Las periodistas y las agresiones
¬ Augusto Corro lunes 8, Oct 2012Punto por punto
Augusto Corro
El de los periodistas es uno de los gremios más agredidos por todo tipo de delincuencia. Viven tiempos difíciles todos aquellos que se dedican a la labor de informar. Esto incluye, principalmente, a las comunicadoras mexicanas.
De 2005 a 2011, se registraron 94 de agresiones a mujeres periodistas, “donde la constante son la censura a la libertad de expresión e impunidad, que van desde la violencia laboral hasta los feminicidios”.
Esa cifra se encuentra en el “Informe Diagnóstico Violencia contra Mujeres Periodistas México 2010-2011”, elaborado por Comunicación e Información de la Mujer (Cimac) y presentado a la opinión pública, en una conferencia de prensa.
En el documento se cuenta de más de 90 casos de violencia en contra de mujeres periodistas, de los cuales 12 son de Oaxaca, 10 del Distrito Federal y 10 de Chihuahua. Mientras tanto, Quintana Roo, Jalisco y Veracruz han registrado 7, 6 y 5 agresiones respectivamente.
Tamaulipas, Puebla, Michoacán, Morelos, Estado de México, Durango y Guerrero reportan 3 casos cada uno; y Nuevo León, Chiapas, Hidalgo, Sonora y Nayarit, 2 casos por entidad.
Entre los estados con mayores niveles de violencia contra las periodistas se encuentran: Oaxaca, Distrito Federal, Chihuahua, Veracruz, Tamaulipas, Estado de México y Guerrero. Según el informe, de las 94 agresiones contra comunicadoras, cinco ocurrieron durante el sexenio de Vicente Fox y las demás en la actual administración de Calderón.
En el documento especifica que de 2002 a 2011 “han sido asesinadas 10 trabajadoras de los medios de comunicación y más de 90 denunciaron algún tipo de violencia en el ejercicio de su labor, de los cuales ninguno ha sido resuelto”. Por cierto, Veracruz es calificado como el estado más peligroso para ejercer el periodismo.
De acuerdo con el informe de Cimac al momento de sufrir la agresión, 45 por ciento de las periodistas realizaba investigaciones sobre corrupción gubernamental, 18 por ciento lo hacía sobre movimientos sociales, 13 por ciento sobre narcotráfico, 10.5 por ciento indagaba abuso de poder y, en igual porcentaje, sobre libertad de expresión.
Saltan a la vista dos datos importantes en el diagnóstico de la violencia, uno: del entorno político se desprende el mayor número de agresiones a las comunicadoras; y dos: a nadie le interesa perseguir a los agresores.
La impunidad en este tipo de delitos es casi total. Para no ir tan lejos, en Veracruz, las autoridades siguen sin encontrar al asesino de Regina Martínez, la periodista que fue ultimada en su casa, en Xalapa.
En igual situación se encuentra el homicidio de Yolanda Ordaz. Los delincuentes andan libres.
DELINCUENCIA
Cada año surgen 40 bandas delictivas dedicadas al secuestro en México. (Excelsior, 7 de octubre, 2012)
En el Distrito Federal, específicamente, aparecen 20 organizaciones de plagiarios por año. De lo anterior se desprende que las autoridades son incapaces de frenar ese tipo de delito, uno de los más deshumanizados por todo lo que ello implica: privación ilegal de la libertad, tortura y muerte.
El problema se agravó porque los cárteles de la droga ampliaron sus actividades delincuenciales al plagio y a la extorsión.
El secuestro afecta ahora a la población en general. Nadie está a salvo de los delincuentes de sufrir un secuestro que tiene diferentes maneras de aplicarse: el exprés o el prolongado. Ambos fatales.
Cuando se conocen datos tan aterradores, salta la pregunta obligada sobre la aplicación de la ley en contra de esos plagiarios. De acuerdo con cifras oficiales del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) calcula 763 secuestros sin denuncia entre 2010 y 2012.
Por el momento, no se prevén acciones de las autoridades para frenar esa amenaza que pende sobre la población, sin importar condición económica o social.
LAS POLICIAS
Cualquier intento por depurar los cuerpos policíacos tendrá que empezar desde abajo. Ya se hizo costumbre que en cualquier hecho delictivo aparezca algún elemento de la fuerza pública.
Basta con informarse de los últimos acontecimientos, para confirmar que no importa el rango de los policías, estos participan de manera directa o indirecta en las actividades criminales. En algunas ocasiones como halcones, sicarios o jefes de las bandas de delincuentes. No contar con una policía honesta es uno de los factores que no permite que se avance en la guerra contra la delincuencia organizada.
Depurar los cuerpos policiacos, por lo que se ve, llevaría a dejar sin elementos a los cuerpos de seguridad.
La delincuencia organizada no tiene problemas para convencer a los policías para que trabajen para ellos. Basta con el ofrecimiento de mejorar sus ingresos económicos; y si esto no funciona, para eso están las amenazas de muerte.
Se tendrá que tomar en serio cómo se deberá actuar para contar con una policía municipal a prueba de “tentaciones”. Esta con salarios raquíticos, sin la preparación adecuada, es una de las partes más débiles de las autoridades en la lucha antidrogas.