Famiglia
Francisco Rodríguez lunes 8, Oct 2012Índice político
Francisco Rodríguez
¿Fue el Santino Sonny Corleone asesinado para golpear a la famiglia priísta? ¿Una vendetta por la muerte de un sobrino del capo del cártel de Los Zetas? ¿Para evidenciar las fisuras y no pocas traiciones al seno de la llamada “familia revo lucionaria”? Los pleitos de familia, y este sin duda lo es, no suelen ser los más pacíficos precisamente.
Sobre todo donde, como en México, existe un Estado débil que ha perdido los controles judiciales, sociales, patrimoniales y administrativos ya colapsados desde hace un buen rato.
Sonny Corleone -de acuerdo a la genial novela de Mario Puzo– fue entregado por colaboradores de su padre, Don Vito, a quienes lo acribillaron en una garita de peaje de una carretera entre New Jersey y New York. A José Eduardo, hijo de Humberto Moreira, también parecen haberlo “puesto” policías del gobierno que encabeza el tío Rubén, para que fuese asesinado en un camino rural aledaño a Ciudad Acuña.
Quiebre o nuevo punto de partida. Hemos llegado ya al momento, anunciado por el experto Edgardo Buscaglia, de que la violencia criminal lleve a los políticos a las agencias funerarias para velar a los suyos y que, en opinión del investigador uruguayo, asesor de la ONU, fue lo que en Colombia llevó a que ahora haya mejores saldos de seguridad.
Dice Buscaglia que el país sudamericano llegó a tal “umbral del dolor, a un nivel de hartazgo social que no solamente abarcó al promedio de los ciudadanos colombianos, sino que tocó directamente a la misma élite político-empresarial que había generado este monstruo de delincuencia organizada, que lo había alimentado y que se vio a sí misma siendo devorada por esa delincuencia organizada que ya competía para controlar al poder político a través de asesinatos de jueces, candidatos presidenciales.
Y cuando la élite que había favorecido el crecimiento de estos grupos criminales vio que se estaban devorando a su mismo seno, a su misma élite, pasaron a formar parte del problema a formar parte de la solución.”
Ya afectada la famiglia priísta, ¿es el asesinato de José Eduardo Moreira Rodríguez el detonador de una estrategia que conlleve al cese de la violencia criminal en el país? No es posible saberlo todavía. Pero ojalá.
Lo que sí sabemos es que los distintos grupos criminales que actúan en el país consiguieron crecer, empoderarse, trascender exponencialmente durante los últimos años, gracias a la acción y a la omisión de los llamados poderes públicos.
La estúpida guerra -sin inteligencia- de Felipe Calderón en contra de (casi) todos los delincuentes es del todo contraproducente. Hoy hay más cárteles. Tienen más recursos, más armas, más influencia. Son cada vez más violentos.
Lo peor es que las instancias públicas sostenidas con el dinero de los contribuyentes son, también, cada vez más ineficientes, más permeadas por los delincuentes y, claro, más corruptas.
Es también éste un pleito de famiglie. De la famiglia delincuencial enfrentada a la famiglia gubernamental. Y viceversa.
De la famiglia Moreira, entre ellos mismos.
Y de todos aquellos que, en otras famiglias, usaron y abusaron del padre doliente, Humberto, para treparse al poder y que hoy lo quieren lo más lejos posible, porque atrae la desgracia, el mal agüero.
Falta ahora encontrar al Michael Corleone, el menor de los hijos del don, para que vaya a acabar con el capo de enfrente, Sollozzo, y con el capitán de policía McCluskey… así y le cueste un exilio de muchos años.
La disputa por el poder es más que evidente. Estamos en presencia de pugnas entre famiglie políticas y delincuenciales que buscan incrementar su influencia y posiciones, en vísperas de que el PRI asuma el poder presidencial de nueva cuenta.
Nada nuevo, salvo que aquí los reacomodos y enfrentamientos en buena medida empiezan de cero si se comparan con los poderes y privilegios conservados y reproducidos en los últimos 12 años por la clase gobernante panista, algunos de cuyos actores han sido y serán identificados por sus lazos con el poder criminal.
Índice Flamígero: En el 2009, cuando Antonio Ortiz Mena fue honrado póstumamente con la Medalla Belisario Domínguez, el entonces presidente del instituto que lleva el nombre del prócer de Comitán, Chiapas, el ahora diputado Manlio Fabio Beltrones dijo: “el México que soñó Belisario Domínguez, era un México donde las diversas corrientes políticas no se mataban entre sí ni se acallaban o suprimían unas a otras; un México donde la política se rigiera por el valor supremo de la tolerancia…”. + + + Faltan 53 días para que concluya el sexenio de la impunidad a los delincuentes.