Se hunden las alianzas PAN-PRD
Roberto Vizcaíno lunes 26, Abr 2010Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Por tendencias electorales, circunstancia política, recuperación partidaria y candidatos, los expertos en operación electoral advierten que sólo en Hidalgo existe cierto riesgo para el candidato del tricolor
Lo dijeron muchos, no sólo del interior del PRI, que las alianzas electorales PRD-PAN fracasarían.
Son “antinatura”, manifestó el experimentado senador sonorense, coordinador de la bancada de los tricolores en el Senado, Manlio Fabio Beltrones; son una aberración, expresó por su parte el ex líder del PRD, Leonel Cota Montaño; son casi un fraude electoral, opinó el secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont… “Me dan asco”, espetó Diego Fernández de Cevallos.
Las descalificaciones llegaron de todos los rumbos ideológicos desde donde opinaron en contra Andrés Manuel López Obrador, Alejandro Encinas, Cuauhtémoc Cárdenas, Manuel Espino, Beatriz Paredes y decenas más.
Bueno, hasta Felipe Calderón puso en duda las alianzas entre su partido y los de la izquierda, donde su nombre va inevitablemente ligado al calificativo de “espurio”. Prácticamente, los únicos que las defendieron fueron César Nava, Jesús Ortega y los ex priístas beneficiados con ellas.
La primera llegó por Durango para lanzar a José Rosas Aispuro, quien ese día se levantó todavía como un priísta más y por la tarde ya era pan-perredista.
Los dirigentes del PAN y PRD, César Nava y Jesús Ortega, iniciaban con la captura y lanzamiento de Rosas Aispuro, el viejo recurso de aprovechar los rompimientos internos del PRI para hacerse de candidatos con los que ellos no cuentan en esos estados.
Luego vendrían las alianzas PAN-PRD y otros en Hidalgo, para lanzar a Xóchitl Gálvez; en Oaxaca, para ir con el ex priísta relanzado Gabino Cué (ya que hace 6 años sumaron sus fuerzas con Gabino y fracasaron frente al priísta Ulises Ruiz); en Puebla, para apoyar a Rafael Moreno Valle; en Quintana Roo, para ir con Gregorio Sánchez y en Sinaloa, para ir conjuntamente con Mario López Valdés.
Pese a los negros pronósticos de unos y otros, las alianzas se firmaron y siguieron adelante.
Pero -ya sabe usted que siempre hay un “pero”-, pronto han comenzado a hacer agua, como dicen los marinos cuando se comienza a hundir la lancha, el yate o el barco.
Durante este fin de mes de abril y a días que se realice la inscripción oficial de todos ellos ante los institutos electorales locales en cada una de las seis entidades donde competirán por la gubernatura contra candidatos priístas, las alianzas han entrado en crisis en varios de ellos.
En Oaxaca, donde algunos hacen malabares y funden percepciones con datos electorales para concluir que Gabino ahora sí le puede ganar al candidato del tricolor, la alianza ha comenzado a ser hundida por los propios militantes y dirigentes medios de los partidos que forman la alianza.
Me explico:
– En Oaxaca, la alianza PAN-PRD y otros, prevé que se lance conjuntamente al candidato a gobernador, pero también a los 42 aspirantes a diputados locales, así como a los 152 candidatos para competir por las presidencias municipales que no forman parte de las de usos y costumbres.
– En otras elecciones, cuando el PAN, PRD y la otra morralla no hicieron alianza, entonces cada partido lanzaba a sus propios 195 candidatos, pero ahora que van juntos, entonces esos 195 cargos deben ser repartidos entre aspirantes de todos los partidos firmantes de la alianza. El caso es que los aspirantes de cada uno de los partidos a esos 195 cargos en juego en esta elección, no aceptan que esos puestos sean dados a los del otro partido y ahora en Oaxaca los del PRD, PAN, Convergencia y PT andan agarrados de la greña para no dejar pasar a los precandidatos de las otras agrupaciones políticas.
¿Cuál es el problema final?, en caso de que las dirigencias logren convencer a los suyos que tal o cual candidatura debe ser entregada a los del otro partido, entonces se van a enfrentar al hecho de que los que resulten marginados van a hacer campaña contra quienes les ganaron los espacios.
Y eso mismo se va a repetir en el resto de las entidades donde se firmó la alianza, a saber: Oaxaca, Durango, Hidalgo, Puebla, Quintana Roo y Sinaloa.
En términos simples se puede hablar de una ruptura en el fondo de las alianzas.
Pero los problemas no terminan ahí para los dirigentes del PAN y PRD, pues resulta que en Sinaloa el lanzamiento conjunto del ex priísta Mario López Valdés, popularmente conocido como Malova, es repudiado por los blanquiazules.
El rechazo ha llegado a tal grado en el panismo de base, que se ha iniciado una abierta y profusa campaña para votar en blanco en lugar de hacerlo por el ex priísta.
El fuerte rechazo contra Malova se expresó duramente el domingo pasado, cuando el PAN tuvo que realizar una votación entre militantes para darle oficialmente la candidatura blanquiazul a López Valdés, conforme lo establecía su propia convocatoria, y se encontraron con que de 37 mil 481 militantes que forman el padrón de activos y adherentes, sólo votaron 11 mil 762 por el ex priísta.
Si se pudiera tomar esa elección interna como un referendo blanquiazul contra la alianza PRD-PAN, el resultado final significa simple y llanamente que a Malova lo rechaza el 69 por ciento de la militancia panista sinaloense.
¿Cómo le van a hacer después de esto los aliancistas perrepanistas y Malova para derrotar al igualmente popular alcalde de Culiacán y exitoso empresario Jesús “El Chuy” Vizcarra?
Pésimo asunto. Y así andan también en Puebla, donde el ex priísta Moreno Valle también es repudiado por una buena parte del panismo que estaba con otros aspirantes y en otros círculos donde lo perciben muy, pero muy cercano a la lideresa vitalicia del SNTE y propietaria del Panal, Elba Esther Gordillo, mejor conocida como “La Maestra”.
Ni qué decir que Rosas Aispuro anda en Durango peor que todos los demás, al grado de que en lugar de Rosas algunos dicen que deberían decirle “grises“.
En fin, así las cosas en Hidalgo durante el fin de semana la alianza perrepanista entró en crisis al presentarse el ex presidentes Fox a hacer campaña por su ex colaboradora Xóchitl Gálvez. De inmediato brincó el líder del PRD, Jesús Ortega, para advertirle al ex presidente, a sus aliados del PAN y a la misma Gálvez, que en esa cancha no cabe Fox.
El llamado lo resintió inmediatamente Xóchitl, quien ha dicho públicamente que su posible triunfo está ya resentido por la salida de su ex contendiente interno, el senador José Guadarrama.
Y todo esto se da cuando todos saben que el próximo 4 de mayo arrancan oficialmente las campañas de los 15 procesos electorales en igual número de estados en el país, 12 de los cuales, como ya lo apuntamos arriba, son para renovar gobernadores.
Esas campañas tendrán su clímax el 4 de julio cuando se espera que lleguen a las urnas entre un 50 y un 55 por ciento de los 26 millones 483 mil 396 electores registrados en el padrón electoral de esas 15 entidades federativas.
En las seis entidades con alianza electoral entre el PAN y PRD, en 4 los candidatos son ex priístas y sólo en Hidalgo y Quintana Roo los abanderados son del PAN y del PRD, respectivamente.
Pero por todo lo narrado aquí y lo que salga en los dos meses siguientes, los triunfos de los aliancistas se ven lejanos. La pregunta en serio es: ¿En cuáles de estos estados existe un riesgo real de derrota para el PRI?
Bueno, por tendencias electorales, circunstancia política, recuperación partidaria y candidatos, los expertos en operación electoral advierten que sólo en Hidalgo existe cierto riesgo para el candidato del tricolor.
Eso significa que de 9 entidades gobernadas por priístas en 8 no advierten posibilidades de derrota.
Esa es la conclusión real.