Latinoamérica
¬ Juan Manuel Magaña martes 2, Oct 2012Política Spot
Juan Manuel Magaña
Los presidentes electos han elegido a países de América Latina para hacer su primera gira al exterior.
Ha sido por un motivo nada más: hacer creer que no están o no estarán sujetos a los dictados del imperio.
Hasta había un chiste que se hizo clásico: el de Luis Echeverría que decía que al conducir un auto, prendía la direccional derecha para acabar por dar vuelta a la izquierda. Así de enrevesado.
Y así en días pasados Enrique Peña Nieto visitó Guatemala, Colombia, Brasil, Argentina, Chile y Perú, precisamente en momentos en que el país más ha sido entregado a las directrices de Washington en aquello de la supuesta guerra al narcotráfico.
El asunto plantea de entrada dos interrogantes: Cuál va a ser en realidad la relación con los Estados Unidos y cuál con Latinoamérica.
No es posible contestar nada en firme por ahora. Sólo se puede tratar de analizar el asunto desde distintos ángulos: el económico, el político, el cultural, el geográfico.
La historia nos ha hecho más norteamericanos que latinoamericanos, pese a todos los agravios que hemos recibido del vecino del norte, comenzando por la separación de Texas. Y no se diga la extrema dependencia económica.
Y encima, los nefastos resultados del TLC. Además, ya somos un país epicentro de las drogas (qué paradoja) y aquí el consumidor siempre tiene la razón.
Los dichos hablan por sí mismos: pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos… Lo que allá es catarro, aquí se vuelve pulmonía…
Cambiar esta situación, de fuera de las murallas de Roma, es prácticamente imposible, o lo será por mucho tiempo.
Por eso queda la pregunta de qué se pretende con acercarse a los latinoamericanos, fuera de ir a tomarse un cafecito y la foto.
Porque allá también ya se la saben, se han dado cuenta de cómo queremos utilizarlos y en sus verdaderos planes de futuro no nos incluyen.
Ellos han hecho ya su vida aparte. Les ha de parecer curioso que nuestros políticos establezcan una rutina inservible y costosa.
Así que cabe esperar que Peña Nieto sí tenga una idea clara de lo que ya empezó. Y eso sólo el tiempo podrá demostrarlo.