informalidad y poco exitosa implantación de una economía global.
Burdamente se pone todo a favor del sector patronal y los cacicazgos sindicales sin tratar de crear relaciones más sanas y transparentes en la vida laboral y sindical.
Ni hablar de universalizar la seguridad social y de sostenerla con una base fiscal duradera y suficiente.
A como está, resulta que la minuta enviada al Senado presenta ahora más inconvenientes que beneficios para las partes involucradas: el sector patronal, el PAN, el PRI, la izquierda y no se diga para los trabajadores.
La tarea está mal hecha. Es una reforma que puede quedarse a medio camino. Los senadores tendrán que enmendarle la plana a los diputados. Preferible a que ya empecemos mal.