Milán, un reflejo de la transición romana
¬ José Antonio López Sosa lunes 8, Oct 2012Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Milán, Italia.- Esta esplendorosa ciudad al norte de Italia, dentro de la región denominada Lombardía, emergió fundada por los celtas allá en los años 600 A.C. Fueron los romanos quienes la conquistaron cerca del 200 A.C. y rediseñaron una ciudad amurallada que guardaba en su seno un gran castillo, el de “Sforza”. La ciudad tenía varias puertas de entrada y todas conducían al castillo, en los primeros siglos de nuestra era albergó a la familia real -cuando Italia estaba dividida en varios reinos- y hoy día representa parte de la historia viva de la ciudad.
Milán es la segunda urbe con mayor población en Italia, poco más de 1 millón 300 mil habitantes conviven a diario en su zona metropolitana. Fue cuna del socialismo italiano, así como del fascismo impulsado en la primera mitad del siglo XX. A lo largo del tiempo, Milán ha representado la vanguardia en muchos sentidos para la sociedad italiana. Su ubicación entre los Alpes y los Apeninos le da un clima privilegiado en la región.
El antiguo castillo hoy en día se ha convertido en una serie de museos, en una parte de ellos se muestra el arte sacro desde los primeros siglos y hasta nuestra época. Resulta impresionante entender a través del arte -particularmente las pinturas y esculturas- la transición de la religión politeísta romana a la monoteísta judeocristiana, el catolicismo de hoy en día.
Entendiendo el contexto histórico de la debacle del imperio romano y el oscurantismo de la Edad Media europea, se perciben en las piezas transformaciones que van poco a poco de los diferentes dioses romanos hacia la figura central cristiana representada por María y su hijo Jesús. En todas sus formas y colores la “maddona” y el “bambino” reflejan esa insistente voluntad de aquilatar la tradición pagana con una idiosincrasia basada en el sufrimiento y la abnegación. ¿La voluntad por controlar a un pueblo?, ¿una intentona por recobrar la fuerza del destruido imperio romano mediante el chantaje moral?, no lo sabemos, pero éste es el origen de la evangelización que siglos más tarde padecieran nuestros pueblos originarios en América. La Basílica de San Ambrosio es una muestra viva del origen del cristianismo en Europa, data del año 300 de nuestra era aproximadamente, fue edificada fuera de los grandes muros de la ciudad de Milán y hasta el día de hoy presta servicios religiosos.
En las calles de Milán se respira esa historia, esa evolución europea -para bien y para mal, dependiendo del punto de vista desde el que se mire-, sus plazuelas y edificios reflejan un pasado que se combina con la Italia del siglo XXI, esa que sortea la crisis europea y mantiene pujante su economía y su marcha adelante.
La vida nocturna en Milán es sofisticada y pluricultural, por algo las tendencias de la moda tienen que ver con Italia y con esta ciudad. La vestimenta que en otras latitudes representa casi nada aquí es importante y se demuestra entre hombres y mujeres, sumado a la belleza de las mujeres en el norte de Italia dan una combinación perfecta entre glamour y finura.
Sobra decir que el buen vino y la buena comida son constante en Milán, desde pequeños cafés hasta sofisticados restaurantes conjugan la cocina italiana con las buenas cepas de la región. Así pues Milán sorprende desde que uno da los primeros pasos, en nuestro caso desde la estación del tren “Puerta Garibaldi” y hasta el aeropuerto “Malpensa”, donde nos disponemos a volar con rumbo a Atenas, Grecia, la cuna de la República y la democracia, el país que vive ahora literalmente colgado de la unión europea esperando su rescate.
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